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Personaje

Enrique Rojas: reflexiones de un psiquiatra bestseller

Enrique Rojas: reflexiones de un psiquiatra bestseller

El reconocido psiquiatra regresó a Chile -por segunda vez este año- para presentar la nueva edición de su libro “Remedios para el Desamor”. Aquí, el español reflexiona sobre el éxito de su hija Marian Rojas Estapé, los desafíos de las nuevas generaciones y su visión del amor en tiempos modernos. “Una frase que yo repito constantemente es: solo quien es libre, es capaz de comprometerse”, asegura.

Por: Catalina Vicuña | Publicado: Viernes 9 de mayo de 2025 a las 10:00
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Enrique Rojas está nuevamente en Chile. Luego de su visita el pasado 11 de abril para asistir al evento Mentes Expertas, el reconocido psiquiatra de origen español volvió al país esta semana para presentar la edición “revisada, actualizada y ampliada” de Remedios para el Desamor (Planeta), libro que lanzó originalmente en 1990 y que hoy acumula más de 500.000 ejemplares vendidos. 

Catedrático, charlista y ganador de importantes reconocimientos en España por su trayectoria en el mundo de la investigación y la psiquiatría (como el Premio Conde de Cartagena de la Real Academia de Medicina en Madrid y Médico Humanista del año en España) el español de 76 años ha escrito más de 20 libros sobre temas clínicos y autoayuda, varios de ellos -en repetidas ocasiones- considerados dentro de los bestsellers.

Pese a una apretada agenda durante su visita en Chile, aquí el psiquiatra responde y conversa con DF MAS sobre varios temas contingentes: cómo vive el éxito de su hija Marian Rojas Estapé (también psiquiatra y autora de varios libros exitosos), cómo enfrentó el fallecimiento de su único hijo hombre a los 2 años y cuál es su opinión sobre las nuevas generaciones. 

"Tengo una gran pasión por este país”, asegura Enrique Rojas. “He escrito durante mucho tiempo en el cuerpo del domingo de El Mercurio. Trabajé durante bastantes años con Cristián Edwards, el presidente. Luego tuve una gran relación con Jorge Edwards, el escritor chileno. También soy un gran seguidor de la literatura chilena”, cuenta. 

La familia Rojas-Estapé

Junto a la agente de bolsa y notaria española, Isabel Estapé, Enrique Rojas tiene 4 hijas. Cristina, quien es abogada de profesión; Almudena, carmelita de claustro del Monasterio de La Encarnación de Ávila; Isabel, periodista y psicóloga; y Marian, psiquiatra y autora de “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” (2018), “Encuentra tu persona vitamina” (2021) y “Recupera tu mente, reconquista tu vida” (2024), exitosas ediciones que hasta hoy han sido traducidas a 15 idiomas y que acumulan más de 3 millones de ejemplares vendidos.

-Su hija Marian pasó por Chile justo hace un año, en mayo de 2024, presentando su último libro “Recupera tu mente, reconquista tu vida”. Su visita al país fue un éxito total, que estuvo marcado por larguísimas colas de gente que querían asistir al lanzamiento… ¿Cómo vive esa masividad que ha alcanzado su hija? 

-Mi hija Marian ha hecho una cosa que es muy interesante, que ha sido llevar la psicología y la psiquiatría a la calle. Y la verdad es que me pone muy contento y eufórico el éxito que ha alcanzado porque ella empezó conmigo en el mundo de la psiquiatría. Con 18-19 años Marian se sentaba conmigo en el Instituto Rojas-Estapé y me hacía preguntas como: 'Papá, ¿qué es una depresión?, ¿qué es la ansiedad?, ¿que es el estrés?, ¿qué es una crisis de pánico? Entonces, para mi, como padre, es realmente una alegría muy grande ver la resonancia que ha alcanzado mi hija. 

Rojas menciona el Instituto Rojas-Estapé, centro del cual participa como director y en el que además trabajan sus hijas Isabel y Marian. En el lugar, a través de prácticas como la farmacoterapia, la psicoterapia, la laborterapia, la socioterapia y la biblioterapia, padre e hijas -y un equipo de más profesionales- se tratan a pacientes clínicos en temas como depresión, ansiedad, trastornos de personalidad, reacciones adaptativas y crisis de pareja.

Ante la pregunta sobre cómo es trabajar con sus hijas, el psiquiatra español asegura: “Nosotros tenemos una familia que está bastante bien estructurada y tenemos una relación muy buena. Hemos conseguido una ecuación que funciona muy bien entre todos. En mi casa mando yo, pero se hace lo que dice mi mujer”, dice, bromeando.

Y añade: “El pasado 26 de abril tuvimos un curso de inteligencia emocional en el Teatro Príncipe Pío de Madrid, al que asistieron 1500 personas. Piense usted que el evento lo organizó mi mujer, lo presentó mi hija Cristina y yo junto a mis hijas Marian e Isabel fuimos los oradores. Era la familia Rojas-Estapé dedicada full-time a explicar ciertos temas con los que trabajamos”.

-Si hablamos de usted y su trabajo como autor y psiquiatra, algunas personas pensarían que sus libros podrían denominarse como una psiquiatría más POP, por el tipo de portada que tienen, por ejemplo. ¿Cómo se identifica usted? ¿Cómo describiría a Enrique Rojas y su trabajo? 

-Yo soy un psiquiatra humanista que trata de llevar la psiquiatría a la calle. Me interesa que la gente sepa que el psiquiatra no es un médico de los locos, de los enfermos mentales, de la gente que está mal de la cabeza, como se pensaba años atrás, sino que es el médico de la conducta. La psiquiatría es una rama más de la medicina y la ventaja del psiquiatra es que es el médico más humanista que existe. Si hay un lugar donde el humanismo se expresa de forma notoria, debe ser en el psiquiatra. 

Foto: Verónica Ortíz 

Acercarse a las nuevas generaciones

-Durante el último tiempo ha sido invitado a varios espacios que involucran jóvenes…¿Le interesa particularmente conversar con las nuevas generaciones?

-Sí, por supuesto. En la Universidad de Madrid o en los cursos que doy, siempre quiero que asista gente joven. Hace poco fui al podcast New Project donde éramos yo y dos chicos de 22 o 23 años. Ellos fueron a mi casa de Madrid y me preguntaron por la sexualidad, los hijos, la familia, el amor, el desamor, y quedaron impresionados. Estuvimos hablando casi dos horas de temas de la actualidad. Fue una conversación que tuvo mucha resonancia en la gente.

-¿Hay algo que haya aprendido de esta generación?

-La frescura, la apertura, el estar abierto a cualquier innovación. Los jóvenes tienen la capacidad de observar un ángulo que yo no tengo por mi edad, pero que demuestra cómo ha cambiado la sociedad. En este momento hay una serie de enfermedades nuevas que no existían hace 30 años. La anorexia, la bulimia, la ortorexia (obsesión por comer sano) y la vigorexia (obsesión por la imagen corporal). Con Internet y las redes sociales, existe una escena nueva: la obsesión por la estética corporal. En las redes sociales todas las personas que aparecen son guapas, delgadas, escuálidas, perfectas, cuando, en realidad, para el ser humano la belleza más importante es la interior. 

-¿Y cree usted que eso afecta más directamente a las generaciones jóvenes?

-Sí, porque piense usted el bombardeo de información que existe. Mi hija Marian habla mucho de la cultura de la inmediatez. Un joven de 20 años dice: 'Yo lo quiero todo y lo quiero ya'. Entonces, ¿qué ocurre? Hemos pasado de buscar el sentido de la vida a buscar solo sensaciones esporádicas. Internet, Instagram, TikTok hacen a los jóvenes pensar: ‘Quiero saltar, después subir, ahora bajar. No quiero perderme nada’. Por lo mismo, mi hija Marian y yo insistimos en la importancia de aprender a aplazar la recompensa.

-Muchos la denominan como “la generación de cristal”...

-Es que estamos hablando de una generación que no sabe prescindir de nada. Mis dos hijas tienen una gran disciplina con respecto al tiempo, es decir, aprovechan el tiempo de forma heroica y yo las he incitado mucho a publicar, a escribir, a estudiar y aprender constantemente. Ese es un concepto importante para las generaciones más jóvenes: no bajar la guardia en cuanto al bombardeo de información que uno recibe.

El olvido y la paz

-Usted ha mencionado en varias ocasiones que la felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria. ¿Cómo llega a esa afirmación y cómo lo aplica usted en su vida? 

-La buena salud es estar en forma, luchar por sacar lo mejor de tu persona. Y la mala memoria es cerrar las heridas del pasado. A todos nos han pasado cosas fuertes. Yo tengo cuatro hijas, pero tuve un hijo -el único hombre- que se llamaba Enrique. Cuando él tenía dos años se cayó en la piscina de casa y se ahogó. Mi mujer estuvo un año llorando. ¿Qué quiero decir? Superar las adversidades es algo fundamental. El olvido de lo negativo. Me preguntaba hace poco una periodista en la televisión: 'Doctor, ¿y si uno no puede olvidar lo malo?'. Pues bien, en ese caso uno se convierte en una persona agria, amargada, resentida, dolida y echada a perder. Lo importante en estos casos es ir al pasado, perdonar y luchar por olvidar. El olvido no es un botón que puedes apretar de la nada, pero una vez que lo logras, te vuelves lleno de paz. Te liberas. 

-Y prácticas como estas, ¿se aprenden de la experiencia o más bien de los libros?

-De la vida se aprende con la experiencia y con los libros. La cultura es libertad y la lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio físico es al cuerpo. Yo invito a mis alumnos y a mis pacientes a apagar la televisión, el móvil, las redes sociales. Si haces eso, dirígete a un buen libro. Hoy conversaba con la escritora María Dueñas sobre la importancia de la lectura de un libro de historia, de arte, ni hablar de un libro de psicología. La buena lectura te cambia". 

Rojas añade: "Yo tengo un libro que se llama “Cinco Consejos para Potenciar la Inteligencia”. Este libro ha tenido una resonancia enorme en muchos sitios. Estos consejos son: el orden, en mi cabeza, en mi habitación, en mi horario; la constancia, la perseverancia en lo pequeño; la voluntad, la capacidad para ponerse objetivos concretos; la motivación, que puede ser física, profesional, psicológica, cultural, espiritual; y la capacidad de tomar nota. Desde hace 40 años llevo conmigo un block pequeño de notas en el que apunto de todo”. 

-Hoy en día usted sigue atendiendo pacientes…¿Cuál diría que es la práctica con la que más le cuesta ser consecuente?

-Es complicado porque yo tengo muy pocas ideas en mi cabeza, pero muy claras. Yo como psiquiatra me paso todo el día viendo gente. Mañana vuelvo a Madrid y el viernes tengo que atender pacientes en mi consulta de 10:00 a 20:00 de la noche. Una de las primeras cosas que yo aconsejo a mis pacientes es “to find yourself”, encontrarte a ti mismo, que significa dar con las piezas clave de tu personalidad…

-¿Y eso es algo que usted lo domina en su vida personal?

-Es que yo tengo bastante conocimiento sobre mis limitaciones y mis posibilidades. Yo no tengo WhatsApp, por ejemplo, porque yo sé que no puedo llegar a más de lo que ya llego. No tengo tiempo. Y, a la vez, por decirlo de una manera, yo en Madrid tengo una tienda donde vendo serenidad, sosiego, paz. Y para vender tranquilidad, yo tengo que tenerla. Algo que yo aconsejo constantemente a mis hijas es aprender a decir que no con una sonrisa en los labios. Yo conozco muy bien mis limitaciones y no me salgo de eso. A mis años me he dado cuenta de que, el día tiene 24 horas y el tiempo no da más de sí.

El amor en tiempos de crisis

Cuando Enrique Rojas escribió la primera edición de su libro Remedios para el Desamor: cómo afrontar la crisis de pareja, fue en el año 1990. Desde aquella fecha, hasta hoy, explica el psiquiatra en el prólogo del libro, son varias las cosas que han cambiado en la materia. Por eso, asegura, consideró necesario lanzar una nueva edición “ampliada y retocada”, con 30 páginas nuevas. 

-Esta nueva edición llega en un contexto particular…Hoy en día se dice que los jóvenes se casan y/o se comprometen con una sola pareja cada vez menos y, al contrario, prefieren relaciones más esporádicas, que no impliquen compromiso total…

-Mi hija Marian y yo hemos descrito lo que se llama el síndrome de SIMON, que es el acrónimo de: Soltero e Inmaduro en lo afectivo, Materialista u Obsesionado con el trabajo, y Narcisista, con pánico al compromiso. Un chico de 30 años soltero, lo único que quiere es no casarse, no comprometerse. Pero una frase que yo repito constantemente es: solo quien es libre es capaz de comprometerse. Un joven no es libre porque está atrapado en hacer lo que le da la gana y no es capaz de sujetarse de nada. Un chico que es capaz de comprometerse…es un chico que vale.

-¿Y cómo se puede seguir apostando por el amor en estos tiempos de crisis? 

-Porque qué maravilla es encontrar una persona a la que uno le entrega los papeles del tesoro escondido. Eso es enamorarse. Entregar tu vida. Usted y yo algún día nos iremos a otro barrio, yo antes que usted probablemente, y el amor seguirá siendo el gran motor de la vida. Eso no cambiará.

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