Tomás Bercovich tiene un recorrido emprendedor. Dice que en la universidad, cuando los profesores preguntaban a qué querían dedicarse en el futuro, él era de los pocos que levantaba la mano para decir que quería crear un negocio. Hace veinte años, cuando esto no era tendencia. Viene de una familia emprendedora de origen ucraniano; su abuelo fundó una tintorería y un lavaseco.

En 2006, al terminar sus estudios su sueño era irse a vivir a Miami. Para eso, visualizó dos empresas con sede en la ciudad norteamericana: Bacardi y Lan (ahora Latam). Hizo su práctica en la firma de licores y fue el encargado de sacar al mercado Bacardi Flavors. Postuló a Lan y le ofrecieron un trabajo, pero en Chile.

Paralelamente, un tío arquitecto con negocios inmobiliarios le ofreció irse a trabajar con él. Ahí, dice que hizo todo tipo de trabajos; por ejemplo, le vendió una torre completa a Credit Suisse. Pero no era lo que buscaba. En ese momento, un amigo de la universidad le comentó que fue al cine y en una sala pensada para 280 personas, solo habían tres asientos ocupados. Había mucha capacidad ociosa.

En la universidad estudiaron revenue management (gestión de ingresos) e inspirados en el cambio de precios de los pasajes de avión y la predicción de la demanda futura, se pusieron a trabajar en un software para aplicar esto mismo en la industria del cine. Con la incertidumbre de si sería una buena idea renunciar a su trabajo estable, se tiró a la piscina y nació Cuponatic.

La startup en la que hoy está enfocado es Global 66, una fintech de remesas que nace en Londres con Cristóbal Forno. ¿La tesis? "Estamos convencidos de que la industria financiera no está cumpliendo su rol, sobre todo en Latinoamérica. En Estados Unidos hay 330 millones de personas y más de 5.000 bancos. En Latinoamérica son 660 millones de personas y hay menos de 300 bancos. O sea, hay 35 veces más bancos en Estados Unidos que en Latinoamérica por persona", dice el CEO. Por eso, buscan hacer un banco Global.

En esta empresa, es asesorado por el emprendedor argentino Wenceslao Casares, fundador de Patagon, ex miembro del directorio de PayPal y uno de los grandes precursores del Bitcoin. Fue gracias a él que Bercovich recibió una llamada del mítico inversionista de riesgo Douglas Leone, de Sequoia Capital, para obtener más información sobre su startup.