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Los chilenos en una de las startups que más crece en Silicon Valley

Los chilenos en una de las startups que más crece en Silicon Valley

Hace un mes una empresa de EEUU empezó a cotizar en la Bolsa de Nueva York. Se llama Samsara, está valorada en US$ 11.400 millones y cuatro chilenos han pasado por ahí. Actualmente están en seis países y no descartan aterrizar en Chile.

Por: Mateo Navas | Publicado: Sábado 22 de enero de 2022 a las 21:00
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La jornada del pasado 15 de diciembre partió temprano. Mientras el termómetro marcaba 7 grados de temperatura en Wall Street, los empleados de Samsara, antes de oficializar su IPO, se juntaron afuera de la Bolsa de Nueva York (NYSE) para sacarse fotos y videos.

A las 12 de la tarde la campana sonó y se concretó lo que llevó meses de trabajo y tramitaciones con la SEC (Securities and Exchange Commission), el organismo que regula y supervisa la bolsa de valores de EEUU. Luego, los mismos trabajadores se trasladaron hacia Times Square, donde se tomaron más fotografías con las decenas de pantallas con el logo de la empresa.

Y mientras la acción de la compañía saltaba 10% en su primer día en el NYSE, la bolsa de valores más grande del mundo, se fueron a celebrar: pasaron por cuatro locales nocturnos y luego terminaron en una fiesta privada en una terraza con vistas a la Gran Manzana.

Al festejo acudieron cuatro chilenos que fueron claves en la materialización de la IPO: Max Rencoret, Sebastián Ibáñez, Valentina Bustos y Tomás Lobo. Cada uno pasó por la firma y hoy tienen distintos cargos.

Samsara fue fundada en 2015 en San Francisco. Sus dos socios principales -los estadounidenses Sanjit Biswas y John Bicket- previamente crearon Meraki, una startup de TI que fue vendida a la telcom Cisco en 2012 por US$ 1.200 millones. ¿Su negocio actual? Los sensores, o como ellos lo llaman, el internet de las cosas, un concepto que interconecta a distintos objetos cotidianos para generar procesos inteligentes. Su principal industria es la logística: instalan dispositivos en camiones que son capaces de grabar, medir temperatura, tiempo y ubicación para tener control de los trayectos.

“Los sensores tienen la capacidad de captar una diversidad de elementos, pero la verdadera tecnología está en el software. Ocupamos la información extraída por el sensor y predecimos si el conductor va a chocar, si tiene sueño o está perdido”, dice Tomás Lobo, el segundo chileno en llegar a Samsara.
¿Pero cómo una de las empresas con más crecimiento en Silicon Valley llegó a tener cuatro chilenos en altos puestos? Esta es la historia.

La práctica y la oferta

Tomás Lobo prefiere contar la historia larga para justificar su llegada a Samsara. Al egresar de Ingeniería Civil en la PUC se fue a vivir a Asia, donde estuvo dos años. Ahí se inspiró y decidió volver a Chile a fundar una empresa tecnológica. Le puso Trending, una app que permitía comprar y vender cosas por el teléfono. En paralelo, comenzó a trabajar en una consultora (Virtus Partners). Ahí le recomendaron que hiciera un MBA. Postuló y quedó en el MIT.

Pero antes de comenzar, decidió hacer una práctica pre-MBA, algo muy común en Estados Unidos. Postuló a Samsara y quedó. “No conocía mucho la empresa, pero sí sabía que los cofundadores habían sido muy exitosos en el pasado”, reconoce. “Éramos vecinos de Uber, Airbnb, todas las grandes empresas estaban ahí al lado”.

Por ese tiempo (marzo de 2017) la empresa estaba recién comenzando. Valía unos US$ 200 millones, tenía menos de 50 empleados y operaciones solo en Estados Unidos. Hoy, su capitalización bursátil supera los US$ 11.400 millones, tienen más de 1.800 trabajadores y operaciones en EEUU, México, Canadá, Inglaterra, Francia y Alemania. De hecho, el año pasado fueron nombrados como la segunda compañía con mayor crecimiento en 2021 por el Financial Times.

Ya instalado en Silicon Valley, Lobo conoció al primer chileno en llegar a la compañía: Max Rencoret, quien hoy es VP del departamento de crecimiento.

A un mes de iniciar su práctica, recibió una oferta laboral de Samsara que lo obligó a elegir: o quedarse trabajando o irse a Cambridge, Massachusetts, para iniciar su MBA en el MIT. Eligió la primera. “Llamé a la universidad y cancelé mi máster allá. Me dieron el cargo de growth manager. Fui el segundo en ese puesto, después de Max Rencoret”, recuerda Lobo. “Tomé ese riesgo porque ya tenía ciertas luces de que a la empresa le iba a ir bien”.

El bendito equity

Lobo estuvo dos años con Max Rencoret en Silicon Valley. Juntos, se preocuparon de la adquisición de clientes y la generación de nuevos negocios. “Estábamos siempre buscando maneras de traer nuevos interesados”, recuerda el chileno.

En 2019, a dos años de su llegada, Lobo aceptó otra oferta: hacerse cargo de la llegada de Samsara a Europa. “Me ofrecieron liderar el equipo de crecimiento allá”, dice. Agarró sus maletas y se fue a Londres por otros dos años. Pero todo terminó en julio de 2021 cuando renunció a la firma. “Me pidieron que volviera a Estados Unidos, pero estaba muy contento en Inglaterra. Me salí y me estoy tomando un sabático. También estoy asesorando a otras startups de San Francisco”, apunta.

Pero a lo que Lobo no renunció fue a su propiedad en la empresa. “Mientras más temprano llegas a una startup, más capital te dan, porque no tienen mucho más que ofrecerte, no hay mucha estabilidad y caja. Fui afortunado de haber llegado muy temprano. Además, yo negocié. En su minuto dije que me bajaran el sueldo para que me aumentaran el equity. Fue una buena apuesta”, confiesa Lobo, quien agrega que cuando renunció sabía de todos los trámites para abrirse a bolsa. De hecho, en diciembre, cuando ya no formaba parte de la empresa, viajó a Nueva York a celebrar la IPO.

“Yo no retiré ningún peso cuando se abrieron a bolsa. Decidí mantener mi posición porque tengo mucha fe en el proyecto. Y además, estamos recién partiendo. Hoy estamos solo en la industria logística, pero en el futuro estaremos haciendo fábricas, construcciones y ciudades”, reconoce Tomás Lobo.

¿Llegarán a Chile?

El inicio de la pandemia no fue un buen momento para Samsara. “Nos asustamos porque las ventas se pegaron un frenazo. Pero luego se destrabó”, señala Lobo, quien agrega que justo estaban en su plan de expansión internacional y que tuvieron que limitar su aterrizaje a Europa: “Al principio queríamos llegar a 12 países, pero nos tuvimos que enfocar en tres”.

Respecto a su posible llegada a Chile, Lobo dice no se ha descartado. “De hecho, en México nos está yendo muy bien y un paso natural sería bajar a Sudamérica. Y por la presencia de chilenos en Samsara, no sería loco llegar hasta allá”, cuenta.

“Chile tiene un muy buen potencial como hub tecnológico. Hay talento, buenas universidades, espíritu emprendedor y acceso a capital. Hay muchas industrias tradicionales, como la pesca, minería y madera que están empezando a mirar hacia la innovación”, indica. Y agrega: “A Chile le faltaban éxitos, historias para que la gente empezara a dejar sus trabajos tradicionales. En 10 años más tendremos 30 unicornios chilenos”.

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