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Ángeles Romo, de SQM Ventures: "En general los corporate venture entran de manera tímida a la industria del capital de riesgo"
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En marzo de 2022 José Miguel Benavente asumió la vicepresidencia ejecutiva de la Corfo. A las pocas semanas le pidió a María de los Ángeles Romo que siguiera liderando, por un periodo más, Start-Up Chile, el programa de aceleración de emprendimientos tecnológicos del organismo estatal. Mientras estaban negociando recibió un llamado “de una persona muy alta en SQM”, comenta la ejecutiva chilena.
Contestó.
“Estaban con la inquietud de entrar al mundo del capital de riesgo, pero era un rubro desconocido para una compañía química y minera como ellos. A pesar de eso, tenían la necesidad de entender la industria e implementar un modelo que hiciera sentido”, recuerda Romo, sentada en una sala de reuniones del edificio corporativo de Soquimich, en El Trovador.
Romo aceptó la oferta y en un mes estaba en la minera no metálica. Entró sin nada, ni nadie. Era ella, sola, frente a una multinacional que quería entrar en el mundo del venture capital.
Los primeros meses los dedicó a estudiar el mercado -especialmente el de Corporate Venture Capital (CVC), en el cual ella no tenía experiencia directa, reconoce-, conocer las áreas de la firma y elaborar una metodología específica para entrar en la industria del capital de riesgo.
Se juntó con actores de la industria, como Güil (de Grupo Kaufmann), ABC Ventures (de Abcdin), Wind (de Copec) y CMPC Ventures. “Me senté horas, hice una lista larga, me senté con todos. Es una industria chica, pero muy generosa, todos dan consejos y comparten su experiencia, e incluso, deals”, comenta la ejecutiva.
En paralelo, tenía reuniones con el directorio de Soquimich y conversaba con distintos gerentes de la compañía, como Ricardo Ramos (gerente general) y Gonzalo Marin (director de M&A). También con el vicepresidente de Litio, Carlos Díaz. “Ellos están súper involucrados, preguntando siempre en qué estamos”. afirma.
El equipo, por ahora, es pequeño. En Chile son tres y, además, tienen scouts en Estados Unidos y Canadá, Holanda, China y próximamente Israel. Su trabajo: buscar empresas tecnológicas, con un negocio vinculado a SQM, y que estén interesadas en levantar capital.
A finales de diciembre la minera no metálica anunció el lanzamiento de SQM Lithium Ventures, un fondo VC de hasta US$ 40 millones destinado a invertir en empresas -nacionales e internacionales- que estén desarrollando proyectos con verticales de sostenibilidad, como agua, litio y electromovilidad.
Ese plan venía trabajándose meses antes. De hecho, originalmente era un fondo más pequeño solo para financiar Series A. Pero de forma unánime, dice Romo, el presidente del directorio, Gonzalo Guerrero, junto con el gerente general y toda la mesa, estuvieron de acuerdo en aumentar el tamaño del instrumento. “Me dijeron: ‘Mira, súper interesante, pero tenemos que abarcar toda la categoría de emprendedores’. Propusieron US$ 40 millones para entrar en la etapa temprana -a través de un programa de aceleración corporativa- y en la Serie A”.
En concreto, la iniciativa del CVC de SQM se divide en dos: por un lado, el programa de aceleración corporativa (que abrió postulaciones la semana pasada y las cerrará en abril) que seleccionará a 10 startups de todo el mundo en etapa temprana. No tienen que tener un nombre, estar constituidos legalmente o tener clientes. El único requisito es que estén relacionados con materias como agua, litio y electromovilidad. “Puede ser un PPT o una idea en una servilleta. Puede ser un alumno universitario o académicos, por ejemplo”, dice Romo. A cada firma seleccionada Soquimich le entregará un cheque por US$ 25 mil sin ningún compromiso de equity. Es decir, la firma chilena no entrará a la propiedad de las startups aceleradas.
Parte importante de este programa, que se está haciendo junto con Endeavor Chile, será en formato híbrido, pero estará anclado a Antofagasta, donde SQM tiene su principal operación. “Puede sonar muy romántico, pero creemos que Antofagasta es un ecosistema, un hub muy propicio para que emprendedores de todas partes del mundo vengan a probar sus tecnologías. Es como el Silicon Valley en su minuto”, explica.
El programa consta de cuatro meses donde los emprendedores tendrán sesiones teórico y prácticas con profesionales de SQM y mentores de la red global de Endeavor. También tendrán academias, sesiones 1:1, pilotos y visitas a la planta y laboratorios de Soquimich. Luego de eso, terminarán con un demo day en el que invitarán a fondos de venture capital, CVCs y Endeavor y Start-Up Chile.
La segunda parte es el caballo de batalla del CVC: la inversión en Series A (y follow on) en firmas constituidas, y que representa una continuación al área de M&A de SQM. “Incluso, si la empresa -luego de pasar por el área de VC- quiere seguir escalando a un siguiente nivel (y están abiertos a evaluar posibilidades de M&A), ahí estará esa área evaluando cómo apoyar el siguiente paso”, comenta la ejecutiva.
Las oficinas del CVC de SQM quedan en el cuarto piso del edificio corporativo de la compañía, en Las Condes. A diferencia de otros ecosistemas de emprendimiento, acá se respira formalidad. La mayoría de los trabajadores están con camisa y pantalón de vestir. Nada de shorts, poleras y gorros informales. A pesar de eso, Romo habla el mismo lenguaje que la industria y replica las conocidas prácticas del rubro venture.
Una de esas es la metodología para invertir en una startup: el primer paso es reunirse con los fundadores para evaluar la propuesta de valor. Ahí se fijan en el tamaño, el monto de inversión y si la firma tiene conexión con las verticales de negocio de SQM. “Si nos interesa, le mandamos un NDA y una hoja de compliance para saber quiénes son los fundadores y si es que tienen problemas legales”, explica la ejecutiva.
El segundo paso consta de una reunión para evaluar la propuesta técnica de la empresa. Si eso convence a SQM, pasan a evaluar el modelo de negocios. La startup que pase el filtro es analizada por un comité técnico que valida aspectos específicos. Luego se avanza al filtro de compliance y finalmente, el comité interno de inversión.
“Este proceso no debería tomar más de tres a cuatro meses. Ahora nos estamos acercando a la parte final y las primeras inversiones las deberíamos cerrar prontamente”, explica Romo, quien añade que una de las definiciones de este CVC es tener posiciones minoritarias de cada startup. No les interesa llegar y adquirir el 50% de una compañía. La idea, comenta la ejecutiva, es “acompañar y mantener el liderazgo de los fundadores. Cuando se toma una posición arbitraria ellos se anulan y se desaniman”.
Hasta ahora, tienen aproximadamente unas 50 startups en el proceso de evaluación y la mayoría son extranjeras. La idea del fondo es invertir en 10 startups en un plazo de cuatro años. Luego, tendrán otros cuatro años para la desinversión. Los follow on, aclara, no están considerados en el fondo de US$ 40 millones.
“En general los corporate venture capital entran de manera tímida a la industria del capital de riesgo. Porque es natural, vienen del mundo más tradicional, más conservador. Entonces cuando tú les dices: ‘Mira, vamos a invertir en esta empresa, y puede ser que multipliquemos por 10 o por 100, o por 0’. Así no es cómo una compañía tradicional evalúa los proyectos”, dice Romo.
Justamente por esto, agrega la ejecutiva, es “difícil que los CVC se avalanchen y digan: ‘Vamos a entrar con todo, riesgo completo’”.
De hecho, complementa, “cuando yo lo presenté al directorio, la primera decisión fue: ‘Vamos a tomar una decisión arriesgada con este proyecto, queremos tomar ese riesgo’. Yo les decía: ‘Acá podemos ganar y multiplicar por varias veces y apoyar a varios emprendedores, pero también nos puede ir pésimo. Y es una decisión súper consensuada y estratégica de hacerlo en serio”.
“Si no te conviertes en lo que el emprendedor requiere, te quedaste fuera del mercado”
Existe un consenso en la industria del emprendimiento chileno en que los CVC nacionales no han estado a la altura. Muchos expertos, que prefieren hablar bajo reserva, comentan que les falta la “disciplina” que tienen los fondos tradicionales, que se dedican 100% a este negocio.
“Muchas empresas hacen una o dos inversiones y después dejan de invertir en un año completo. Eso no sirve y es perjudicial para su negocio, pero también para la industria”, comenta un inversionista. Y agrega: “La gran mayoría no tiene una hoja de ruta definida, tampoco un presupuesto o comunicación directa con el directorio. Mientras eso no ocurra, no creo que este rubro escale”.
Sobre esto, María de los Ángeles Romo opina: “Cuando hablamos de CVC es importante que la velocidad sea un elemento crítico. Es una industria que llegó, se instaló. Si tú quieres comportarte como CVC tienes que entrar a la velocidad que el venture capital te exige. Si al final del día tú eres menos competitivo, menos interesante, más lento, más draconiano, vas a terminar no invirtiendo y sin casos de éxito. Si no te conviertes en lo que el emprendedor requiere, te quedaste fuera del mercado”.
A pesar de que algunos CVC llevan meses (e incluso años), muchos no han anunciado inversiones (como Ripley). El CVC de Falabella ha tenido sólo un puñado de apuestas, mientras que el de ABCdin entró sólo a VitaWallet. Lejos del mundo del retail, las oficinas de capital de riesgo del mundo industrial, como CMPC, experimentan un aspecto similar.
El caso contrario, y que la mayoría de los emprendedores celebran, es Copec, que decidió contratar un equipo profesional en San Francisco y desarrollar una misión concreta: tienen un fondo definido, expertos y un análisis complejo del mercado.
La industria que todavía no ha innovado en el mundo del capital de riesgo es la de finanzas. Bice es de las pocas compañías que ha armado un equipo de CVC, pero en la industria se comenta que existen “muchos” otros bancos que están evaluando desarrollar uno.
-En la década pasada SQM fue protagonista de distintas polémicas, como el caso de financiamiento irregular a la política. ¿Creen que eso pueda afectar su negocio? Por ejemplo, ¿que empresas chilenas no quieran tener a Soquimich como inversionista?
-Los emprendedores buscan a quienes le puedan agregar valor y quienes realmente les pueden permitir escalar. Son prácticos y reconocen cuando están sentados al frente de alguien que te puede ayudar a explotar el negocio. Y no estoy diciendo que nosotros seamos o no seamos, estoy diciendo que para unos seremos y para otros no seremos. Y está perfecto. Ese es el principal desafío.
La elegida para dirigir el buque de SQM fue María de los Ángeles Romo, ex gerenta corporativa de Start-Up Chile (ahí implementó ScaleX) y otrora directora ejecutiva de la oficina local de Endeavor. Antes armó la primera red de inversionistas ángeles de Chile (en la Universidad Adolfo Ibáñez) y fue senior analyst de T-Up, una incubadora de negocios de la universidad neozelandesa Victoria Link.