Por dentro
La sofisticada industria de las falsificaciones que toma fuerza en Chile
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
400 mil kilos de arroz importados desde Paraguay. O miles de zapatillas blancas sin marca desde Taiwán. 200 mil poleras de colores neutros desde Perú. Importaciones de este tipo son indetectables para que las autoridades denuncien que hay ingreso de productos ilegales al país.
Y es que ese arroz, zapatillas o poleras, luego ingresan a un sofisticado proceso de maquilación y terminan siendo vendidas en plataformas de comercio electrónico, ferias libres y hasta en comercios establecidos con reconocidas marcas del mercado local impresas en su superficie. Según ha detectado la PDI, en Chile hay verdaderos holdings de fabricación cada vez más profesionalizados y jerarquizados.
La semana pasada, gracias a una denuncia de Nestlé, el Sernac alertó que se estaban vendiendo supuestas recargas de café instantáneo Nescafé de 50 gramos. La firma advirtió que ese producto no existe y que incluso la etiqueta estaba desactualizada hace cinco años.
Sólo el año pasado, se hicieron 2.124 denuncias al Ministerio Público sobre posibles falsificaciones. Y la investigación judicial tarda en torno a 539 días. Pero, además, las penas son bajas y poco disuasivas para este delito, dicen expertos.
El 2023 Aduanas incautó 4.243.273 unidades de productos falsificados. En este concepto aparecen vestuario, calzado, juguetes y accesorios de tecnología, entre otros. Además, a través del Plan Operativo de Salud Pública, el año pasado se decomisaron 3.191.129 unidades de productos que pueden ser perjudiciales para las personas, entre ellos 274.581 unidades de cosméticos.
MafiasSegún cuenta el prefecto Cristian Ramírez, jefe de la Brigada Investigadora de Delitos de Propiedad Intelectual de la PDI, si antes lo usual era que ingresaran por distintos puntos de acceso al país productos falsificados listos para comercializar, el “modelo de negocios” ha cambiado.
Ahora prefieren comprar sólo la materia prima, y en Chile instalar fábricas que producen empaques idénticos a los originales, y luego pasar por líneas de producción que dejen el artículo en las mismas condiciones que un producto que se vende en un supermercado, hasta que con un completo proceso de logística se distribuye por todo el país. Emplean a cientos de personas: maquiladores, diseñadores, transportistas.
Además, antes lo que más se falsificaba era vestuario que luego se vendía en ferias libres. Ahora se falsifican muchos juguetes, alimentos, cosméticos. Pero también se han detectado maquinarias como taladros, motosierras, repuestos de autos, y más, que vienen desde países como China con las etiquetas listas para pegar y han sido detectadas en un puerto.
“Hemos incautado arroz, azúcar, mermeladas, suplementos alimenticios y muchos cosméticos”, explica el subprefecto Ramírez.
El caso del arroz, por ejemplo, de la marca Tucapel, comenzó por una denuncia de un cocinero de un restaurante de sushi que dijo que el arroz no servía para hacer sushi. La empresa denunció ante la PDI y tras una investigación dieron con una bodega que tenía máquinas altamente especializadas para imprimir bolsas con la etiqueta y luego empacarlas. Los errores eran casi imperceptibles: en las instrucciones de preparación, por ejemplo, decía “agreque” en vez de “agregue”.
O también ha ocurrido con suplementos alimenticios como el Centrum, que se vendía en un comercio establecido en formato líquido. Dicha marca no vende en Chile suplementos líquidos, sino sólo en polvo.
Por lo mismo, la PDI ha debido redoblar sus fiscalizaciones, sobre todo con la masificación de marketplace en redes sociales como Instagram o Facebook.
La estrategia que ha utilizado la policía es perseguir estos delitos como asociación ilícita y lavado de dinero. “Nos dimos cuenta de que post-pandemia, las organizaciones criminales empezaron a tener todo el ciclo completo de la cadena de producción, son verdaderas mafias. Ya no importan cosas falsificadas, las fabrican aquí usando materia prima lícita”, comenta el subprefecto. “Hay jerarquías, áreas especializadas de la cadena productiva y por eso nos hemos enfocado en hacer investigaciones patrimoniales para seguir la ruta del dinero”.
Las marcas y estudios de abogados especializados son los principales protagonistas. Según cuentan en el mundo legal, se han contratado una serie de expertos pesquisadores para hacerse pasar por clientes falsos en ferias libres o redes sociales para detectar productos falsificados o de contrabando y luego denunciarlos.
Consultada Nestlé, por ser la última de las empresas en denunciar una falsificación masiva, respondieron que “dentro de la matriz, ubicada en Suiza, Nestlé tiene un departamento importante de propiedad intelectual, que vela por la protección y cuidado de sus marcas, dentro del cual hay un área especializada en falsificación, que trabajan con oficinas internacionales de abogados especializadas en la investigación y resolución de conflictos marcarios. Cada una de sus marcas son activos valiosos, por lo cual cuenta con una estructura sólida, políticas y equipos globales y locales enfocados en combatir activamente las falsificaciones. En Chile, cuenta con un representante de la propiedad intelectual de la casa matriz que se conecta con los abogados externos y locales para proteger las marcas y analizar este tipo de casos”.
“Hay una clara sofisticación en la falsificación en Chile”, dice el abogado Pablo Cariola, Socio de Sargent & Krahn, quien comenta que “si bien la última modificación a la ley de propiedad industrial introdujo la falsificación como un delito y tipo especial de uso malicioso de marca comercial penado con pena privativa de libertad”, aún las penas siguen siendo bajas, y los criminales han encontrado nuevas formas de evadir la persecución.
En eso coincide Sergio Morales, coordinador del Observatorio del Comercio Ilícito y Seguridad de la Cámara Nacional de Comercio. Sólo entre el 7% y 8% de la carga que llega al país por vía terrestre, aérea o marítima es revisada presencialmente por Aduanas, la que ante cualquier sospecha avisa a la marca para que revise el cargamento y haga la denuncia si detecta falsificaciones.
“Que ahora se terminen de hacer en Chile los productos es algo nuevo, porque eso evade el control de Aduanas”, dice. Por ejemplo, se ha detectado que en comunas como Independencia y Recoleta, donde hace años había una profusa industria textil hoy en retirada, se están utilizando esas mismas maquinarias y mano de obra calificada para convertirlos en talleres de falsificación.
El mismo Observatorio de la CNC ha estado fiscalizando en terreno y han encontrado de todo. “Todo puede ser falsificado, hemos encontrado Tapsin, sal de fruta, zapatillas, joyas”.
En la Cámara de la Industria Cosmética, entregan más cifras. Según los datos del programa de control de salud que realiza Aduana por medio de la Subdirección de Fiscalización, sólo el 2023 se detectó un alza en la tasa de hallazgos en productos cosméticos de un 117% respecto al año 2022, aumentó en un 66% los procedimientos realizados. Por categoría, sobre ilícitos de propiedad intelectual por categoría destaca Perfumes con 87% de los casos, Capilar 8% y Set de Belleza 5% de estos procedimientos.
“Estamos trabajando permanentemente en educar a los consumidores en una compra responsable, bien informada y segura, dando foco en evitar la compra de productos falsificados o ilícitos que no cuenten con aprobación del Instituto de Salud Pública, con todos los rótulos en español, que le permita al consumidor realizar una compra responsable y resguardando su salud”, señala Mauricio Hörmann, presidente ejecutivo de la Cámara de la Industria Cosmética, uno de los mercados más afectados.
Lo mismo con el caso de los libros. Según Soledad Gutiérrez, directora ejecutiva de la Corporación del Libro y la Lectura, se han desbaratado grandes talleres hiper industrializados donde se imprimen y compaginan libros para luego distribuirlos. “Ya no sólo los venden en un pañito en la calle, ahora usan plataformas como Mercado Libre para venderlos”. Ellos, por ejemplo, trabajan con el estudio de abogados Alessandri, especializados en propiedad intelectual, para desbaratar estas redes de comercio ilícito.
Otro punto no menor es que cuando se incautan productos, como libros, por ejemplo, es deber del denunciante guardar la evidencia. “Hace un tiempo se incautaron 200 mil libros, tuvimos que arrendar un espacio en Estación Mapocho para que esos libros sirvieran como prueba en el juicio”, comenta Gutiérrez.
Varios de los consultados en este artículo apuntan a plataformas como Mercado Libre como uno de los lugares donde se venden productos falsificados. Consultada directamente la empresa, respondieron que trabajan “incansablemente en toda la región para combatir la venta de productos falsificados en nuestros sitios, y adoptamos diversas medidas para evitar que este tipo de productos sean ofertados”, dijo Paula Fernández, directora de Propiedad Intelectual & Brand Protection.
Una de las herramientas que han puesto a disposición de las marcas es la plataforma Brand Protection Program, que permite a titulares de derechos de propiedad intelectual o sus apoderados proteger todo el portfolio de derechos, denunciando en Mercado Libre cualquier publicación en supuesta infracción a esos derechos.
Solamente en 2023, Mercado Libre ha removido de sus sitios más de un millón de publicaciones en base a denuncias recibidas en ese programa y ha sacado más de 7 millones de anuncios de forma proactiva. En paralelo, desde 2021 tienen la Mercado Libre Anticounterfeiting Alliance (MACA), una iniciativa regional con diferentes titulares de derechos de propiedad intelectual para combatir la falsificación y la pirateria online, lo que ha permitido judicializar casos en toda la región, incluyendo 24 denuncias penales en países como Chile, Argentina, Brasil, Colombia y México.
Sin embargo, otros datos relevantes los entrega el Observatorio, según la Encuesta Nacional sobre el Comercio Ilícito y Contrabando en Chile. Por ejemplo, casi 90% de los consultados cree que la venta de productos falsificados daña al país y la ciudadanía, pero 3 de cada 10 personas ha comprado recientemente en el comercio ambulante informal, manteniéndose el precio como la principal razón para hacerlo. Lo que más han comprado es ropa, artesanías, artículos de aseo y artículos de hogar.