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Trump Tower en Punta del Este, el lujoso edificio que atrae a compradores argentinos
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Un cambio profundo está teniendo el principal balneario de Uruguay: Punta del Este. La ciudad está dejando de ser solamente un destino estacional para tomar vida durante todo el año. ¿La razón? El teletrabajo, la cercanía con Montevideo y Buenos Aires, y las políticas tributarias de Uruguay han impulsado la llegada de nuevos vecinos, sobre todo argentinos.
Esto ha sido un motor para la industria inmobiliaria, que ha desarrollado una serie de proyectos en los bordes de las dos playas más populares que se extienden por varios kilómetros: la Mansa, que da hacia el río de la Plata, y la Brava, que enfrenta el Atlántico.
Sus nombres se deben a que la primera playa, al ser la boca del río más ancho del mundo y estar frente a la isla Gorriti, está protegida del oleaje del mar. De hecho, alberga la marina de la ciudad con sus cientos de yates y veleros.
Mientras que en la segunda, en sus dunas de arena blanca que dan hacia el Atlántico descansa “La Mano de Punta del Este”, la escultura hecha por el chileno Mario Irarrázabal que es la clásica postal de la ciudad que buscan retratar los turistas.
A un par de cuadras de ahí se ha levantado uno de los proyectos más lujosos de Sudamérica, la Trump Tower. Se trata de la primera edificación de la región en contar con la marca que entrega la Organización Trump, ligada al expresidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Para contar con este distintivo que demuestra un alto estándar de calidad y lujo, se tiene que desembolsar un porcentaje de las ventas de los departamentos, como una especie de comisión, para poder adquirir la franquicia que habilita la licencia para usar el nombre “Trump”.
¿Cómo es el edificio?
Se trata de una construcción circular de 26 pisos que se ubica específicamente en la parada 9 y 1/2 de Playa Brava, uno de los sectores más exclusivos de Punta del Este.
El diseño del edificio estuvo a cargo del despacho de arquitectos argentinos Dujovne Hirsch. Esta oficina ha estado detrás de importantes proyectos en Buenos Aires, como los Dock 5 y 6 en Puerto Madero o la remodelación del estadio de Racing Club.
Cuenta con siete modelos de departamentos y sus precios fluctúan entre US $5.000 y US $5.200 por metro cuadrado. El más grande tiene un poco más de 310 metros cuadrados y cuenta con vista directa a la costa atlántica. Mientras que el más pequeño tiene 100 metros cuadrados, con una orientación hacia el bosque de pinos que rodea a la ciudad.
La entrega de los departamentos se espera que se concrete dentro de este año, ya que los equipos aún trabajan en las últimas terminaciones.
El edificio cuenta con tecnología smart building, aberturas alemanas Schüco panorámicas, doble vidriado hermético con control solar, griferías de diseño y pisos de porcelanato.
Son varios los “amenities” que se ofrecen en 13 mil metros cuadrados dentro de la exclusiva edificación.
Contará con un helipuerto en la parte superior de la torre, una cancha de tenis cubierta con estándares de la ATP, una cava privada, spa, fitness center, microcines, room service para los departamentos, business center y un exclusivo restaurante.
Tendrá tres piscinas: una exterior y climatizada; y dos interiores, una dedicada exclusivamente para natación y otra con fines recreativos con área de hidromasajes.
Sus precios no han sido una excusa para conquistar a los potenciales compradores. Medios uruguayos reportaron que al término de este verano ya se han vendido cerca de 120 departamentos y quedan alrededor de 30 unidades disponibles. Más del 60% de los compradores son argentinos.
Quienes conocen el proyecto mencionan que el interés de los trasandinos por la Trump Tower es que si bien se trata de un edificio de lujo, su precio es menor a un departamento en Puerto Madero, Buenos Aires, en donde pueden alcanzar precios en torno a los US $2 millones.
Además, tienen en cuenta que Punta del Este ofrece una mejor calidad de vida junto con un mayor nivel de seguridad.
La Trump Tower no solamente se encuentra al frente de la playa en donde llegan los vientos del sureste, sino que además se ubica cerca de la avenida Roosevelt, donde se ha concentrado una pujante oferta gastronómica, que también está a pasos del Punta Shopping, el principal centro comercial de la ciudad.
La complicada hoja de ruta
La construcción del Trump Tower no estuvo exenta de polémicas. Incluso The New York Times la catalogó como un “elefante blanco” en un artículo que publicó en 2019.
El proyecto surgió hace 10 años atrás. Trump International Realty anunció desde Manhattan el inicio de las ventas de la torre en Punta del Este. Para su construcción, la firma ligada al exmandatario estadounidense se asoció con YY Development Group, una empresa argentina que era liderada por Felipe Yaryura –que falleció en 2018 y amigo de Donald Trump– junto con Moisés Yellati.
Yaryura y Trump cultivaron una estrecha relación. De hecho, el empresario trasandino reveló a La Nación de Argentina tras la elección presidencial en EE.UU., que un año antes de la nominación presidencial recomendó a Trump postular y que compartió junto a él la victoria electoral.
Eric Trump, hijo del expresidente, visitó en varias oportunidades el proyecto como vicepresidente ejecutivo de Trump International. Participó en entrevistas con diversos medios describiendo no solo las bondades del proyecto, sino que asimismo abordando temas de política.
Originalmente se tenía pensado que la torre iba a ser inaugurada en 2016. Incluso, Eric e Ivanka viajaron en 2013 para dar el puntapié inicial, pero dos años después volvió Eric para celebrar el inicio de la construcción.
Los problemas para levantar la torre más lujosa de la región comenzaron con el aterrizaje de Trump en la Casa Blanca, ya que la familia empezó a desentenderse de los negocios debido al nuevo rol que asumió el patriarca.
Pero luego surgieron problemas con YYD. Según consignó The New York Times, la firma argentina había usado el terreno del proyecto como garantía para gestionar al menos dos préstamos, uno de los cuales ascendía a US $5 millones.
La compañía no había comunicado el segundo préstamo a algunos de los primeros compradores, según documentos judiciales. Cuando los futuros propietarios se enteraron de que las finanzas de los desarrolladores eran mucho más precarias de lo que creían, algunos cancelaron sus contratos.
La situación se volvió un poco más complicada. La firma estadounidense Fortune International Realty demandó a Faroy, que era propietaria del edificio, por US $3 millones por incumplimiento de contratos.
Para 2019 la construcción se paralizó. Los problemas financieros fueron un obstáculo, ya que inicialmente se planeó que la construcción del edificio se iba a pagar con el dinero recaudado por las ventas, por lo que era vital concretar una rápida venta del edificio.
Los valores originales eran cercanos a los US $7.000 por metro cuadrado, lo que demoró el negocio. Como la empresa argentina no logró concretar una rápida venta del edificio, los problemas financieros llevaron a detener la obra.
La luz al final del túnel
A comienzos de 2021 se anunció que se retomarían las obras en marzo para poder entregar los primeros departamentos en 2022. Símbolo de ello es que en julio del año pasado se retiró una grúa que estaba visiblemente afectada por el óxido del mar.
Esto se logró luego de que un grupo de propietarios se organizó para poder concretar la apertura de la torre. El empresario argentino Jorge Garber lideró la reanudación del proyecto mediante la conformación de un fideicomiso financiero tras enfrentar algunos juicios y buscar nuevas fuentes de financiamiento en plena pandemia.
Para su construcción al menos ya se han destinado más de US $100 millones. En una segunda etapa buscarán finalizar los “amenities”, para estar completamente listo hacia 2023.
Para ese año, los precios podrían subir y alcanzar nuevamente la barrera de los US $7.000 por metro cuadrado como se había pensado originalmente, según indican conocedores del mercado inmobiliario. Actualmente está dispuesto el piso 6 para visitar algunos pilotos del edificio.
Para este artículo fue contactado por diversos medios Trump Tower, pero no fue posible contar con su participación.
El vecindario
La Trump Tower no ha sido el único edificio que ha acaparado las miradas. El propio presidente de Uruguay, Luis Lacalle, participó a finales de diciembre en la inauguración del Fendi Château Residences, obra del empresario Sergio Groskoff que invirtió más de US $150 millones.
El complejo ubicado frente a la playa Mansa se hizo en un área de más de 75.000 metros cuadrados que incluye dos torres de 27 pisos. Tiene un domo en su entrada con una pieza de bronce con terminación en un azul vibrante, que dialoga con la pintura de la cúpula realizada por el artista visual argentino Martín La Rosa.
Los departamentos, que llegan a medir hasta 550 metros cuadrados, tienen un valor que supera incluso los US $4 millones.
Lacalle remarcó que la inauguración de estos edificios “es una oportunidad divina para Uruguay”, por varias razones.
El mandatario destacó las virtudes de su país. “Es un país cohesionado, donde se respeta la ley y donde se puede pensar a largo plazo”, resaltó.
La opción de vivir en Punta del Este no está centrada solamente en personas de alto poder adquisitivo, sino que también para millennials.
El grupo Sinergia ha desarrollado en el exhotel Amsterdam –que está en el corazón de la península de Punta del Este– un proyecto de coliving, que va en línea con una tendencia inmobiliaria mundial de ofrecer espacios privados para vivir de manera flexible.
Estos combinan un estilo de vida en comunidad e incluyen salones de juego, cocina, comedor y espacios de trabajo. Las dependencias están recién estrenadas y sus valores mensuales parten en US $490 mensuales, precio que incluye todos los gastos.