Por dentro
El mall que divide a los primos Jano y Mosa en Valdivia
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
El 2013 se fueron a los combos. Gabriel Jano ofreció golpes a Jack Mosa en plena calle en Valdivia, y tras un juicio, Jano tuvo prohibición de acercarse a su primo por un año. Hoy, la polémica por un centro comercial de Mosa en Valdivia, casi al lado del mall de los Jano, enciende y revuelve otra vez las aguas en esta trama casi de teleserie.
La historia del clan suma un tercer actor. José Bayelle llegó a Chile desde Siria en 1960 y se instaló primero en Río Negro y luego en Osorno. Él trajo a sus primos, los Mosa, en 1973, quienes se quedaron en Puerto Montt. Finalmente, a principios de los 80, llegaron los primos Jano, quienes fijaron su domicilio en Valdivia. Todos emprendieron en supermercados en sus respectivas ciudades, y todos se las vendieron a Southern Cross o arrendaron a SMU, en medio de la guerra de supermercados que se desató a fines de los 2000. El problema partió cuando fallecieron los patriarcas, y los primos empezaron a instalarse en las ciudades de los otros.
En Valdivia, particularmente, donde los Jano son grandes empresarios inmobiliarios e instalaron en 2004 el primer centro comercial de la ciudad, el Plaza de Los Ríos. Todo iba en paz, con tiendas anclas como Falabella y Ripley, hasta que los Mosa pusieron sus ojos en la capital de la Región de Los Ríos.
Y empezó la guerra. Los Mosa compraron un paño a una cuadra y media del actual mall, entremedio de otras propiedades de los Jano y que serviría para ampliar el mall, pero los Jano se hicieron con otra esquina del centro de la ciudad para evitar que los Mosa continuaran creciendo. Ellos, a través de Pasmar, siguieron igual con el proyecto, bautizado como Paseo Valdivia, y ahí partió una seguidilla de desencuentros judiciales.
Según la defensa de Mosa, los Jano han interpuesto once acciones judiciales y administrativas para echar abajo su mall, que tiene una inversión de US$ 80 millones y como tienda ancla confirmada un H&M, cuya apertura está agendada para el segundo semestre de este año. Pero la principal batalla judicial que dicen haber ganado los Mosa es una de la Corte de Apelaciones que indica que todo lo realizado por Jano obedece a una estrategia para entorpecer la competencia.
Dice la sentencia que son “parte de una intervención continua y sistemática tendiente a dificultar la instalación de la empresa competidora en el comercio local, mediante la interposición de acciones administrativas y judiciales, con la consiguiente dilación del calendario del proyecto y la desviación antijurídica de la clientela que se deriva de aquello”.
A propósito de todas estas acciones, el proyecto de Mosa que obtuvo el permiso de construcción en 2014, recién pudo partir las obras en marzo de 2017. Pero hay más.
La falsificación
Jean Jano, quien ha liderado el proceso versus Pasmar, dice otra cosa. Él no está contra la competencia, pero que sí se haga de forma ajustada a la legislación, algo que su primo no habría hecho. El empresario, que llevó el fallo de la Corte de Apelaciones a la Suprema, acusa que Mosa obtuvo los permisos con firmas falsificadas.
La historia es así. El ingeniero calculista Jorge González fue contratado para realizar las ingenierías del proyecto, y Pedro Bartolomé revisó dicha memoria de cálculo. Emitió facturas y se le pagó por el desarrollo del mismo, entregó el proyecto, planimetrías y memorias, según Pasmar.
“Participó en todas las reuniones del equipo desde el año 2011, en que comienza a desarrollarse el proyecto Mall Paseo Valdivia hasta la etapa de otorgamiento del permiso en 2014, y después de ello hasta el cambio en el equipo”, agregaron.
El tema es que en una querella que presentó Jano, asesorado por los ex fiscales Carlos Gajardo y Pablo Norambuena, hay un informe de la PDI que analizó las firmas de González y Bartolomé y estableció que eran falsas.
Ahí está el pecado original, dice Jano. En que el permiso de construcción fue obtenido con firmas falsas. De ahí en más, todo estaría viciado. A pesar de que tras dos años de investigación, la Fiscalía de Valdivia decidió no perseverar en la indagatoria de suplantación de personas, lo que fue ratificado el año pasado, la defensa de Jano, coordinada por el abogado Tomás Fabres, presentó los antecedentes de la firma falsificada a la Seremi de Vivienda de Los Ríos, la que hizo la denuncia al Juzgado de Policía Local de Valdivia.
El juez, que falló en marzo de este año, dice que no puede revisar el fondo del asunto, porque los plazos están vencidos y la denuncia de la Seremi sería extemporánea. Sin embargo, hay una parte clave, que para Jano es tomada como un éxito.
En su fallo, el juez de policía local recuerda el informe de la PDI que concluye que habría firmas falsas en la solicitud de permiso que hizo Pasmar, y dice: “incluso podría llegar a concluir que la obra se habría ejecutado sin permiso de edificación”, y apunta a que debieran ser “las entidades administrativas competentes quienes se pronuncien sobre la materia”.
Y entonces Jano hizo su última jugada. El 22 de abril presentó a la Contraloría Regional una denuncia para que declare el permiso de construcción otorgado a la empresa como ilegal, además de caducar el mismo, “todo ello a objeto de que se deje sin efecto dicho permiso y se le prive de eficacia, y subsecuentemente se decrete u ordene decretar al Municipio de Valdivia la inmediata paralización y, subsecuentemente, la demolición de las obras”.
Jean Jano, quien ha liderado la estrategia, es controlador del mall Plaza de Los Ríos.
Falso y más falso
En Pasmar, son claros: todo lo alegado por Jano es falso, y son ellos los que han tenido éxito frente a cada juicio que ha levantado el primo.
De partida, sobre la firma falaz que identifica la PDI, responden: “El procedimiento de firma de los documentos es realizado por cada profesional en su oficina, es decir, ellos son los que envían los documentos firmados y, por lo tanto, no hay participación ni responsabilidad de Pasmar en ese proceso”. Y agregaron que estas imputaciones carecen de verdad “y así lo ha demostrado el resultado que éstas han tenido en los ámbitos judicial y administrativo, contrario a lo que insiste en publicitar el Mall Plaza Los Ríos a través de sus acciones jurídico-comunicacionales”.
Y sobre el Juzgado de Policía Local que vuelve a poner en el tapete las supuestas firmas falsas que arroja el informe de la PDI, dicen que “el juez, vulnerando la garantía del debido proceso, sin formular cargos, sin conocer la defensa del denunciado y sin pruebas, se pronunció sobre una supuesta falsificación que ha sido desechada en los procesos judiciales que se han iniciado con este fin, sin tener ninguna necesidad, pues de todas maneras desechó la denuncia”.
Otro punto que pone en duda la defensa de Jano es por qué González sale del proyecto como ingeniero calculista. Esta decisión, dice Pasmar, se toma porque cuando la empresa Soletanche Bachy asume la responsabilidad de levantar los pilotes y muro pantalla del mall, “indicó diferencias de criterio en el análisis de mecánica de suelos, por lo que Pasmar decidió rehacer el estudio, lo que llevó a un reajuste de la ingeniería general del proyecto, proceso en el cual no se llegó a acuerdo con el equipo de ingenieros original del proyecto y se procedió al cambio de profesionales en abril de 2018”.
Lo anterior no tiene nada de extraño, apuntan: “la empresa administradora del proyecto tiene todo el derecho a cambiar y mejorar a sus equipos de profesionales antes y durante la obra, con el fin de asegurar tanto el espíritu del proyecto, como su seguridad o la incorporación de nuevos análisis y tecnologías”.
Dentro de las modificaciones que hicieron está el reemplazo del estudio de la mecánica de suelos, ingeniería de base y memorias del proyecto original, que había hecho Jorge González, incorporando una nueva memoria de cálculo, realizada por el calculista Pedro Araneda. La mecánica de suelo estuvo a cargo de Ruz y Vukasovic; el riesgo sísmico y espectro de diseño lo hizo Jorge Crempein. Y la arquitectura la actualizó Hernán Salazar. Las obras las realizaron la mencionada Soletanche Bachy y la Constructora DVC.
Jack Mosa, CEO y dueño de Pasmar.
“Un tema de dueños”
DFMAS se comunicó con González, quien tiene oficina en Santiago, y respondió: “Prefiero no involucrar más tiempo en este tema, ya que las disputas son entre los dueños de los centros comerciales y a nosotros solo nos hacen perder tiempo. No tenemos ningún tema que aportar”.
En el 26º Juzgado Civil de Santiago existe una demanda abierta, donde Inmobiliaria Tres Rios, controladora del centro comercial de los Jano, demandó a Pasmar, a la Municipalidad de Valdivia y a los ingenieros Jorge González y el revisor Pedro Bartolomé. En su demanda, los Jano insisten en que el permiso del Paseo Valdivia se obtuvo con las firmas falsas de González y Bartolomé, y pide al tribunal que declare la falsedad o falta de autenticidad de las mismas, así como de toda la memoria de cálculo que diera origen al proyecto.
El abogado de González y Bartolomé, Eduardo Toro, en una de las excepciones dilatorias del juicio, pidió que se sacara a sus defendidos del caso. “Ellos son en realidad víctimas de los hechos que se exponen y en ningún caso pueden ser sujetos pasivos de la presente demanda”, dijo.
Ahora, lo que falta, y que podría ser la última carta de Jano contra Mosa, es que la Contraloría acoja su denuncia y todo vuelva a fojas cero. O, que la acción número 12 de Jano caiga estrepitosamente y el mall abra sus puertas sin más.
Lo que está claro, es que a esta historia en pleno centro de Valdivia todavía le queda bastante agua que pase bajo el puente.