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Experto de la Universidad Johns Hopkins: “90% de las personas hospitalizadas con Ómicron no han sido vacunadas”
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El colombiano Andrés Vecino-Ortiz (39) hizo su doctorado en Sistemas de Salud en el Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, y desde entonces reside en Baltimore, Maryland. Su trabajo en el Departamento de Salud Internacional consiste en modelar políticas de prevención y analizar cómo los sistemas de salud responden a ellas.
Cuando irrumpió el covid a comienzos de 2020, se hizo evidente dónde tenía que enfocar su trabajo. Desde entonces ha trabajado en distintos proyectos: el diseño de los equipos de protección personal particularmente para los trabajadores de la salud; medir la efectividad del rastreo de contactos –principalmente en Colombia- y ahora último en cómo mejorar la comunicación sobre la vacunación.
Con más de un millón de contagios diarios -esta semana se registró un récord de 1,4 millones en un día-, Vecino asegura que en EEUU aún quedan semanas de peak. “La experiencia en Sudáfrica muestra que las infecciones subieron y bajaron muy rápidamente, entonces la expectativa en EEUU y Latinoamérica es que caigan en el corto plazo. El peak probablemente va a estar alrededor de enero o febrero y es posible que baje entonces… si no aparece una nueva variante”, asegura.
-EEUU es el país con mayor número de contagios, ¿cómo crees que el gobierno ha manejado la pandemia?
-Inicialmente, antes de la aparición de las vacunas su desempeño en controlar la pandemia fue relativamente pobre, en parte porque la estructura federal hace que haya mucha heterogeneidad en la respuesta. Pero también hay que reconocer que en cuanto a la vacunación fueron los primeros que la impulsaron de forma importante. Todos vemos el éxito del caso de Israel y de Chile, pero también vacunar al 75% de 340 millones de personas no es cualquier cosa. La dimensión del trabajo de vacunación es enorme (EEUU está en 63%).
-Pero aun así hay un porcentaje enorme antivacuna…
-Y siempre los ha habido. Por eso es que en julio se llegó al techo del incremento de la vacunación, ya son grupos que no quieren vacunarse por distintas razones y esas son las personas que se están contagiando hoy severamente de ómicron.
-Hay varios mitos en torno a ómicron. Hay quienes dicen que es como un resfrío común, otros que puede ser el fin de la pandemia. ¿Cuál es la verdad sobre la variante?
-Es evidente que el coronavrius ha mutado y este es quizás el salto más grande en las características del virus, y tiene dos grandes diferencias sustantivas respecto de las otras variantes: la primera es que es mucho más transmisible, si bien los datos son preliminares, parecería ser más transmisible que el sarampión, y eso es muy alto y preocupante.
-¿Esto es porque las vacunas no responden o por las características propias del virus?
-Los virus están sujetos a las mismas presiones evolutivas que los seres vivientes: tienen intentos y errores hasta que sale una combinación de cambios en los genes que es exitosa, y rápidamente se transmite. Respecto a la original, las variantes alfa, gamma, mu (en Colombia), delta, parecen ser cada vez más transmisibles e infecciosas. Y con ómicron es un salto grandísimo en el cual se ha vuelto mucho más transmisible que cualquier otro virus.
El otro tema es que en forma temprana empezamos a ver que escapaba parcialmente a las vacunas e inmunidad previa. Quiere decir que las vacunas son seguras, siguen siendo efectivas, reducen la hospitalización, reducen las muertes, pero cada vez hay más casos de personas que están siendo infectadas con ómicron y que tienen dos y hasta tres vacunas. Ómicron demuestra que una variante que escapa totalmente a las vacunas puede todavía surgir. Puede pasar, si no vacunamos al otro 50% del mundo (en Latinoamércia la tasa es de 65%, en el mundo 50%).
-¿Por qué la mutación del virus depende de la cantidad de vacunados?
-Las variantes pueden surgir en cualquier persona, pero hay mayor riesgo de que surjan en personas que tienen baja inmunidad al virus. Sabemos dónde se han identificado las variantes, no sabemos si esas variantes se originaron ahí o no, pero si uno mira, primero se han identificado en países donde tienen buena vigilancia genómica, pero también en países que en su momento no tenían altas tasas de vacunación, ya sea porque no existían (alfa, beta, gamma) o porque la población aún no estaba suficientemente vacunada (delta y ómicron). Por tanto, probablemente no tendremos una variante chilena.
-Varios expertos han asegurado que ómicron es menos severo que otras variantes. Se le compara con un resfrío, ¿es así?
-Lo que pasa es que después de dos años tenemos mucha población que se ha infectado y está inmunizada, o vacunada, pero no necesariamente implica que si hubiéramos tomado ómicron y lo hubiéramos llevado a marzo de 2020 hubiera sido menos seria de lo que está siendo ahora.
-¿Crees que se va a alcanzar esta inmunidad de rebaño con ómicron, o eres pesimista?
-Como ómicron es mucho más transmisible, para llegar a la inmunidad de rebaño hay que llegar casi al 100% de vacunación. Y eso es muy difícil. Además que es un concepto relativo y dinámico. Lo importante es que lleguemos a un momento de endemia con tasas predecibles de transmisión, y no estos peaks. Para eso, la única opción es vacunarse, porque lo que estamos viendo es que el grupo poblacional más afectado es el de los no vacunados o subvacunados.
-¿Qué porcentaje se hospitaliza por covid en EEUU?
-En difícil detectar cuando es por covid o con covid. Pero más o menos 90% de las personas hospitalizadas no han sido vacunadas. Y de ellos un grupo termina falleciendo.
Impacto en niños
-La cantidad de niños contagiados ha subido mucho, ¿es porque no están vacunados o por alguna mutación específica del virus?
-La discusión está abierta. A los niños les va mejor que a los adultos mayores, pero como muchos adultos mayores están vacunados, hay más niños infectados. Además, como se transmite más, se ve mucho más en niños, pero no es claro que sea más severo que antes; los hallazgos preliminares demuestran que ómicron es menos severo que delta. De todas formas, a finales del mes pasado parecía que eran casos leves. Hoy esa figura está cambiando un poco. Sí parece ser que afecta las vías respiratorias superiores, lo que en adultos no parece ser un problema, pero sí en niños menores de un año, sobre todo menores de tres meses.
-La semana pasada algunos estados de EEUU suspendieron las clases, ¿es una medida que va en la dirección correcta?
-Porque estamos en el peak y hay mucha transmisión, creo que tiene sentido vigilar los síntomas de los niños y quizás aislar algunas clases si hay un caso positivo, pero no los cierres de colegios que hemos visto en Latinoamérica. Es una generación que ha perdido dos años de escolaridad.
-¿Qué le dirías a las personas que están reticentes a vacunar a los niños?
-Que las vacunas han mostrado ser seguras, son efectivas y hasta ahora todos los datos demuestran que los beneficios incluso en niños superan los riesgos. No hay ninguna razón por la cual uno pueda esperar que los efectos adversos de las vacunas se presenten en el largo plazo. En general, de haberlos, se generan en el corto plazo, y ya se han vacunado millones de niños y les ha ido bien. Que las vacunas estén con autorización de emergencia no implica que sean nuevas. Los ensayos clínicos de las de ARNm (Pfizer, Moderna, Oxford) empezaron en 2013. No con covid, pero con otras enfermedades, y no hay datos que muestren que estas vacunas generan problemas de mediano plazo.
¿Vuelven las cuarentenas?
-Pese al millón de nuevos infectados diarios, EEUU disminuyó las cuarentenas para contagiados de 10 a cinco días. ¿Cuál es la evidencia científica para tomar una medida como esa?
-Las decisiones se toman bajo incertidumbre, basadas en datos y otras consideraciones importantes como presiones económicas, de empleo, y de la sociedad para reducir transmisión. Lo que sabemos es que en ómicron la mayor parte de la transmisión se da en los primeros días, y esa transmisión se reduce en la medida que pasa el tiempo. Estudios anteriores a ómicron señalan que al quinto día 31% se mantiene infeccioso. Se espera que en ómicron eso sea menor.
-En Chile estuvimos encerrados mucho tiempo. Con la data de hoy, ¿vale la pena insistir con esas medidas?
-Hemos acumulado conocimiento para saber qué medida es efectiva, y segundo, cuáles son factibles. En las efectivas sabemos que los tapetes para limpiarse los zapatos no funcionan; que los cierres internacionales no funcionan porque en el momento en que se detecta la variante ya está presente en todos lados. Ahora, hay otras medidas que sí son efectivas: una es el distanciamiento y otra es el uso de las máscaras. Cómo eso se lleva a la implementación, de si es promover el teletrabajo, o si hacer una cuarentena estricta, hay una gran divergencia. Yo creo que con esta experiencia especialmente en países que tienen una alta vacunación esas medidas tienen menos justificación.
-¿Bastaría con la distancia social y usar mascarilla?
-El distanciamiento social ha mostrado -especialmente en Latam- que pese a haber sido muy estrictos, no hay mucha capacidad estatal de fiscalizarlo, entonces uno se pregunta si puede terminar siendo peor en términos prácticos. Es difícil juzgar ex post, los tomadores de decisiones la vieron muy difícil el año pasado, pero hoy sabemos que podemos hacer medidas más inteligentes y que afecten menos la economía.
-En Chile se está empezando a poner la cuarta dosis. ¿Está bien, o es un exceso?
-La evidencia hasta ahora muestra que hasta el booster es una buena idea, hay evidencia muy preliminar para la 4, pero del punto de vista de distribución de vacunas, tiene más sentido enfocarse en el margen extensivo que intensivo: ponerle la cuarta para alguien que tiene tres genera menos beneficios incluso para esa misma persona que vacunar a alguien no vacunado porque esa persona no vacunada puede generar una variante que escape a la inmunidad de esa persona que se puso las tres.