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Isabella Luksic: “Estamos buscando empoderar a las mujeres”

Isabella Luksic: “Estamos buscando empoderar a las mujeres”

Desde hace poco más de un año que esta socióloga -hija mayor de Jean Paul Luksic- asumió la gerencia general de la Fundación Luksic, el buque que canaliza buena parte de la filantropía del grupo. Han sido tiempos de redefiniciones, que acá aborda, en su primera entrevista tras asumir. Habla de cómo se gestó su llegada, del “aire nuevo” que significó la llegada de Ena von Baer, tras la decisión de Paola Luksic de moverse a otros roles. Y sobre todo, de los planes y objetivos, de pasar de ser una entidad donante a tener como core implementar programas sociales. “Como familia y tercera generación queremos aportar”, dice.

Por: Azucena Gónzalez - Foto: Verónica Ortíz | Publicado: Sábado 9 de marzo de 2024 a las 21:00
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Empoderar a las mujeres. Hacer que más jóvenes opten por la educación superior. Y profesionalizar y medir. Son todos objetivos y conceptos que Isabella Luksic James, la hija mayor de Jean Paul Luksic y Belinda James, enfatiza una y otra vez.

Es la primera entrevista que concede desde que hace poco más de un año esta socióloga arribara a la gerencia general de la Fundación Luksic, el buque madre desde el cual este congl
omerado canaliza buena parte de su actividad filantrópica.

Han sido tiempos de transformación y redefiniciones de la entidad -de recambio en su directorio y en su organización y programas-, que se insertan en buena medida en el arribo de esta tercera generación de la que la profesional forma parte, y que está ocupando espacios no sólo en los negocios del grupo.

“Como familia y tercera generación queremos aportar al desarrollo de Chile. Vamos a buscar siempre los espacios donde haya mayores necesidades, y con resultados tangibles”, declara Isabella Luksic, quien lleva años inserta en trabajo social, lo que le allanó tomar este camino.

Artes liberales, Development Studies, sociología
Isabella Luksic James, 29 años, vivió su vida escolar en Chile -en el colegio The Grange-, pero sabía que su vida universitaria estaría inclinada al área humanista y fuera de Chile, en parte porque su madre es inglesa.

“Siempre la idea fue ir a estudiar a Inglaterra”, relata, pero finalmente la decisión fue Estados Unidos, la Universidad de Brown, en Rhode Island, atraída por un sistema en que no elegía la carrera, sino que era tipo college, artes liberales, con una malla en que -por ejemplo- en su primer año tuvo ramos tan diversos como geografía, arte, economía, literatura. Allí terminó sacando dos carreras, entre 2013 a 2017.

Partí estudiando Development Studies -Estudios del Desarrollo-, enfocado en entender los desafíos del hemisferio sur, de los países en desarrollo. Y en ese proceso sumé sociología, como un respaldo más técnico, pues sentía que me faltaba más rigurosidad técnica para vincularme al trabajo social. Porque siempre, a través del colegio y en la universidad, estuve expuesta y mi foco era buscar solución a los problemas sociales. Me gusta tratar de resolver y no solamente diagnosticar estos problemas, que son muy de nuestro país, pero también de otros territorios”, enfatiza.

En la época de colegio, revela, trabajó con hogares de niñas haciendo tutorías y reforzamiento de estudios, y en un hogar de ancianos. Y ya en la universidad hizo clases a una niña de una familia inmigrante en Estados Unidos.

“Me enrolé en un programa que hacía tutorías a niños de familias inmigrantes, para ayudarlos a insertarse al país y con reforzamiento de estudios. A mí me tocó la hija mayor de una familia de cuatro, que venían llegando de Bután.
Fue muy gratificante, ya que ella logró entrar a la educación superior en Estados Unidos, fue muy marcador para mí haberla acompañado”, dice, sobre una experiencia en que iba a la casa de su pupila a reforzarle matemáticas, ciencia, y ayudarla a aprender inglés.

Tras esa experiencia, viajó a Inglaterra y luego de un breve paso por el grupo WPP, regresó a Chile a principio del 2018, y arribó a Tironi, al área de desarrollo comunitario y trabajo en terreno, donde se enfocó en la implementación de programas sociales y fomento productivo.

Cuatro años de transición

Fue en 2020 cuando se produjo el salto full time de Isabella Luksic a la Fundación Luksic. Primero, al área de Evaluación y Medición, donde reformuló programas. Luego, en 2021, pasó a la dirección de Scholars. Y más tarde, en enero de 2023, llegó a la gerencia general. Claro que ya desde 2018 era parte del directorio, protagonizando todo un período de transformación de la entidad. “Me tocó plantearle el 2019 a mi familia una integración de las fundaciones.

Tuvimos una reunión familiar en la que planteamos que la Fundación Luksic fuera el paraguas principal de la filantropía familiar, y de esa forma ordenar, aumentar, crecer y profesionalizar, y que la Fundación Luksic pasara a ser una fundación impleme
ntadora”, expone.

El cambio se tradujo en hacer entrar a este paraguas la Fundación Impulso Inicial, que venía de Andrónico Luksic, con los pr
ogramas de emprendimiento y deporte. Y también la Fundación Luksic Scholars, y armar un área de evaluación, para revisar todos los programas que había de las distintas fundaciones.

“Asegurarnos de que estábamos atendiendo un problema y un público objetivo bien específico, lo que permite después medir lo que estás haciendo. Esto nos llevó a una reflexión -el año pasado-, que fue con mucha certeza reconocer que pasamos de ser una fundación donante, a lo que somos hoy, una entidad mixta. Dona solamente en ciertas circunstancias muy excepcionales -Teletón, emergencias-, pero nuestro core y nuestra mayor dedicación está en la implementación de programas sociales. Nuestro foco como fundación está en aportar a la formación de las personas y aportar al desarrollo de Chile. Han sido cuatro años de transición”, añade.

- ¿Por qué llegas a la gerencia general? 
- Se cumplieron ciertos ciclos. Yo ya llevaba harto tiempo en la Fundación y fue una transición natural. Y tiene mucho que ver con integrar la visión de la tercera generación. Es una forma de involucrar y de representar la visión de la tercera generación. Cómo hacemos para que la fundación sea sostenible en el tiempo y que se anclen los intereses de esta generación, que no es la misma que venía de antes.

Ha sido un treme
ndo desafío, que lo asumo con mucha responsabilidad y también con mucha valoración de lo que se ha hecho hacia atrás. Lo que hoy somos no se podría haber hecho si no hubiésemos pasado por toda la experiencia previa. Estoy trabajando acá al 100%, pasé por muchos roles, y puedo aportar esta mirada, de hacia dónde queremos ir como familia con la Fundación, de estar permanentemente pendientes de las necesidades del país y cómo atendemos mejor los problemas sociales. Queremos ser una fundación de impacto, que tenga resultados y que pueda contribuir al desarrollo de Chile.

 “Somos capital de riesgo”
Isabella Luksic revela que el presupuesto general de la filantropía de la familia, más allá de la Fundación Luksic, está cerca de los US$ 20 millones al año, cifra que no incluye otras iniciativas como Amparo y Justicia, Oportunidad, Te Apoyamos o La Tapera. De aquel total, el 80% tiene carácter de inversión social directa.

En específico, la Fundación Luksic -que llega hoy a unas 60 mil personas con sus diversos servicios sociales- se dedica a la formación de las personas, cubriendo distintas etapas viales.

“Llegamos a las casas, a la escuela, al negocio”, ejemplifica, pues cubren desde programas en d
eporte -para el desarrollo de habilidades socioemocionales de los niños-; acompañamiento a los apoderados de esas familias para el desarrollo de parentalidad positiva; trabajo con jóvenes de educación media y mentoría para que ingresen a la educación superior; trabajo con docentes y profesores en colegios de enseñanza media técnica; y programas para emprendedores y emprendedoras para apoyarlos en sacar adelante sus negocios.

En el trabajo interno y pensando en la calidad y rigurosidad en el diseño y la evaluación de los programas, un tema central que destaca la socióloga es medir con evaluaciones de diseño y de resultados. Y en dos casos excepcionales -para el programa de Impulso Chileno y el de Aspiraciones sobre el Futuro-, incluso con evaluaciones de impacto, que es el estándar más alto de evaluación y que son las más largas y profundas, por lo que tardan años.

“Así podemos ir asegurándonos de que estamos en la senda correcta. Y si no, cambiar de inmediato. Una máxima que hemos tenido desde el día uno es enamorarnos del problema y no de la solución, que puede ir cambiando. Esa flexibilidad es clave, adaptarnos, probar. Somos capital de riesgo, porque estamos probando distintas fórmulas”, explica, mediante un sistema en que todos los programas son abiertos y concursables, y con presencia en todas las regiones.

De la reformulación de programas que aplicó Isabella, por ejemplo, surgió un spin off de Impulso Chileno -Despega Mujer-, con una lógica de trabajo de género. También Scholars -que había surgido del trabajo de Andrónico Luksic para conectar a Chile con diversas universidades alrededor del mundo y capacitar a chilenos afuera-, que está pasando a ser el área de relacionamiento internacional de la Fundación Luksic y se va a llamar el área de Relaciones Internacionales.

Becas STEM para mujeres

Con un staff de unas 60 personas, 79% de ellas mujeres en la Fundación Luksic, ya tienen al menos resultados “intermedios” de los dos programas que han sometido a evaluación de impacto. En Impulso Chileno, la data hasta ahora muestra un aumento en los ingresos de los negocios de 83%, es decir, mejoran en ese rango sus ventas, al estar apoyados en financiamiento, capacitación y mentoría.

De este programa Isabella Luksic detalla que han surgido experiencias de emprendedoras que se transformaron en casos de éxito, como el de Claudia Montecinos, que partió con un emprendimiento de comida para celiacos -a partir de una experiencia personal por una hija diagnosticada como celiaca severa-, y hoy día tiene su propia marca y está presente en más de 50 locales de Cencosud.

Con Aspiraciones sobre el Futuro, que ya lleva más de 100.000 jóvenes que han pasado por el programa y que apunta a acompañarlos para que busquen la continuidad de estudios, señala que han visto aumentos de cinco puntos porcentuales en el ingreso a la educación superior.

“Queremos que los jóvenes ingresen a la educación superior, porque en Chile salir con un grado de media técnica no te ayuda a la empleabil
idad. De hecho, te estanca en el sueldo mínimo. Pero si das un paso por la educación superior -ni siquiera terminar-, esa curva va en aumento, tanto si es universidad, instituto profesional o centro de formación técnica. Por eso estamos impulsando que los jóvenes tomen decisiones informadas sobre la continuidad de estudios. Permite que tengan mejores oportunidades”, alerta.

Por lo mismo, desde este mes están agregando una nueva iniciativa, un nuevo programa de becas orientadas a mujeres en carreras de STEM en educación técnica superior. Para ello, llegaron a acuerdo con cuatro institutos -Inacap, Duoc, Santo Tomás y Aiep- para que mujeres lleguen a carreras como programación, logística, automatización, mecánica, robótica, entre varias.

“Estamos buscando empoderar a las mujeres a que lleguen a espacios donde históricamente no han estado, que accedan a oportunidades generalmente más masculinizadas y que son las que mejores remuneraciones tienen. Las mujeres son una fuerza tremenda, sostienen a sus hogares, y muchas veces más allá de sus hogares. Y esto las inserta en el mundo laboral con carreras que remuneran bien y que e
mplean por sobre un 60%”, expone.

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