“Me encanta El agente topo, estoy obsesionado. Ayer le escribí un mail a Maite Alberdi para decirle que el documental me parecía maravilloso”. Así resume Francisco Ramos (53), vicepresidente de Contenidos para Netflix Latinoamérica, su relación con la galardonada producción de la cineasta chilena. “El objetivo es que el contenido funcione en el país de origen. Si luego viaja por el mundo eso genera muchas ventajas. Nuestros miembros reciben miradas de todas partes del globo”, dice el ejecutivo mexicano a través de una videollamada.

En un día normal Francisco Ramos -que está a cargo de todos los contenidos en la región para el gigante del streaming y que previamente trabajó en Antena 3 en España- hubiera visitado distintos sets de grabación. Pero con el coronavirus todo cambió. “Mantenemos las burbujas de producción muy cerradas. Ahora mi día se va en hablar con nuestros partners y charlar con directores, guionistas y productores”, añade.

“No podemos negar que más gente vio Netflix durante la pandemia. Pero notamos que afortunadamente, el mundo vuelve paulatinamente a la tranquilidad, las cosas vuelven a su sitio”, comenta.

En los últimos años Netflix, la mayor compañía de OTT a nivel mundial, ha apostado por distintos países de Latinoamérica. “Empezamos por México, seguimos por Brasil, luego Argentina, Colombia y ahora comenzamos a dar nuestros primeros pasos en Chile. Nos gusta ir poco a poco y tomando las medidas necesarias para conocer los mercados e intentar acertar”, resume Ramos, quien señala que, hasta ahora, tienen oficinas en São Paulo y Ciudad de México, y que están por abrir Buenos Aires y Bogotá. ¿Se viene la de Santiago? No adelanta nada todavía, pero considerando la rapidez de producciones nacionales para el gigante norteamericano, no sería una sorpresa.

-¿Conocen los gustos de cada país?

-No diría que los sabemos, diría que intentamos entenderlos. En términos de género, el que más funciona a nivel regional es el melodrama y el drama. Esto, a diferencia de la comedia que tiende a ser más local.                     

Chascas, Alberdi y Said

Quién mató a Sara, la serie mexicana escrita por el chileno José Ignacio “Chascas” Valenzuela, se estrenó el 24 de marzo en Netflix y se convirtió en la producción de habla no inglesa más popular en la historia de la plataforma en Estados Unidos. Tuvo, de acuerdo a datos de la misma compañía (los cuales no tienden a revelar), 55 millones de miembros en sus primeros 28 días. “Esta serie demuestra que el contenido latinoamericano puede viajar por todo el mundo y que la calidad regional es de muy alto nivel”, opina Ramos.

“Tenemos a directoras como Marcela Said, que ha hecho películas chilenas maravillosas pero después se fue a hacer Narcos y luego Lupin. Eso me parece buenísimo”, cuenta.

-¿Qué otros chilenos, a su parecer, triunfan en Netflix?

-Distancia de rescate, de la directora peruana Claudia Llosa, se filmó en Chile. Andrea Fernández está trabajando en una serie de animación, Alejandro Fernández Almendras está en una serie mexicana de acción. Ahora el “Chascas” comienza otra telenovela, Pablo Illanes está en una serie colombiana. Y en cuanto a actores tenemos a Jorge López, Paulina García, Alfredo Castro y Fernanda Urrejola.

Según el ejecutivo, estos exponentes reflejan el buen momento de la industria audiovisual regional. “Es la comunidad latina de talento detrás y delante de la cámara. Si logramos pensar que somos muchos países, con culturas muy potentes y con un mismo idioma, nuestra capacidad de contar historias va a ser ilimitada”.

-¿Por qué han apostado por producciones originales en Latinoamérica?

-Cuando recibes contenido en tu idioma, y además en algunos casos de tu mismo país, percibes que es único. Te das cuenta de que te estamos dando algo vinculado a quién y cómo eres.              

Además, Francisco Ramos afirma que esta línea de negocios “ayuda a que los rubros audiovisuales crezcan. Que existan mejores productores, directores, guionistas y herramientas para desarrollar el contenido. Esto no genera solo una riqueza inmediata -por toda la gente que trabaja en las series- sino que un legado que con el tiempo empezaremos a notar. Estos puestos de trabajo son muy competitivos en el mundo”, enfatiza.

Y agrega: “Vamos por un buen camino porque nuestros competidores también tienen esta visión de contenido original local. Es un win-win, una ventaja por encima de la otra. Porque el retrato cultural viaja y es indivisible de cómo somos”.

El plan para ganarle a la competencia

En los últimos años plataformas como HBO Max, Amazon Prime, Disney+, Apple TV+ y Paramount+ han entrado fuerte a la región. Esto ha producido que Netflix incumpliera la proyección de crecimiento de suscripciones e ingresos esperados para el pasado trimestre: según lo reportado en julio, la compañía obtuvo ganancias por acción de US$ 2,97, por debajo de los   US$ 3,16 previstos por los analistas.

Amazon Prime es la empresa que los acecha de cerca: en solo un año han estrenado series chilenas como La Jauría y El presidente. Y en el caso de HBO Max, está Isabel, la producción inspirada en la vida de la conocida novelista nacional.

-¿Cuál es el plan de diferenciación para ganarle a la competencia?

-En Netflix van a encontrar siempre algo para cada usuario. Hay animación, películas, series, cosas para adultos, niños y producciones de todo el mundo. En este momento estamos generando contenido en todos los continentes. Ese abanico cultural y de entretenimiento hace de nuestra propuesta algo único.

Una de las alternativas de diferenciación, explica Ramos, son los videojuegos, pero dice que para eso falta todavía. Y respecto a los contenidos en vivo -algo que en Estados Unidos plataformas como Hulu ya ofrecen- el ejecutivo lo descarta: “La televisión abierta está mejor capacitada tecnológicamente para proveer ese servicio”.

-¿Tienen pensado construir estudios de grabación en Latinoamérica?

-Puede que sí, puede que no. Pero en este momento no percibimos que necesitemos, porque hay suficientes recursos de grabación en los distintos países donde operamos. Y también tenemos un continente con una geografía diversa que nos permite grabar ahí.