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La nueva vida de Carlos Lavín: "Me interesa integrar a la comunidad empresarial chilena al mundo iberoamericano"

La nueva vida de Carlos Lavín: "Me interesa integrar a la comunidad empresarial chilena al mundo iberoamericano"

Tras estallar el caso Penta en 2015, Carlos Lavín Subercaseaux se mudó a Madrid para enfrentar la crisis -que tenía como implicado a su padre-, Allí se dedicó a estudiar en un principio -“y ser un completo desconocido”-, y luego, a levantar negocios inmobiliarios, entre ellos un Holiday Inn. Hoy vive en Chile y viaja regularmente a Europa, donde inicia un nuevo rol como miembro del consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica.

Por: María José López - Foto: Verónica Ortíz | Publicado: Sábado 25 de junio de 2022 a las 21:00
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Son las 11 de la mañana del lunes 9 de junio. Carlos Lavín Subercaseaux viene literalmente bajándose de un avión de Punta Cana. No viajó por placer, aclara. Fue su nuevo “rol” el que lo trasladó a República Dominicana. Un trabajo que no tiene nada que ver con Empresas Penta -compañía que fundó su padre Carlos Eugenio Lavín junto a Carlos Alberto Délano en los ‘90-, ni con Convento Viejo, el family office de los Lavín (Angélica, Alejandra, Carlos y Francisco) y la mujer de su padre, María de la Luz Chadwick.

En el centro turístico del Mar Caribe estuvo junto a un grupo de 54 hispanoamericanos, presidentes de compañías y familias empresarias, entre ellos Simón Borrero (fundador de Rappi, Colombia). Participó en el V Congreso Iberoamericano de CEAPI (Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica), agrupación alojada en Madrid y cuya presidenta, Núria Vilanova, lo invitó en abril a ser consejero internacional para Chile. Ahí estuvo en la casa de la familia Rainieri, dueños del complejo en Punta Cana y vecinos de Julio Iglesias. “Soy fan de él, pero al parecer se le han venido los años encima y sale muy poco de su casa, según nos contaron”, acota.

“Esta es la primera vez que se hace un congreso fuera de España. Rainieri es un empresario dominicano que inventó Punta Cana. Fue un inmigrante italiano y convenció a inversionistas americanos de lo que había que hacer ahí. Él formó el complejo hotelero y el aeropuerto. Al principio perdieron plata hasta que lo levantó”, relata.

CEAPI lo tiene entusiasmado, confiesa. Tanto, que dejó de lado el bajo perfil que se autoimpuso en 2015 cuando estalló el caso de platas políticas: ahora se le ha escuchado de nuevo en radio, ha escrito columnas en medios y está dando esta entrevista, la primera en estos años. “Me interesa integrar a la comunidad empresarial chilena al mundo iberoamericano, hay muchas oportunidades de inversión mutua y como dice el viejo adagio, la unión hace la fuerza”, señala.

Pero para llegar a esto, “no pasé precisamente por el Jardín de las Hespérides”, reflexiona con el humor que lo caracteriza. “Hoy estoy estabilizado, pero pasé por tiempos difíciles”, asegura.

“Mis proyectos laborales se desplomaron”

Previo a la investigación del Caso Penta en junio del 2014, Lavín Subercaseux vivía “el momento más feliz” de su carrera. Además de participar como banquero en el Banco Penta, había sacado partido a su faceta como comunicador, heredada de su madre, la periodista y escritora Elizabeth Subercaseaux, quien vive en EEUU. Carlos Lavín cumplía casi 7 años como conductor y socio del programa radial entonces más escuchado en Sanhattan -que tenía como socios a Cristián Camus y Gonzalo Restini-, había lanzado un libro para Editorial Planeta -Matrimonio Investment, un manual que analiza el matrimonio como inversión-, y se preparaba para escribir un segundo texto. Además, tenía otro proyecto: comprar Radio Candela junto a un grupo de socios con los que armarían una estación a su pinta.
En agosto, Lavín transparentó al aire su situación: “Queridas auditoras y auditores, no puedo ser neutral. Como ustedes comprenderán, ante un nexo tan cercano, con alguien que te dio la vida es imposible, al menos bajo mis estándares, mantener la total objetividad”. Pero su permanencia ahí, dice ahora, se hizo imposible: en febrero del 2015 decidió salir. “Era una cuestión de ética periodística. No podía andar opinando con la libertad de antes. Además tampoco quería poner en aprietos a mi familia ni a la Radio Duna, a quienes quería y quiero mucho. Así es que le dije a la Anita (Holuigue, entonces directora de la radio), ‘esto no da para más’”, revela Lavín, quien declina referirse al caso en particular: “El juicio se cerró, y como he sostenido desde un inicio, no tuve participación alguna”. Y hace un paréntesis: “Más allá del tema legal, siempre he admirado a mi padre y su socio Carlos Alberto Délano, por el esfuerzo con que levantaron la empresa de cero. Y lo sigo haciendo”.
No fue el único trabajo al que Carlos Lavín debió renunciar. “Editorial Planeta me canceló el contrato para el segundo libro (se llamaba Pregúntale al trader). Además Banco Security, empresa que compró el negocio de administración de activos a Banco Penta, firma a la que él renunció, “puso como condición un acuerdo de non compete, que implicaba que yo no podía entrar a la competencia”. “En buenas cuentas todos los proyectos laborales se desplomaron,” argumenta. Y dice: “No pretendo hacerme la víctima, porque así como perdí muchas cosas en esos años, he sido afortunado en varios aspectos de mi vida... en la crisis misma aprendí lecciones para la vida. La vida a veces tiene de dulce, otras de agraz, pero la música de fondo continúa y debes saber llevar el paso”.
De todas maneras, cuando el caso agarró vuelo, Lavín, revela ahora, optó por protegerse médicamente. “Y mi cabeza”, explica. Tenía algunos índices de salud alterados, así es que se hizo un chequeo completo, retomó la terapia con una psicóloga que lo había tratado a los 20 años, inició un tratamiento de acupuntura, entre otros procedimientos alternativos. “Las crisis hay que enfrentarlas desde todos los frentes, en 360 grados... no sacas nada con hacerte el loco”, reflexiona.
Y dice: “Hay un aprendizaje interior de esa época, Mi manera de aproximarme a la vida cambió radicalmente. Mi última gota de inocencia la perdí ahí. Yo era bastante más naif”.
Decidió irse de Chile por un rato e iniciar su nueva vida.

Su vida española, parte 1

Cuando Carlos Lavín se tituló de ingeniería comercial en la Universidad Fines Terrae, en 2001, al primer lugar que mandó su CV fue a un hotel. “Es una industria que siempre me ha interesado, me gusta el turismo, viajar, por eso, cuando me invitaron a ser director de Sheraton Miramar, en 2018, acepté altiro”, cuenta. Antes de profundizar en ello, retoma la historia: “En 2015 formamos el family office (Convento Viejo) con mi hermano como líder (Francisco, director ejecutivo) y con Cristián Letelier (entonces era su cuñado). Asumí como director corporativo, y armamos una estructura profesional, con gerentes externos”.
Y se mudó a Madrid, una ciudad que desde siempre le resultó familiar: “Ahí nací y ahí viví mis primeros años. Además, mi tío bisabuelo, Don Carlos Morla Lynch, fue encargado de negocio en España durante la Guerra Civil”. Como dato, interrumpe, “Morla Lynch salvó la vida de más de 1.500 personas que asiló durante la guerra, sin discriminar políticamente”. Hay una placa en su honor en el consulado chileno.
Se matriculó en la Universidad de Navarra -a pocos pasos del departamento que hasta hoy arrienda-, y realizó un Master en Gestión de Comunicación entre 2016 y 2017
Seguía con la ilusión de armar un proyecto comunicacional. Creó una productora y el programa La Divina Proporción, similar al que tenía en Duna: sus compañeros eran la periodista Catalina Edwards y el economista Patricio Ezkenazi. Ahí duró dos años. “El mercado radial estaba peor de lo esperado. Además, me había acostumbrado a la libertad, a no tener que estar todos los días en un mismo lugar. Súmale que el sentido del humor en Chile había cambiado, que no me podía mover con el mismo desplante que antes. Me quedé con la marca (ahora el programa se llama Más que Números), pero no pretendo armar nada más por ahora”.
“Lo que más aprendí en el máster, es que la industria de comunicación iba en picada, y que era un negocio pésimo, así es que lo deseché”, complementa.
 

España, parte 2

Y siguió estudiando: en 2018 hizo un postgrado en Dirección de Empresas en el IESE de la misma casa de estudios española. “Nunca tuve una experiencia más amplia, me tocaron compañeros de diversas áreas. Y entre todos tuvimos muy buen rollo”, añade. Había músicos, ingenieros, ejecutivos de grandes empresas. Y un conde. “Siempre nos juntábamos, era gente muy divertida. Yo me sentaba al lado de un señor que se llamaba Franz de Liechtenstein. No me di cuenta quién era hasta que leí que unos chilenos se habían hecho pasar por el conde Liechtenstein. Le conté la anécdota y me dijo ‘soy yo’. Al final del año dio una fiesta en su castillo a 150 km de Praga. Ahí estaba el escritorio de María Antonieta, y la bala que había matado al archiduque Francisco Fernando en 1914”.
También, dice, se hizo amigo del rector de la universidad. “Pese a ser él del Opus Dei, y yo muy lejano a todo ese mundo. Siempre me inculcaron el valor de la diversidad. Tengo familia de derecha por el lado paterno y por el lado de madre, de izquierda. Mi tía es de izquierda revolucionaria, mi abuela alemana era totalmente trotskista. En la vida hay que ser capaz de relacionarse con diversas formas de pensar, ya que en los consensos es donde las sociedades progresan”.
Tras terminar sus estudios, terminó también su posibilidad de vivir en España. Pero Lavín no quería desvincularse. “Me propuse establecer lazos y armar negocios ahí, porque sospechaba que habían oportunidades en el mundo inmobiliario”. Eso implicaba obtener residencia de inversionista y viajar regularmente. “Estoy soltero, no tengo hijos, y eso me da la flexibilidad de moverme de un lado a otro”. Así, en 2019 volvió a Chile. En todo caso, asegura, el tiempo fuera se mantuvo conectado con el país, tanto con su familia, de la cual es muy unido, como con las amistades que ha ido construyendo a lo largo de los años.

El hotel

Su primera inversión en España -a través de Convento Viejo- fue como aportantes del Fondo Altamar, en un proyecto de residencia en Madrid y Barcelona, de reforma, renta y venta. También invirtieron en Finca Cortesín, departamentos de lujo entre Sotogrande y Marbella. De ambas iniciativas ya están fuera.
Y buscó opciones para entrar al sector hotelero. Tras una larga lista de alternativas, un amigo, Miguel López de Silanes, le presentó a Horacio Alcalá, dueño de la operadora de hoteles Alsotel. “España es un país turístico enorme, con 47 millones de habitantes y que en condiciones normales entran 86 millones de turistas. Él me trajo un negocio: un terreno al lado del aeropuerto Barajas”, relata.
El paño tenía buen precio, está emplazado sobre la A2, la carretera que une Madrid, Zaragoza y Barcelona, a 6 km del aeropuerto. “El sitio originalmente era de un inversionista que sucumbió en la crisis inmobiliaria de España en 2009. Siempre soñé con hacer algo hotelero, esta era la oportunidad”, relata. Armaron un proyecto para levantar la franquicia de un Holiday Inn, presentó el plan al comité de inversiones del family office, y la aceptaron.
Corría fines del 2019, apareció el Covid, se replantearon la inversión, pero decidieron ir adelante de la mano de una gran constructora (San José) para evitar riesgos. “En todo negocio siempre buscamos socios locales, esa es la clave”, acota. Si todo sale bien, Holiday Inn Express Barajas -de tres estrellas, 156 habitaciones y 2 plantas de estacionamientos- se inaugura en mayo del 2023 (ver foto).
¿Qué viene ahora? “Seguir buscando negocios entre España y Chile, invitar a más chilenos a invertir ahí, y vice versa. Como family office nos gusta España como plaza, tiene gran convergencia con nuestra cultura. Es un país con una seguridad institucional sólida, es amistoso con el extranjero y con el chileno en particular. Chile es un país muy valorado ahí”, responde Lavín.
Ya tiene un plan en mente: “Queremos hacer un negocio que consiste en llevar algo muy chileno para allá, pero estamos buscando el equipo gestor. He hecho algunos intentos, pero no han resultado. Ya tendré novedades”.
Termina la entrevista, a las pocas horas prepara sus maletas nuevamente: al día siguiente cumpliría 48 años, y volaría a Madrid.

El nuevo proyecto venture de Óscar Lería Luksic

El hijo de Óscar Lería Chateau y Paola Luksic Fontbona acaba de lanzar Sunna Ventures, un fondo dedicado a la inversión en startups vinculadas a la industria climática. Son US$ 40 millones y el único aportante será WildSur, el family office de su familia directa. Contrataron a un ex-Google y podrán comenzar a invertir a partir del 1 de mayo. El objetivo, dice, es apoyar a compañías tecnológicas en Latinoamérica y EEUU en series semilla y A. Acá, por primera vez, el ingeniero civil PUC entrega todos los detalles de este nuevo plan.

De una práctica en la Penitenciaría al caso Factop: quién es el fiscal Juan Pablo Araya

Este viernes el bullado caso que protagonizan los hermanos Sauer y Rodrigo Topelberg vivió otro capítulo, al quedar en prisión preventiva este último. Tras esta causa, está este persecutor que lleva casi 20 años en el Ministerio Público. En su faceta más personal, Araya toca la guitarra, es un ávido lector de historia de Chile, y en 2001 concursó en el programa Quién quiere ser millonario, que conducía Don Francisco, retirándose en una etapa bien avanzada, con un millonario premio.

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