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La reflexión privada de la Enade que prometía ser la más tensa de los últimos años

La reflexión privada de la Enade que prometía ser la más tensa de los últimos años

Una concurrencia histórica. Una previa caliente, pero que se enfrió. Confianza, impuestos, condiciones habilitantes para crecer y una reforma no económica, sino que política, que se instala como prioritaria entre el sector empresarial. El sector privado desmenuza el encuentro, en las voces de ocho destacados representantes del mundo empresarial.

Por: Azucena González | Publicado: Sábado 27 de abril de 2024 a las 21:00
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Cual partido de fútbol, como la enmarcó el propio Presidente Gabriel Boric, la previa de Enade “estaba caliente”. “Estaba caliente, pero era una oportunidad para enfriarla, cambiar el clima, y creo que eso se logró muy bien”, dice a DF MAS la anfitriona del evento Karen Thal, presidenta de Icare, sobre este tradicional encuentro empresarial, ocurrido este jueves, y que batió un récord histórico: 1.400 asistentes, algo nunca visto.

El evento venía precedido de un ambiente enrarecido entre el sector privado con el Gobierno. Enade coincidía con un abril marcado por las juntas ordinarias de accionistas y los mensajes de varios presidentes de compañías estaban siendo explícitos en criticar la paralización de proyectos y el estancamiento en materia económica. Una encuesta hecha a los socios de Icare muestra que el 80% tiene proyectos detenidos en sus empresas. Y por si fuera poco, coincidía con la entrada en vigencia, este viernes, de la primera etapa de la ley laboral que reduce la jornada a 40 horas semanales. Una reducción de una hora por semana en este primer año que está lejos de generar consenso en la forma como el Gobierno busca aplicarla, sin fraccionamientos diarios.

Hubo de todo. Anuncios varios de metas por parte del Presidente Boric -algunas consideradas muy poco realistas, como en pensiones lograr tasas de reemplazo del 75% respecto de la última remuneración-, e implícitamente en su discurso estuvo presente el grupo Luksic. Claro que ahora en un sentido totalmente opuesto a la todavía inaclarada frase “más Narbona menos Craig”, al destacar el millonario proyecto de desalación de AMSA, el brazo minero del grupo, que -dicho sea de paso- es la misma instalación en la cual pronunció aquella polémica frase.

“Teníamos una oportunidad para retomar un clima franco, pero constructivo, y me parece que se aprovechó. Eso permite dejar atrás estas idas y venidas”, dice Karen Thal, quien desestima que haya habido una distancia de Boric frente a Ricardo Mewes, el presidente de la CPC, a diferencia de lo ocurrido con ella. “Quizá tuve un tono más dialogante y Ricardo, quizá un tono más duro. Cada uno en su rol. Es una cosa de tonos, porque en los mensajes estábamos bien alineados”, dice ella.

Confianza: de dichos a hechos

El tono del Presidente Boric a reconstruir la confianza, en varios privados fue bien recibido, pero ahora la expectativa está en cómo esto se va a plasmar en hechos. “Cuando las palabras se transforman en hechos y en realidades, las confianzas se vuelven a reconstruir. Esto no es un problema de un discurso u otro”, resume el expresidente de la CPC Juan Sutil.

“Es una buena señal”, dice Holger Paulmann, socio y presidente ejecutivo de Sky Airline, sobre el planteamiento del Presidente, pero reconoce que ahora la gente lo que va a hacer es evaluar cada medida que tome a ver si están alineados discursos con acción. “Que el gabinete empiece a comunicar medidas”, plantea.

“La confianza pasa porque tengamos proyectos de ley que construyan confianzas. Se recupera con actos concretos y no con palabras”, coincide Óscar Hasbún, presidente de Saam, parte del grupo Luksic, poniendo sobre la mesa que hay proyectos de ley que van en sentido contrario. Menciona la propuesta de pensiones “refundacional”. O, en cumplimiento tributario, la falta de avanzar en un Servicio de Impuestos Internos más autónomo, que pueda combatir la evasión con la objetividad no del que recauda, sino como ente independiente.

“Los proyectos iniciales han sido muy maximalistas y eso ha generado un debate desde las antípodas. Se requieren señales muy claras, más que de los discursos, de las cosas concretas que se presenten, las indicaciones a los proyectos. Esas son las cosas que tienen que mostrar ese ánimo de confianza. El que tiene la facultad legislativa es el Ejecutivo, en pensiones e impuestos. A él le corresponde presentar las indicaciones que realmente produzcan este acercamiento”, puntualiza Hasbún. El también primer vicepresidente de Sofofa, enumera reformas tributarias, aumentos de impuestos en general, complejizaciones de las normas medioambientales que, a su juicio, han generado una sumatoria de requisitos ambientales y sectoriales, y reformas laborales que han hecho perder flexibilidad, y cuyo último episodio está siendo justo ahora la implementación de la ley laboral de las 40 horas semanales.

“Chile lleva 10 años haciendo políticas públicas que han impedido que el país siga creciendo (…) La interpretación que hace la Dirección del Trabajo de la ley creemos nosotros que no está en el espíritu de lo paulatino y flexible, que es lo que se acordó en su minuto. Hay que ver las políticas públicas en un período un poquito más de largo plazo. Es lo que creo que ha faltado”, dice Hasbún.

“Es bueno ir bajando la conflictividad y buscando acuerdos”, dice Francisco Pérez Mackenna, presidente de CCU, también parte del grupo Luksic, quien puso en contexto que Chile viene de un período convulso.

“Venimos saliendo de un período muy largo y muy difícil. La pandemia, el estallido social, las guerras (Ucrania y Medio Oriente). Es un momento complejo en el mundo y obviamente que cuesta encontrar con tranquilidad las soluciones que el país necesita, pero están ahí”, manifiesta, apuntando a retomar lo hecho entre el 90 y el 2006, “que es la época de oro de nuestra economía y de nuestra convivencia social”, cree Pérez Mackenna, quien apunta a que el ajuste fiscal y monetario que Chile ha tenido que hacer para recuperar los equilibrios han sido muy duros. “Ha sido bastante traumático recupera la normalidad”, apunta.

Richard von Appen, expresidente de la Sofofa y miembro del grupo Ultramar, cree que más allá de las palabras positivas y las formas que se cuidaron, y que valora como un primer paso para restablecer confianzas, hay visiones distintas de lo que el país requiere en el largo plazo. “Todavía no hay los espacios para llegar a un consenso del país que queremos construir”.

Qué pasos dar: reforma política emerge como prioritaria

En el sector privado hay casi unanimidad en que un primer paso a dar no está en la órbita económica, sino política, planteando que el mayor cuello de botella en Chile y lo que el país necesita despejar con urgencia es el sistema político. Por lo mismo, hubo apoyo al anuncio del proyecto de ley que modifica el actual sistema, y apuntan a uno que dé más gobernabilidad. “Lo clave es cambiar el sistema político. A este nivel hay pocas posibilidades que este país despegue”, opina Pablo Piñera, exsubsecretario de Hacienda durante el gobierno de Aylwin y exconsejero del Banco Central.

Juan Sutil, expresidente del CPC, coincide: “Es la esencia para generar acuerdos. Es lo más importante y medular de lo que dijo el Presidente. Un sistema que permita que haya bloques políticos más sólidos, menos partidos y más disciplina partidaria. Es la reforma número uno, sin duda”.

José Luis del Río, accionista de Falabella, apunta en similar dirección. “Me gustó el tono del discurso del Presidente, pero lo que más me gustó fue su promesa de hacer una gestión fuerte para reformar el sistema político. El sistema político es lo que nos tiene entrampados para el desarrollo desde que se hizo la reforma en 2015. Terminamos con un sistema proporcional, lleno de partidos y de caciques políticos por todas partes”, El empresario ve que cuando hay tantos partidos, es imposible tener una coalición fuerte de gobierno y tampoco puede haber una coalición fuerte de oposición. “Y si no hay gobierno fuerte y oposición fuerte, terminamos en el desorden que tenemos, donde ninguna reforma importante se puede realizar. Esta mala base política es la que crea una mala economía. Y mientras no reformemos el sistema político, no tendremos nunca un buen desarrollo económico. Esto le va a pasar a cualquier gobierno, ahora y en el futuro”, sentencia.

El aumento de impuestos no genera consenso

El momento económico y los varios costos que el sector privado está soportando con varias políticas públicas que se están llevado a cabo en simultáneo, hacen que un alza de impuestos no esté en el radar de lo posible en buena parte del empresariado, si bien hay matices sobre la oportunidad.

“El momento económico no permite subir los impuestos”, dice Óscar Hasbún, quien enumera que los 6 puntos de cotización adicional en la forma a las pensiones, el royalty minero, las 40 horas, y los $ 500 mil de salario mínimo, equivalen a 4 puntos del PIB de aumento de los costos de las empresas para sus proyectos. “Entonces, ¿no será razonable esperar el efecto que estas políticas públicas tienen? Nosotros los hemos apoyado, pero pensar que hay que seguir metiendo costos adicionales, eso creemos que es inadecuado”, juzga.

Sutil añade los costos en seguridad que absorbe el sector privado, que cuantifica en casi US$ 4 mil millones al año.

Hasbún, además, cree que el espacio fiscal es mayor, y lo cuantifica en unos US$ 5 mil millones en gasto en sueldos del sector público, que es mayor a la OCDE; licencias médicas en el sector público que son el doble en días que en el sector privado -“abusos que hay que controlar, porque no creo que sea más propenso a enfermarse un empleado del sector público, que del sector privado”, dice-; y contratación de 100 mil funcionarios públicos en los últimos 12 meses. “Hemos visto malgasto en muchas municipalidades, fundaciones. Tenemos un sistema de gobernanza del sector público que requiere mejorar. La impresión del ciudadano común es que muchos de estos recursos terminan en proyectos que no generan beneficio a las personas”, opina.

Juan Sutil enfatiza también el malgasto de fundaciones -“se robaron o mal administraron $270 mil millones”-, y apunta asimismo a reasignaciones. “Está lleno de programas mal evaluados que no le llegan a la gente”, señala.

“Los recursos se pueden conseguir en el largo plazo creciendo más rápido, y no tiene que ser necesariamente a través de impuestos. Si aumentamos los impuestos ahora, probablemente el crecimiento va a ser menor. Entonces, mejora la situación de corto plazo, pero nos frena más en el mediano y largo plazo. Es cortoplacista”, enjuicia Holger Paulmann.

“Cuando la responsabilidad fiscal implica traspasarle el problema al sector privado, que tiene que darse vuelta y conseguir los recursos de alguna parte, el sector privado se asusta porque no se puede dar vuelta y subirle los precios a todo el mundo”, dice Francisco Pérez Mackenna, quien cree que no es el momento, pues los presupuestos de las empresas están apretados.

“Yo no creo que nuestra solución sea aumentar los impuestos y recaudar más recursos”, señala Richard von Appen.

Ahora, también hay voces con matices. Recordando su paso por el sector público, Pablo Piñera se manifiesta más llano a cambios. “¿Sabe que cada vez que se ha intentado un aumento tributario, el sector privado se opone? Yo estaba en Hacienda el año 90 y se opuso radicalmente a la reforma tributaria del gobierno del Presidente Aylwin. Y el país creció en esos cuatro años 7,4%”, rememora.

Eso sí, cree que ahora debiera apuntarse primero a eliminar evasiones y franquicias tributarias. “Eliminando todas las evasiones y las exenciones, más el aumento de la recaudación por crecimiento, alcanza”, opina. Y en impuesto a la renta, se inclina por ampliar la base de personas que pagan.

“Creo que necesitamos subir los impuestos, en este país se necesita mayor recaudación fiscal. Pero no subir cualquier impuesto. Hay que bajar el impuesto a las empresas -porque son las que ahorran y las que invierten, para que haya crecimiento-, y hay que subir el impuesto a todas las personas. En todos los países que admiramos -Nueva Zelandia, Dinamarca, Noruega-, pagan todos. Los que ganan menos, pagan menos; los que ganan más, pagan más, pero todos pagan. Y con la evasión y elusión sería muy duro”, dice José Luis del Río.

Karen Thal alude a generar un mecanismo u hoja de ruta de largo plazo, “y que no estemos en que en cada campaña presidencial, va a haber otra reforma tributaria”, dice. ¿Cómo? “Hacer un pacto fiscal en que vas poniendo distintos tipos de recaudación que pueden estar sujetos al crecimiento, por ejemplo. Pero sí creo que no definirlo es malo para la inversión. Tenemos demandas sociales que va a haber que financiar. Este no es el momento para subir impuestos, por supuesto, pero en algún minuto va a haber que financiar y hay que ver cómo. Por supuesto que en eficiencia del Estado hay mucho que hacer”.

Cómo crecer: condiciones habilitantes

Karen Thal destaca haber escuchado al Presidente valorar el crecimiento sin peros, que ahora debiera traducirse en que los organismos públicos se alineen con destrabar la inversión.

“Transformarnos en el mejor lugar para recibir capital humano. Eso implica eliminar la delincuencia, y recuperar la alegría”, dice Francisco Pérez Mackenna, quien apuntó a que Chile no puede olvidarse de que, pese a los problemas, es un país con suerte, pues con el cobre y el litio los términos de intercambio están favorables.

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