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La ruta de las centollas chilenas que no pudieron entrar a China

La ruta de las centollas chilenas que no pudieron entrar a China

Este sábado se levanta el castigo a la pesquera chilena Isla del Rey de parte del gobierno chino por haber encontrado trazas de Covid-19 en una de las cajas de un contenedor de 10 toneladas que venía de Chile certificado por Sernapesca. Aquí la historia de lo que sucedió ese día.

Por: Isabel Ovalle | Publicado: Sábado 5 de diciembre de 2020 a las 11:15
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Un llamado telefónico despertó el sábado 28 de noviembre pasado a Alicia Gallardo. Desde el otro lado, un funcionario de la institución le informaba a la directora del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) que el China Inspection and Quarantine (CIQ) -servicio aduanero responsable de la importación nacional y la inspección de productos de exportación- había levantado una alerta tras haber encontrado trazas de Covid-19 en un empaque de centolla que se encontraba dentro de un contenedor de 10 toneladas, y que suspendería sus envíos durante una semana

Por ley, el CIQ da aviso en primera instancia a la embajada chilena en China y luego toma contacto directo con Sernapesca, sin relacionarse con la empresa específica en cuestión. “Lo primero que hice”, dice Gallardo, “fue llamar al gerente general de Pesquera Isla del Rey, Rodrigo Allimant, para informarle lo que estaba pasando”.

El ejecutivo recibió la noticia como “un balde de agua fría”. La empresa ubicada en la localidad Niebla, a 20 kms hacia costa de Valdivia, y ligada a la familia Reutter nunca se había visto expuesta a un problema de este tipo. Además del impacto económico, le preocupó más el daño que pudiera sufrir la imagen de la compañía y el efecto en el mercado en general.

Además del cuestionado embarque que había zarpado desde el puerto de Lirquén en la VII región el 9 de octubre y llegado al Shanghái el 18 del mismo mes, dos naves que tenían fecha estimada de arribo el 19 y el 26 de diciembre respectivamente se encontraban en alta mar con destino a los puertos de Dalian y Ningbo (ambos de la ciudad china) y tuvieron que anclarse hasta que les avisaran para dónde redestinar la mercadería una vez que se levantara el castigo.

La directora de Sernapesca cortó con Allimant y cerca de las 1:30 de la tarde -24:30 del domingo en el país asiático- llamó al embajador de Chile en China, Luis Schmidt, y lo despertó. “Menos mal nosotros tenemos una relación bien directa porque estamos en constante comunicación por la cantidad de exportaciones que enviamos al gigante asiático, pero uno nunca quiere importunar menos a esa hora de la madrugada”, confiesa Gallardo. El diplomático se puso de inmediato a trabajar con ella para realizar las investigaciones y garantizar que los productos chilenos cumplían con las certificaciones determinadas por la FAO y la OMS para un embarque de ese tipo.

Allimant asegura a DF MAS que el contenedor marítimo en el que se cargó el producto, se sanitizó por dentro y por fuera, se higienizaron también las cajas al momento de cargarlas. El empaque salió sellado de planta y en teoría, no fue abierto si no hasta llegar a destino. Añade que a raíz de “las medidas de seguridad de la planta y la responsabilidad demostrada por los trabajadores”, hasta la fecha no había contagiados de Covid-19 en la empresa. Y que los únicos dos casos que se han dado fueron posterior a ese embarque y por trazabilidad, “se comprobó que se habían infectado fuera de las instalaciones de la planta”.

Por todo eso, apunta el ejecutivo de Isla del Rey “no se logra entender el origen de la contaminación que se produjo al exterior de la caja, el que se trataría solo de trazas (pequeña presencia) -obtenidas con una tórula- de un riesgo muy bajo para la salud humana”.

El manjar de la mesa china

Después del salmón -que acapara el 73,3% de los envíos-, la centolla es el producto acuícola que más se exporta a China: representa un 11,7% de los envíos totales. Y, así como ocurre con las cerezas, por un asunto cultural, el crustáceo que llega cocido y congelado tiene un color rojo que conquista a los chinos, quienes lo califican como producto premium. De hecho, cuentan en la industria, es un regalo común para el año nuevo chino que se celebra en febrero.

La manera de consumirla es en torno a una mesa redonda que gira para que todos puedan ir degustando la carne y los “clusters” o patas como se les conoce en nuestro país. El valor del producto nacional se triplica cuando es servido en los mejores restaurantes y hoteles del país asiático. Si un kilo de centolla cuesta US$30 dólares -precio que en pandemia cayó a US$15-, allá un plato servido puede llegar a superar los US$100 dólares.

La temporada de pesca varía según la localidad. La Región de Magallanes es por lejos la que más extrae entre junio y diciembre alcanzando un peak de más de 5 mil toneladas al año, mientras que, en la Región de Los Lagos, donde se encuentra la pesquera Isla del Rey, la temporada es más amplia -de marzo a noviembre- y se obtienen 2 mil toneladas aproximadamente. La diferencia se explica primero, porque hay más poblaciones del crustáceo; y, porque la Ley Navarino ofrece un beneficio tributario -bonificación gubernamental de un 20%- a quienes cosechen este bien al sur del Estrecho de Magallanes. Por ello muchas procesadoras se han instalado en la ciudad de Porvenir.

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La pesca se hace a través de trampas en el suelo marino, que instalan embarcaciones comandadas por una tripulación de 3 pescadores, materializadas en estanques de agua donde los crustáceos entran en un lapso de dos días. Las centollas vivas se trasladan a camiones frigoríficos a -20° para ser procesadas en las pesqueras. Allí reciben un tratamiento en base a agua donde le sacan las vísceras y las desangran para dejarlas limpias: con la carne fresca y pura. Todo esto, en tiempos de Covid-19, bajo un estricto protocolo de higiene que implica la sanitización de los frigoríficos tanto cuando entran los productos como cuando salen; el uso de mascarillas y de trajes de goma. El paso final, es el empaque en cajas de cartón para luego ser llevados a los containers que son arrendados para el flete intercontinental.

Antes de zarpar, Sernapesca da el visto bueno y acredita con un código sanitario las cajas que van en cada contenedor. De lo extraído casi su totalidad se exporta, los restos de transan en el mercado informal envasados en casetas de helado. “Ese producto”, dice un funcionario de una pesquera especializada en erizos algas y centollas, “es la peor versión de lo que se manda al exterior”.

Además de China, el crustáceo se exporta también a Hong Kong, Taiwan, Singapur y otros grandes de Asia donde compiten con Alaska y Rusia que son los más grandes del mundo en este rubro, sobre todo porque allá el marisco es más grande y porque son atrapados por barcos factorías que procesan inmediatamente el producto logrando entregarlo fresco en menos tiempo. En Chile la centolla está regulada por La ley de pesca artesanal donde sólo los pescadores pueden extraer el fruto marino y todo el procesamiento y embalaje se hace en tierra, lo que evidentemente retrasa la entrega final. En proporción, Alaska exporta 40 mil toneladas, Rusia 30 mil y Chile 5 mil.

Lo que se viene para Isla Puerto del Rey

“Cuando me avisaron de la planta, que Sernapesca comunicó la situación, yo estaba en mi casa teletrabajando. Fue absolutamente inesperado”, confiesa Allimant. Al día siguiente, la información ya era oficial. Dice que, debido a las medidas que tomaron de prevención y al no tener ningún trabajador contagiado, no era esperable que algo así pudiese suceder. “Esto mismo había ocurrido con exportaciones de diversos productos congelados y desde distintos países a China -Ecuador estuvo suspendido 3 meses por problemas con camarones-, y siempre con trazas de virus en el exterior del embalaje. Por lo mismo seguimos reforzando nuestros protocolos de prevención de Covid-19, el que ya va en su 8ª versión”, señala.

Después de las conversaciones con las autoridades, organizaron una reunión con todos los trabajadores para tranquilizarlos. “Además hablamos con los pescadores artesanales y todos ellos nos han manifestado su confianza en las medidas de prevención de la planta y no comprenden cómo ni cuándo puede haber llegado el virus al exterior de esa caja. Lo mismo de parte de la competencia en Chile. Chilean Seafood manifestó que “Isla Rey es una empresa respetable, seria y que no cabe duda que cumple con los protocolos exigidos”, relata Allimant.

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La suspensión de comercialización se produjo al ingreso del destino, por lo que están evaluando a qué otro puerto asiático pueden por mientras redirigir sus productos cuando levanten el veto (debía ocurrir el sábado 5 de diciembre). Como sea, no hay nuevos embarques programados a China por el momento.

“Los dos cargamentos van camino a China y no hay razón para pensar que debieran tener problemas. Lo hemos conversado con los clientes en destino también y están de acuerdo”, concluye.

Players de la industria exportadora de salmones y mariscos vieron con cierta duda la decisión del gobierno chino. Llegaron a pensar incluso que podría ser una estrategia para obligarlos a bajar los precios. Frente a esto, la directora de Sernapesca fue clara: “Confiamos en que el organismo chino está cuidando a su gente frente a la posibilidad de una tercera ola de contagios”.

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