Por dentro
Yves Besançon, el arquitecto tras el Costanera Center: “Mucha gente le decía que nombrara al edificio la Torre Paulmann. Él jamás quiso”

Yves Besançon, el arquitecto tras el Costanera Center: “Mucha gente le decía que nombrara al edificio la Torre Paulmann. Él jamás quiso”
Las historias y anécdotas sobre Horst Paulmann fluyen al hablar con exgerentes, arquitectos, asesores financieros y cercanos al empresario. Aquí Yves Besançon retrata cúal era el estilo del artífice de Cencosud.
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Fue a fines de los años 80 cuando el arquitecto Yves Besançon conoció a Horst Paulmann. Cuenta que fue el empresario quien lo invitó a su oficina de arquitectos, a hacer el proyecto del Costanera Center.
“Yo tenía 36 años, muy joven, y don Horst contactó a mi socio Sergio Alemparte -que también ya falleció-, porque éramos una oficina que se caracterizaba por haber hecho algunos centros comerciales, pero principalmente grandes edificios corporativos”, rememora. Y como Paulmann visualizaba que lo que se conocería como Costanera Center era un proyecto más bien mixto, quiso trabajar con ellos.
“Ese proyecto llegó incluso a aprobarse el año 94. Pero después Paulmann se fue a Buenos Aires y pasaron unos cinco años antes de que él volviera a radicarse nuevamente en Chile. Vivía en el hotel Hyatt, y ahí empezamos un segundo proyecto del Costanera Center, que es el que se conoce actualmente y al que le faltan todavía edificaciones, dos torres de 180 metros para completar el proyecto, porque están solo construidas hasta los 40 metros de altura. No tiene vivienda porque Horst Paulmann no hacía lo que no sabía hacer, y él me decía siempre que no quería tener edificios de vivienda ahí, porque a pesar de que hicimos unos intentos con él de proyectar unos edificios de vivienda, él prefería los edificios de renta. En ese momento no estaba de moda el multifamily”.
-¿Cómo recuerda a Horst Paulmann?
-Era un hombre de muy bajo perfil. Mucha gente le decía que nombrara al edificio la Torre Paulmann, como en todas partes del mundo nombran las torres con el nombre del dueño. Pero él jamás quiso. Dijo: “Eso jamás, nunca. Nunca haría una cosa así”. El Rockefeller Center, las Torres Trump, todos quieren ponerle su sello personal. Pero Paulmann no necesitaba de ese tipo de honores o de reconocimiento. Él hacía todo esto porque le gustaba trabajar, era un trabajólico absoluto. Le puso Costanera porque estaba en la Costanera. Portal la Dehesa, como que fuera la puerta de La Dehesa. Lo mismo con Portal Temuco. Y Florida Center porque está en La Florida. A él le gustaba que tuvieran los nombres del lugar y no que se identificaran en la persona de Horst Paulmann.
-¿Cómo fue trabajar con él?
-A él le gustaba siempre estar involucrado en todos sus proyectos. Cuando estaba en Argentina nos reuníamos en el Unicenter cuando estábamos haciendo el Costanera Center. Entre medio nos encomendó el proyecto Portal La Dehesa, con un estilo de centro comercial americano de suburbio.
-¿Cómo llegaron a César Pelli?
-Era tan educado que me convocó a su oficina con su arquitecto, que era su brazo derecho, que se llamaba Gustavo Pino. Estábamos los tres en una reunión y él me preguntó si yo me ofendería si recurríamos a un experto en rascacielos. Él sabía que nosotros habíamos hecho la torre más alta, la Torre Santa María, pero un rascacielos de 300 metros son palabras mayores. Yo le contesté que no tenía ningún problema, ni nadie en mi oficina.
Y Gustavo Pino, que era su brazo derecho y era argentino, le recomendó ir a visitar a Pelli, que es un arquitecto experto en rascacielos. Había hecho las Torres Petronas, y muchos otros rascacielos en Nueva York y Chicago, por lo que era muy bueno tenerlo en este proyecto. Trabajó solo en la torre con nosotros. Fue escogido principalmente por Horst Paulmann, por su experiencia, porque había oído hablar de él, y además teníamos la gran ventaja que hablaba castellano, pero principalmente porque se lo dimos a conocer con el arquitecto Gustavo Pino. Lo visitamos en New Haven, que es donde está la oficina que todavía persiste, con su socio Fred Clarke y su hijo Rafael Pelli.
-¿Paulmann se inspiró en algún proyecto?
-No. Hubo un cambio de ordenanza en el país. Gracias a la Ley de Sombras, supo que podía tener la torre más alta de Sudamérica en un terreno de su propiedad. Primero él dijo “Usted está loco, no quiero hacer esto porque es muy grande, 300 metros”. Pero a poco andar, él se fue convenciendo del aporte que podía ser para la ciudad. Este gran rascacielos es hoy la postal de Chile. Está en todas las fotos financieras, turísticas, en todos los catálogos, revistas de hotelería y de aviones.César Pelli en su oficina de New Haven, con Yves Besançon, quien facilitó las fotos.
-¿Cuál era la visión original de Paulmann?
-Ese proyecto siempre tuvo cuatro torres, pero eran torres más bajas, de unos 100 - 120 metros de altura, así como la Torre Santa María. Pero cuando cambia la ordenanza en Chile y empieza a aparecer la Ley de Sombras, permitió mayor altura. Y debo reconocer que mi amigo René Lagos, el ingeniero calculista de ese edificio, fue el que me decía: “Convéncelo para que sea de 300 metros, trata de convencerlo”. Porque obviamente al ingeniero le gustan los desafíos. Y mientras más altura, más desafío tenía el desarrollo estructural.
-¿Pero cómo lo convencieron?
-Eso era una virtud de Horst Paulmann. A él no le gustaba perder las oportunidades y se dio cuenta de que esto era una oportunidad que no iba a tener de nuevo. Porque no hay otro terreno en Santiago que pueda tener una torre de esa altura.
-¿Fue su proyecto inmobiliario favorito?
-Diría que sí. A mí me agradeció mucho que lo defendiera de las críticas que venían por todos lados, cuando la envidia cunde.
-¿Cómo recuerda la paralización de la construcción del Costanera Center por la crisis subprime?
-Él siempre manifestó que había sido muy dolorosa. Había invertida mucha plata, había que pagar lucro cesante, y seguir pagándole a la constructora los gastos generales. Él sabía que tendría un gran costo económico para él, pero era peor continuar si es que las cosas no mejoraban. Fue con mucho dolor. Así lo manifestó siempre. Y tanto para el gobierno como para los empresarios en general, fue un golpe muy fuerte. Pero eso no duró ni siquiera un año, porque al poco tiempo reinició las obras. Había personas que no estaban de acuerdo, que decían que no era el momento de iniciar un proyecto de esa envergadura. Pero él siempre actuó con mucho punch. Y llegó a ser el mall más exitoso de Sudamérica.
Al Mall Costanera Center ingresan mensualmente entre 4 millones a 6 millones de personas al mes. ¡Al mes! Al Museo de Louvre entran entre 12 millones y 14 millones al año. Un edificio que fue muy criticado, se decía que iba a aplastar la ciudad, que ahí iba a haber un problema de tráfico monstruoso, y resultó ser el mall que menos problemas de tráfico ha producido porque es un mall peatonal. La gente llega a pie y en transporte público. Es tanto así que no se necesitan todos los estacionamientos que se construyeron. Y la torre que hicimos con César Pelli, se ha ido ocupando con las mejores empresas nacionales e internacionales.
-¿Qué tan involucrado estuvo?
-Siempre estuvo muy involucrado en el Costanera Center. Con él distribuíamos hasta el tránsito de los autos en los subterráneos. Cuando inauguramos el hotel Marriott, lo recorrimos e hicimos una visita, porque él no lo había visto terminado porque estaba viajando. Y empezó inmediatamente a proponer cambios y modificaciones. Era una persona muy inquieta y tenía otra gran virtud. Él era un buen hombre que sin estudiar arquitectura pensaba igual que los arquitectos, en tres dimensiones. Eso es algo que no todo el mundo sabe hacer.
Él se conocía todos los niveles de los proyectos de sus edificios, por donde subía una escalera, a dónde llegaba, dónde podías pegarte en la cabeza si hacías una viga invertida etc. Era tan trabajólico que se despertaba y se desvelaba en la noche y nos dibujaba soluciones que habíamos dejado sin resolver la semana anterior. Él se había ido a Alemania, por ejemplo, y las dibujaba en una servilleta de papel del hotel, le sacaba una foto con el celular y nos la mandaba.
Y me decía: “Esto es lo que quiero, ¿me entiende?” Y le mandábamos de vuelta el plano dibujado, y él de nuevo volvía a hacerle rayas encima. O sea, se conocía los proyectos y los pensaba en tres dimensiones. Eso es muy agradable para un arquitecto tener un cliente que entiende muy bien lo que uno le está proponiendo. La metodología de trabajo con él es algo que no se va a repetir con otros clientes. Ahora todos tienen directores de proyecto, arquitectos, oficinas de inspección. Pero aquí era él el que se involucraba en todos los proyectos. Nosotros le explicábamos las ordenanzas, y él inmediatamente agarraba el lápiz y se ponía a dibujar.
“Aquí puedo hacer esto, ¿cuántos metros puedo construir acá? ¿Qué altura? ¿Cuánto puedo hacer en planta?” Él tenía una manera de enfocar los proyectos muy práctica, afinando con él la arquitectura, preocupado del detalle. Uno podía llevarle un plano completamente terminado y él siempre quería repasarlo. Le ponía un papel amarillo encima transparente y volvía a dibujar cosas con nuevas ideas que se le ocurrían. Era un hombre muy incansable en la búsqueda de nuevas soluciones, inagotable.
-¿Cuándo fue la última vez que compartió con él?
-Fue una visita que le hicimos en diciembre a su casa para trabajar. No era una visita de cortesía ni social. Teníamos que llegar a tomar desayuno con él a las 8:30 y nos fuimos después de almuerzo. Trabajamos toda la mañana con él, en un proyecto nuevo que estábamos viendo, y después almorzamos. Estaba muy amable, afable, muy accesible. Yo estaba con un arquitecto de mi oficina, Daniel Castro, y cuando nos íbamos yendo, nos llamó de vuelta y nos regaló dos botellas de vino.
-¿Cuál era ese último proyecto?
-Al frente del Alto Las Condes, al otro lado de la Av. Kennedy. Estábamos estudiando distintas alternativas, porque ahí va a estar el metro, porque al otro lado no hay lugares donde pueda salir. La única salida que tiene el metro es ahí, en esa esquina, en el terreno. Hemos trabajado junto con el Metro y con la gente del señor Paulmann para un futuro proyecto.
-Sería como el Alto Las Condes 2.
-Eso aún no lo sabemos, pero dependerá de Cencosud el destino final. Lo más importante era estudiar la conexión con el lado sur de Avenida Kennedy para los pasajeros del Metro que saldrán por el costado Norte y deben cruzar al otro lado.