Punto de partida
Antonia Rojas y el estreno de su fondo: “El ecosistema necesita escuchar que están saliendo nuevas soluciones”
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El jueves 14 de septiembre, mientras los chilenos se preparaban para celebrar las Fiestas Patrias, la emprendedora Antonia Rojas -desde Ciudad de México- escribió en LinkedIn, “Lanzamos Attom Capital!! Después de años invirtiendo en América Latina, hemos visto de primera mano el potencial de crecimiento de la región y el impacto catalizador de la tecnología. También hemos estudiado el desarrollo de otras regiones, y estamos convencidos de que América Latina está preparada para dar un salto adelante creando capas dentro de la construcción e inversión del ecosistema tecnológico”.
Su nuevo socio, el mexicano Iñigo Martínez Gil, a quien conoció hace más de cuatro años, hizo lo mismo. “Mi WhatsApp colapsó”, dice entre risas la ex socia de ALLVP, fondo azteca, y uno de los más relevantes de la región, en el que fue socia entre 2020 y 2023. El post tiene cerca de 800 reacciones y más de 280 comentarios. Entre ellos fundadores de startups, inversionistas y abogados.
Hace meses se rumoreaba que Rojas estaba trabajando en algo nuevo. Ella dice que desde su salida de la firma mexicana estaba en “stealth”, un término que usan los emprendedores cuando están operando en completo sigilo sin contarle al público su trabajo.
Eso, hasta la semana pasada, cuando lo anunciaron públicamente. “Creemos que el ecosistema necesita escuchar que están saliendo nuevas soluciones”, explica sobre esta decisión de revelar el detalle de lo que harán. Dice que hace meses les venían preguntando en qué estaban, y esa semana tomaron la decisión de informarlo. “Esto se va a filtrar, en algún minuto se va a saber, mejor seamos nosotros los que lo contemos”, comenta. “Queda mucho todavía, pero queremos seguir como caballo de carrera”.
En LinkedIn agradeció a muchas personas, entre ellas a su marido, el CEO de Xepelin Sebastián Kreis; al socio para Latam de Andreessen Horowitz, Gabriel Vásquez; la fundadora del unicornio ecuatoriano Kushki, Daniela Espinosa; los fundadores de Rappi, Sebastián Mejía y Andrés Bilbao; a su ex socio y fundador de ALLVP, Federico Antoni; y a su amiga Fernanda Luksic, quien también vive en la capital mexicana, entre otros.
“Fue muy lindo ver el cariño del ecosistema. Los últimos años han sido intensos, y recibir ese apoyo es increíble. Estoy convencida de que nos va a ir extraordinario y vamos a generar un tremendo impacto. Siempre he sido de pensar en ser un agente de cambio, por lo mismo para mí no es ajeno en cómo generas los cambios, y menos hacer algo distinto. Por eso lanzar algo único, no me da susto”.
En estos meses destaca el apoyo y colaboración de ideas tanto de su marido, como de la mujer de su socio, Sandra Velasco (que lidera el CVC de Mercado Libre en México y Colombia), ambos muy destacados en el ecosistema. “Han participado tanto, que son casi cofundadores”, bromea.
Los átomos y la liquidez
Desde hace cinco meses junto a su socio están 100% dedicados a armar Attom Capital, proceso en el que pasó por 15 nombres distintos. “Compré 15 dominios”, dice Rojas. Hasta que concluyeron que este era el mejor. “El átomo es el elemento base que se une a otros átomos para crear organizaciones gigantes. Queríamos algo fuerte que tuviese un significado”, señala.
Reconoce que no han estado exentos de trabas. “Pero cuando una puerta se cerraba y nos decían ‘no’, nosotros respondíamos de vuelta ‘¿y cómo sí lo logramos?’ Si alguien decía ‘no se puede’, nuestra frase era ‘¿cómo sí se puede?” El ‘cómo sí’ se repite varias veces durante la entrevista. Y la delata: Antonia Rojas no acepta un no por respuesta. Al menos, no en este desafío.
Ya se han reunido con inversionistas y con las empresas con las que les gustaría trabajar. “Nuestro sweetspot (target al que aspiran llegar) son startups valorizadas entre US$ 50 millones y US$ 500 millones, aunque somos flexibles”, destaca Rojas.
En resumen, Attom es un fondo de secundarias directas que busca darle liquidez al ecosistema. Esto puede ser comprándole acciones de las startups a los fundadores, a los VC que quieran devolverle capital a sus aportantes y a inversionistas ángeles que quieran hacer la ganancia para invertir en otras etapas tempranas. Un modelo que existe recién hace 20 años en Estados Unidos pero que en la región no tiene actores.
El fondo está basado en Delaware y para estar regulado está en proceso el registro como un registered investment advisor (RIA). Destaca la chilena que junto a su socio siempre se han preocupado de entender muy bien los términos legales en la industria. Martínez tiene un pasado en private equity y también fundó una startup, que tuvo tres rondas de capital privado.
-¿Por qué salir con un modelo así y no un fondo de Venture Capital común?
-Llevo cerca de ocho años invirtiendo en VC en Latam, he tenido la oportunidad de ser socia de Manutara y ALLVP e invertir como ángel muy activamente con Seba. He visto muchas cosas, y dentro de eso uno ve oportunidades y también ve lo que falta. Entonces empecé a identificar que había ciertas cosas que faltaban en la región, si nos comparábamos con mercados más desarrollados.
Rojas tiene un máster en emprendimiento social y dice que ha buscado la manera de ser un agente activo en este mercado. El problema de liquidez lo viene vislumbrando desde el 2021: hoy estima que en Latinoamérica hay US$ 70 mil millones atrapados en el mercado privado. Las startups han visto aumentar su valorización, sin embargo esto ha sido solo en el papel. “Es un tamaño gigante que tiene que ser destrabado”. ¿Cómo hacerlo? Su fondo es una alternativa para ello, plantea. Lo que buscan es que Attom compre participaciones que ya tiene un fondo, por ejemplo, en una firma. El fondo distribuye ese capital a sus inversionistas y así acelera el ciclo de inversion y genera confianza en el ecosistema local. En este camino la startup no pierde porque el capital de Attom se queda ahí.
“En 2021, donde hubo muchas inversiones de fondos extranjeros, y mucha inversión ángel, empecé a ver cómo todos los mercados tienen su ciclo. Algunos donde hay mucho capital y otros donde prácticamente no hay. Vimos que en la región tenemos ciclos muy aumentados cuando hay mucho capital, proporcionalmente mayor al crecimiento en Estados Unidos, pero cuando no hay capital es mucho más grande la diferencia. Entonces ahí nace la inquietud y digo ‘esto no es normal, no puede ser que te abran la llave y de repente te la quiten de un minuto a otro’”.
El timing
El proceso ha sido orgánico, dice Rojas. Uno de los desafíos era identificar el momento correcto para lanzarse, y “se dieron todos los elementos”. “Nos coincidieron los timings con mi socio. Y que coincida eso con una persona que admiras, que respetas, que es muy inteligente y bien conectada, es único. Son esas cosas las que te hacen decir ‘hay que ejecutar, hay que construir algo que no se está construyendo en Latam’”.
Al mismo tiempo, el mercado ha ido mostrando señales de reactivación. Esta semana abrió en bolsa Instacart, Arm y Klaviyo y hace un tiempo Tiger Global lideró una ronda en la fintech brasileña Nomad.
“Empezamos a ver que había algunos fondos que buscaban levantar capital. Se trata, en varios casos, de VC que estaban en su primer fondo o levantando el segundo y necesitaban liquidez para devolver lo invertido a sus inversionistas, antes de que éstos apostaran por un segundo fondo. Eso también es un timing importante, porque en 2021 el levantamiento de capital fue más fácil tanto para startups como para fondos. Ahora se complicó más. En Attom entramos justamente como ese player que toma una proporción de las mejores empresas de un fondo y le da liquidez a esos inversionistas”.