Punto de partida
Apiux, la startup que busca compartir la propiedad con sus trabajadores
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Fue en septiembre de 2020 cuando lo leyó por primera vez en la prensa. “José Luis del Río le traspasa el 20% de la propiedad de Friosur a sus trabajadores” era el titular en decenas de portales de internet.
“Me llamó bastante la atención. Si bien esta es una industria muy distinta a Friosur, me quedé con la bala pasada. Dije ‘esto es interesante’’’, cuenta a DF MAS Francisco Figueroa, ingeniero y CEO de Apiux, startup que se dedica a entregar soluciones tecnológicas a grandes compañías.
Lo de Figueroa no fue un interés pasajero. Investigó y se juntó con Juan Turner, el abogado que asesoró a José Luis del Río en la creación de la cooperativa. Le preguntó de qué se trataba esta fórmula y empezaron a dibujar posibles alternativas.
Lo otro que influyó en la decisión, cuenta, fue uno de sus clientes: Coopeuch, la cooperativa de ahorro y crédito más grande de Latinoamérica. “Los elementos que tenían y cómo se organizaban fue muy llamativo”, enfatiza.
“Lo que nosotros hacemos está asociado a las personas. Si tenemos buenos o malos trabajadores influye mucho. Y qué más importante que ellos sean parte de los beneficios y también de las pérdidas de la compañía”, cuenta. “Si bien me llama mucho la atención el modelo de cooperativa, todavía no sabemos cuál será el vehículo de inversión para agrupar a los colaboradores”, agrega.
A pesar de eso, Figueroa ya tiene claro ciertos aspectos fundamentales: por lo menos se traspasará el 15% de la propiedad de la empresa, los beneficiarios tendrán que cumplir ciertas condiciones —como años en la compañía y proyección— y, tal como lo repitió del Río en su minuto, “no será un regalo”. Para eso trabaja asesorado por Turner y su estudio jurídico Grasty Quintana Majlis.
Según el CEO de Apiux, la movida será una forma de retener a los trabajadores pero también de “atraer, potenciar y desarrollar el talento. Más allá de la plata, las personas están buscando otras cosas. Y quizás eso sea formar parte de algo. Y esto lo viene a solucionar”.
Falabella, Banco de Chile y BCI
Para entender la historia de Apiux hay que trasladarse a 2011, cuando Francisco Figueroa -entonces de 27 años- llega a la consultora mexicana Intellego luego de venderles su compañía Solinftel. Ahí tuvo su primera experiencia trabajando para una firma transnacional. “En ese momento me picó el bichito de volver a emprender, y el 2015 se me ocurre desarrollar otra empresa”, cuenta.
Ese mismo año renunció a la gerencia comercial de Intellego, compró una pequeña compañía de tecnología y comenzó con Apiux: una startup dedicada a desarrollar software documental (para gatillar la transformación digital en distintas empresas) y aplicaciones para smartphones.
Eso sí, enfatiza que no fue un comienzo tímido, ya que su objetivo desde el primer momento fue crear una empresa de tecnología internacional: “Éramos 20 personas y teníamos una oficina de 300 metros cuadrados. Todo el mundo me decía que estaba loco. Pero siempre quise armar algo grande, a nivel regional”.
El crecimiento fue exponencial. El primer año facturaron US$ 1 millón, el segundo doblaron esa cifra, el tercero llegaron a los US$ 4,5 millones, el cuarto ascendieron a US$ 7,5 millones y el quinto anotaron US$ 10 millones. Hoy es una compañía donde trabajan 280 personas y cuenta con más de 90 clientes de la industria del retail, finanzas, seguros y sector público. En su portafolio figuran entre otros Banco de Chile, Falabella, BCI y el Poder Judicial. Sus oficinas están en Sotero Sanz, a pasos de la sede central de la CPC.
Objetivo: cotizar en Nueva York
A finales de 2017, luego de dos años de trabajo en suelo nacional, comenzaron su proceso de expansión por la región. Empezaron por Perú y luego saltaron a Colombia. Los resultados, por ahora, han sido positivos. Pero fue en diciembre pasado cuando dieron el gran salto: el mercado europeo. Llegaron a España y proyectan competir con las grandes compañías tecnológicas del continente. “La pandemia con la digitalización nos propulsó y vimos que las ganas de ser una firma regional se habían transformado en un apetito global”, cuenta.
Además del desembarco en el mercado hispano, pretenden llegar a Estonia. ¿Por qué? “Es el hub de servicios digitales para Europa. Creemos que este país puede transformarse en el headquarter digital del continente”, asegura Figueroa.
Su plan, por lo tanto, es consolidarse en territorio español, ganar clientes y luego analizar el mercado europeo para activar su plan de expansión. Eso sí, afirma, todavía es muy prematuro.
Sin embargo, el objetivo final es llegar a Nueva York y cotizar en la bolsa, tal como la empresa argentina Globant, que ofrece un servicio similar a ellos: “Sigue siendo una motivación. Esto va en la idea de querer ser una compañía multinacional y creemos que esa es la forma. Cotizar es el sueño del pibe”, concluye.