El puntapié inicial fue una intervención en Rancagua. En plena pandemia, el municipio, a través del Secpla (Secretaría Comunal de Planificación), contactó a la ONG Espacio Lúdico -dedicada a implementar programas de innovación urbana ciudadana- para pedirle ayuda: todos los días afuera de la pagadora de seguros de cesantía se estaban armando grandes aglomeraciones de personas que necesitaban hacer trámites, lo que no solo era inseguro, sino también poco saludable. Cinco días más tarde, la organización que lidera el arquitecto José Miguel Gómez (39), tomó pintura y rápidamente demarcó la vereda y calzada con círculos de colores e iconografías, textos y juegos para que las personas mantuvieran la distancia social en la espera de manera segura, responsable y amigable. El asunto se solucionó.

“Los municipios no tienen los recursos para hacer cosas a veces muy simples, y que mejoran la calidad de vida de las personas”, dice Gómez, quien tiene un Magíster en Proyecto Urbano y un Diplomado en Diseño Cívico. Tomando esta premisa decidió invertir la lógica de los proyectos: en vez de esperar que los alcaldes los contactaran uno por uno -como había sido hasta entonces- hizo un llamado para que todas las municipalidades de Arica a Punta Arenas pudieran levantar sus necesidades de infraestructura urbana en tiempos de covid, tanto inmediatas, como de mediano y largo plazo. A este nuevo programa lo llamó Ciudad Colaborativa. 

Asumiendo que muchas de las iniciativas implicarían temas de transporte y urbanismo, Gómez le presentó la propuesta al Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU), y a los Ministerios de Vivienda, Desarrollo Social y Transporte. Con el pase de la autoridad contactó al periodista Rodrigo Guendelman, fundador de Santiago Adicto, para que los ayudara con la difusión. Luego fue al Colegio de Arquitectos, las Asociaciones de Municipalidades, Intendencia Metropolitana de Santiago, Universidad de Viña del Mar y Del Desarrollo para pedir apoyo. Había un tema que solucionar: el financiamiento. Partió por marcas. Rápidamente Sodimac, Kauel, la Mutual de Seguridad y Cerámicas Santiago comprometieron los recursos. Luego tocó la puerta de family offices. Fundación Olivo, ligada a Patricia Matte, no dudó en sumarse. 

Llegó el momento de “abrir los sobres”. 70 municipios del todo el país acudieron al llamado y cada uno había presentado tres necesidades para la pandemia. Un jurado compuesto por las entidades antes mencionadas fue el encargado de seleccionar 10. “Dimos un bonus, finalmente y nos quedamos con 11”, dice Gómez. La primera semana de agosto se anunciaron los finalistas, todos de regiones: Arica, Quillota, San Antonio, Lanco, Hualpén, Valdivia, Viña del Mar, San José de Mariquina, Curicó, Chillan y San Pedro de la Paz.

Implementación

“Tenemos mapeados 170 puntos o zonas donde se requiere intervenir: áreas de espera, ciclovías, calles peatonales, ensanches de vereda, etc.”, dice el fundador de la entidad sin fines de lucro. Y agrega: “La pandemia hizo que los ministerios sacaran instructivos que dan posibilidad de aprobar proyectos exprés”. 

En las tres semanas siguientes tomaron a cada uno de los seleccionados y les hicieron capacitaciones sobre proyectos urbanos en tiempos de pandemia y talleres para la construcción de planes de intervenciones tácticas de cada comuna. Esto es identificar las necesidades y oportunidades de comuna para la readecuación de sus territorios por covid.

Mientras, la plataforma está mapeando 24 puntos de posibles proyectos por comuna. “Se diseña un proyecto. Si es una ciclovía se define de dónde a dónde iría, cuál es el ancho, la señalética, se cotiza, se realiza una estrategia gestión y vínculo con la comunidad. Y todo eso se presenta a una comisión evaluadora”, explica. “No vamos a ejecutar los 24. Vamos a diseñar uno por comuna y de esos ejecutaremos cinco. Algunas municipalidades están poniendo de su parte para hacer más. Lo que está claro es que abrimos un tema y está escalando más allá de las bases iniciales”, agrega.

La próxima semana comienza la implementación. Se publicarán los Planes de Intervenciones Tácticas de cada comuna y los proyectos en diseño. Por ejemplo, en San Antonio se transformará todo el eje de Av. Centenario en una calle con doble ensanche de veredas y programas adecuados a cada uno de los servicios de esa avenida, esto implica readecuar los modos de transporte y generar cruces seguros en cada intersección, para que la calzada sea completamente peatonal a futuro. “Así como nos importa que sea una intervención segura, tiene que tener ciertos índices de diseño que fomenten que la persona que la use ‘lo pase bien’ y se encariñe con la ciudad y su gente cuando transite por ahí. Eso es algo que va en el espíritu de los proyectos que hacemos”, remata.