Punto de partida
Daniel Daccarett y Leonardo Ljubetic en modo escritor
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Ser emprendedor “es una actitud de vida, una forma de ser, una forma de actuar, una forma de liderar”, dice Ljubetic.
Leonardo Ljubetic y Daniel Daccarett escribieron juntos el libro Rumbo Emprender. Pero tienen muchas más cosas en común. Ambos provienen de familia inmigrante palestina y sus antepasados tuvieron empresas textiles. Coincidieron un año en el Colegio Manquehue en Santiago, donde Ljubetic confiesa, entre risas, que Daccarett era quien la llevaba y nunca le prestó atención. Un par de años después se toparon en la Universidad Católica de Valparaíso, donde Daccarett estuvo solamente seis meses. “Me fue como el forro”, afirma.
Desde ahí, casi no tuvieron vínculos por años. Había una relación profesional y Ljubetic ayudaba a Daccarett en lo que entonces se llamaba “Asado emprendedor” (hoy Emprende tu Mente), que reunía una vez al mes a emprendedores y ejecutivos de empresas.
Fue recién en 2008 que se reencontraron y se hicieron amigos: coincidieron como apoderados en el colegio de sus hijos y se hicieron socios en un negocio de cosmética que tuvieron que cerrar a los cuatro años porque no resultó.
Daccarett ha fundado varias empresas, tal vez la más emblemática es Vendomática. Ljubetic, en tanto, ha sido pieza fundamental en el desarrollo de Copec en los últimos 30 años y de su actual transformación. Trabaja ahí desde el año 1993, estuvo en los inicios de Pronto formando Arcoprime, lideró la compra de Mapco en Estados Unidos y de Blue Express en Chile, y está a cargo de los nuevos negocios de la firma: el fondo de venture capital, el área de energías renovables, electromovilidad y las nuevas iniciativas en el mundo de la conveniencia (Streat Burger y Sbarro).
En esta conversación de más de dos horas en una terraza del MUT, al costado de la Librería Antártica, hablan de un tema en común: el libro Rumbo Emprender, que acaban de lanzar juntos, y que muestra cómo desde trayectorias profesionales diferentes, llegan a las mismas conclusiones a la hora de crear negocios.
La emoción compartida del trabajo cumplido
El fundador de Vendomática es intenso, disperso, agitado y apasionado para contar anécdotas e interrumpir las reflexiones de su coautor. En más de una ocasión pide perdón por interrumpir. El gerente de la división de desarrollo de Copec lleva elásticos en sus manos -dice que es una costumbre que heredó de su abuelo-, tiene subrayadas las partes del libro de las que quiere hablar y es más bien reflexivo, metódico y ordenado. La emoción al hablar del trabajo que les tomó más de tres años la comparten los dos, ambos dicen que era una idea que tenían hace más de una década.
Rumbo Emprender, destaca Ljubetic, “tiene cosas de liderazgo, tiene cosas de negocios y cosas de emprendimiento, pero tiene mucho de la vida. Planteamos sacrificio, pero no perder el norte en la vida”, dice. “El otro día invitamos a un emprendedor a las oficinas de Copec y nos contaba de su éxito. Pero por esto perdió la familia, le costó el matrimonio... casi le caían las lágrimas. Y decía haber logrado su objetivo. ¿Qué objetivo lograste?”.
“Yo admiro a gente que me ha inspirado, como José Said y Raúl Alcaíno”, agrega Daccarett. “Mucho paisano antiguo que tiene una impronta increíble pero con la familia en el centro, porque me importa mucho tener una vida familiar completa. Ganar plata es importante, pero más importante es construir el emprendimiento más bonito, tu familia”, agrega.
“Nuestra armonía se consigue haciendo un constante malabarismo para equilibrar principalmente las necesidades del negocio y la familia: nuestro motor y norte más preciado”, dice Ljubetic.
“No queremos dar recetas”
“No somos nadie para dar cátedra”, coinciden ambos. Por eso buscaban un libro escrito desde la experiencia, “desde las cosas que pensamos y hemos hecho, nuestras convicciones, pero siempre desde la humildad, no queremos dar recetas, ni decir ‘este es el libro del éxito’”, dice Ljubetic. Confiesa que toda la vida había querido hacerlo -“desde antes de entrar a trabajar”-, y en pandemia, mientras caminaba con sus dos hijos por la playa, uno de ellos le preguntó cómo se emprendía.
“Ahí pensé que no había un libro de emprendimiento donde uno pudiera colocar todo el aprendizaje de los años de trabajo, de armar cosas, de innovar, de construir un negocio. Algo que le sirviera a un niño pero también que lo pueda leer un ejecutivo, un empresario o alguien que ya estuviera retirado. De ahí partió como la idea de El Principito del emprendimiento, un libro que pudiera poner en simple lo que significa emprender como actitud de vida, como forma de enfrentar los desafíos, incluso de cómo construir familia”, afirma.
“Ahí pensé que no había un libro de emprendimiento donde uno pudiera colocar todo el aprendizaje de los años de trabajo, de armar cosas, de innovar, de construir un negocio. Algo que le sirviera a un niño pero también que lo pueda leer un ejecutivo, un empresario o alguien que ya estuviera retirado. De ahí partió como la idea de El Principito del emprendimiento, un libro que pudiera poner en simple lo que significa emprender como actitud de vida, como forma de enfrentar los desafíos, incluso de cómo construir familia”, afirma.
En una reunión de negocios a mediados de 2021 Ljubetic le contó a Daccarett la idea que tenía y éste no dudó en sumarse. “Hace muchos años tenía la idea de hacer un libro. Pero no soy lector, el único libro que he leído es el de Steve Jobs, y en ese tiempo tomaba Concerta. Fue un verano que me lo regalaron junto con un frasquito de Concerta y logré leerlo. Hasta lo subrayé. Todavía lo tengo. Pero después me regalaron el de Richard Branson y sólo vi las fotos del medio. El de Musk no lo he leído porque no tiene fotos”, dice el fundador de ETM.
El primer mensaje a una editorial fue el 9 de agosto de 2021 para cotizar. La idea inicial era venderlo solamente por internet, hasta que llegaron a Zig-Zag, que los convenció de hacerlo impreso también.
Ljubetic tenía ideas escritas que había ido anotando en su carrera. Daccarett lo mismo: cuenta que está siempre escribiendo, porque si no, las cosas se le olvidan. Tanto así que en algún momento se dio cuenta de que su momento de mayor inspiración en el día era en la ducha, pero ahí no podía anotar. Entonces se compró una pizarra -como las que usan los buzos submarinos- y la pegó en la muralla de la ducha.
Se juntaban una vez a la semana con unas cervezas a tirar ideas y después le mandaban la grabación a la editorial. Así durante más de dos años. Cuando Ljubetic estaba de viaje, la reunión era por Zoom.
“Yo hice todas las gestiones, Leo nada”, bromea Daccarett. “Pero yo escribí todo”, le contesta Ljubetic.
Viña del Mar y los inicios de Pronto Copec
La historia de Daniel ya ha sido contada en las páginas de DF MAS. En esa ocasión confesó que “tenía buenas notas, pero mala conducta. Hacía leseras: robarse la campana, el libro de clases. Como era hiperquinético, el colegio supo canalizar bien toda la energía que yo tenía. Me mandaban a dar la vuelta al pabellón, corriendo. Y llegaba raja. Otro colegio, hoy te echa. Y dan remedios”, dice.
Aprendió de negocios en Estados Unidos, limpiaba canaletas y trabajó en Errol’s y Big John bajo el alero de Juan Pablo Correa. En 1993 fundó Globe, para representar marcas, y también es el creador de Vendomática y la Fundación Emprende tu Mente, que realiza uno de los eventos de emprendedores más grandes de la región, que este año congregó a más de 45 mil personas.
Ljubetic tiene un camino que parte en la región de Valparaíso.
Su infancia y colegio fue en Viña del Mar y sólo pasó por Santiago un año cuando su padre fue nombrado notario. Su vida de pesca, caminatas al colegio y vida al aire libre fue brevemente interrumpida en esa época. Esos hobbies, dice, fueron lo que priorizó cuando salió del colegio, por lo que decidió estudiar Ingeniería Civil en la PUCV. No se halló en Santiago.
Su infancia y colegio fue en Viña del Mar y sólo pasó por Santiago un año cuando su padre fue nombrado notario. Su vida de pesca, caminatas al colegio y vida al aire libre fue brevemente interrumpida en esa época. Esos hobbies, dice, fueron lo que priorizó cuando salió del colegio, por lo que decidió estudiar Ingeniería Civil en la PUCV. No se halló en Santiago.
Cuenta que siempre quiso ser empresario, pero se enamoró de Copec, donde trabaja desde hace más de 32 años. Fue en 1998 que recibió un llamado de Jorge Bunster, en ese entonces gerente general de la división de combustibles. Pensaba irse a estudiar un MBA a Estados Unidos y Bunster le ofreció ir a conocer a “unos españoles con los que queremos asociarnos”. Buscaban empezar el área de servicios en carreteras. “Agarré el avión, me fui a España y me encantó la idea y los socios”, recuerda Ljubetic. En retrospectiva, cree que fue el mejor MBA que pudo haber hecho.
Esa idea se convirtió en Pronto. Partieron dos personas y cuando la dejó eran cerca de tres mil personas. Fue su primer intraemprendimiento. Sobre este término enfatiza Ljubetic, “es un emprendedor dentro de la organización. Las organizaciones están hechas de emprendedores en su interior, es una actitud. En el libro hablamos de qué es ser emprendedor, que no es sólo hacer negocios. Ser emprendedor es una actitud de vida, una forma de ser, una forma de actuar, una forma de liderar”.
Y agrega: “A los intraemprendedores los llamamos ‘leones dorados’, uno no quiere ovejitas, quiere que la empresa sean leones que desafíen el equilibrio, que estén proponiendo ideas nuevas. Debemos tener debates y por eso hablamos de la ‘mesa redonda’. En el fondo, que tratemos de eliminar jerarquías y prioricemos las buenas ideas y las ganas de hacer cosas”.
4 patas, 4 P y 4 capítulos
El libro está lleno de anécdotas, consejos de vida y proverbios. De hecho, empieza con uno: “El que tiene tienda que la atienda, y, si no, que la venda”.
Son 181 páginas divididas en cuatro capítulos. Parte del contenido de estas páginas habla sobre las 4 P -pasión, perseverancia, prudencia y paciencia-, habla también de la “mochila vital”, que es “la caja de herramientas que nos acompañará durante la vida, si cargamos una mochila pesada, repleta de chucherías que no son relevantes, debemos aligerarla cada vez que se pueda”, dicen.
“El que tiene tienda que la atienda, y, si no, que la venda”.
Habla también de innovar con método, “eso permite reducir el riesgo de fracaso, maximizar el aprendizaje y escalar de manera efectiva. Innovar sin método puede llevar al naufragio, al mal uso de los recursos y a la pérdida de oportunidades”.
Ljubetic destaca que uno de los capítulos es una metáfora de su señora: las 4 patas de la silla, donde para cada persona la silla tiene sus cuatro patas, que pueden ser diferentes, en función de cómo se conforma el entorno de cada uno y sus características fundamentales. Entre los aspectos que pueden influir están la salud, la familia, los amigos, las relaciones sociales, la espiritualidad, el negocio, el emprendimiento y el trabajo. “Nuestra armonía se consigue haciendo un constante malabarismo para equilibrar principalmente las necesidades del negocio y la familia: nuestro motor y norte más preciado”, dice.
Hablan de visionarios, pioneros y colonos, que son distintas personalidades a la hora de emprender: el visionario tiene la capacidad de imaginarse el futuro y proyectar escenarios como si fuesen realidad. Los pioneros avanzan sin saber exactamente lo que pueden encontrar. Viven en un estado de euforia permanente. Buscan conquistar tierras para ellos y sus descendientes. Los colonos, en cambio, actúan estimulados por un rumor o una noticia. No se arriesgan tanto al peligro y a las incertezas de lo inexplorado.
El libro tiene dos prólogos, uno escrito por el presidente de Empresas Copec, Roberto Angelini, y otro por el expresidente del banco BCI, Luis Enrique Yarur.
Cerrando la conversación, Daccarett afirma: “La gente tiene que entender lo que es emprender, porque siempre se tilda al emprendedor de bueno, cool y el empresario es el malo, ladrón y se colude. Pero hay empresarios buenos y malos, igual como hay futbolistas buenos y malos. El ser emprendedor es un estilo de vida, el Cardenal Chomali es un emprendedor, le da sentido a la vida y le mete empuje. Entonces el ser emprendedor tiene características que se aplican para distintas cosas y no solamente para los negocios”.