Punto de partida
La startup chilena que busca que más familias logren el sueño de la casa propia con el modelo rent and buy
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El déficit habitacional en Chile supera las 600 mil viviendas. Dentro de este grupo hay un porcentaje de personas que no pueden acceder a créditos del Estado: sus ingresos son más altos que lo exigido (1 millón de personas, según estudios en los segmentos GSE C1, C2 y C3). En esta startup apuntan a ser una opción para jóvenes entre 28 y 40 años con buen score de crédito con rentas familiares medias de $ 1,5 millones.
Mario Álvarez (46), con su empresa constructora I7, vio este problema. En 2019, les comentó a sus compañeros de ingeniería civil de la UC, Francisco Recabarren y José Manuel González que de diez familias que entran a su sala de ventas, siete no califican para cumplir el sueño de su casa propia.
González creó su primera empresa de software a los 19 años, Recabarren fue vicepresidente de Latam y Álvarez lleva diez años trabajando en el mundo inmobiliario. Tiraron ideas de cómo podrían crear un modelo que permitiera a estas familias acceder a una casa y analizaron el modelo rent and buy (arrienda y compra) que se usa en Estados Unidos. Decidieron replicarlo acá.
Durante el 2020 fueron probando la idea y el año pasado decidieron embarcarse con Hogarízate, una proptech que busca dar vuelta las variables del mercado inmobiliario. En resumen, las familias aplican a una casa, financian el 5% del pie y van pagando una cuota mensual de arriendo con un porcentaje que se suma al crédito. Así, a los cinco años pueden ser dueños de ese inmueble. Con el 5%, la startup se asegura un real compromiso de los compradores y con la cuota mensual los ayudan a ir juntando el pie sin perder la opción de vivir en la casa que eligieron.
La zanahoria que se aleja
Álvarez hace una analogía con una zanahoria. “Si analizamos los últimos años, las propiedades siempre suben más que los sueldos y la capacidad de ahorro. Las familias ven que esta zanahoria, la casa propia, se aleja. Entonces pensamos cómo hacer para que esta zanahoria no se mueva y quede fija, y así la familia se acerque a ella y no que la zanahoria se aleje. Eso motivó a diseñar este modelo”.
Las primeras ventas empezaron a mediados de este año. Levantaron un fondo de US$ 3 entre los socios, amigos, y la banca para comprar las propiedades e invirtieron US$ 1 millón propios para financiar la operación. Su foco es para familias de clase media hacía abajo, con propiedades entre las 2.500 UF y 5.000 UF. Y aunque han recibido postulaciones de casas del sector oriente, prefieren no perder por ahora el impacto social que pueden generar. Actualmente tienen diez familias viviendo bajo este modelo. Se encuentran en Puente Alto, La Florida, San Bernardo, Estación Central y Temuco.
Los socios afirman que los incentivos están alineados tanto para las familias como para los inversionistas inmobiliarios. “Unos van ahorrando con una cuota mensual que va al pozo final, y los otros han tenido en el último tiempo una pérdida de valor con las subidas de tasas. Aquí le das una solución a los dos: el dueño del inmueble tiene un arrendatario muy comprometido, genera menos vacancia, menos morosidad y menos mantención”, dice el CEO, Recabarren.
400 familias semanales y acuerdo con 23 inmobiliarias
Son miembros del gremio proptech Chile y están recibiendo 400 postulaciones semanales, de las cuales un 60% realmente tiene interés y situación financiera para seguir los procesos. Les piden sus antecedentes bancarios y de sueldo, al igual que un banco. Ya cubren la mayoría de la Región Metropolitana y están en Temuco, han firmado acuerdo con 23 inmobiliarias y revisan 15 casos semanales para avanzar en los procesos. Hoy -dicen- apuntan a llegar a los 200 inmuebles durante el 2023.
Para eso firmaron una alianza con Property Links. Ellos los ayudarán a poner en contacto a compradores con vendedores. Afirman que “nunca hubo tanto inventario de propiedades nuevas, hay cerca de 55 mil, pero el puente que une a las personas, que es el crédito hipotecario, es el que está inalcanzable y genera el corte”, declara Álvarez.
“La gracia de ser canosos es que hemos sido muy pragmáticos en decir que partamos con propiedades nuevas, porque éstas traen mejores garantías y la operación es sencilla”, afirma el CEO. Además, en un año turbulento para las startups -y un 2023 que se avecina aún peor-, confiesan que en los eventos a los que les ha tocado ir a presentar su idea siempre están rodeados de jóvenes con short y poleras, pero “se han ido revalorizando las canas”.
Toque humano
En la búsqueda de las mejores prácticas para un mercado complejo como es el inmobiliario, se han juntado con otras startups de la región. Una de las que más los marcó fue con Loft, una proptech brasileña valorizada en US$ 2.200 millones.
Los emprendedores cariocas les dijeron que la captura del cliente digital es muy valiosa y genera mucho valor, pero “después ten cuidado, porque tus clientes van a estar haciendo la compra más importante de sus vidas, y el toque humano no te puede faltar, esto no es un SaaS que hace que todo sea digital”. Por eso, a cada familia los asesoran con educación financiera y acompañamiento durante estos años.
Uno de sus casos más emblemáticos -cuenta Recabarren- es un profesor de matemáticas de un colegio particular en el sector oriente que fue ascendido a profesor jefe. En ese momento acudió al banco para comprarse una propiedad, pero le dijeron que tenía que acreditar seis meses del nuevo ingreso. “Ahí quedan atrapados, era una muy buena oferta que probablemente en seis meses no exista”, dice Recabarren, y agrega, “es como el palo de Pinilla”.