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Punto de partida

La edtech más grande de Chile opera desde La Araucanía y llega a más de 2 mil colegios en Latinoamérica

La edtech más grande de Chile opera desde La Araucanía y llega a más de 2 mil colegios en Latinoamérica

En abril Lirmi fusionó su negocio con Papinotas, creando la plataforma educacional más grande del país. Actualmente llegan a cinco mercados y a 2 millones de usuarios. En diciembre levantaron US$ 800 mil para expandir su negocio por Latinoamérica, y este año invertirán US$ 4 millones en software.

Por: Mateo Navas | Publicado: Sábado 21 de mayo de 2022 a las 21:00
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Desde un sector rural a pocos kilómetros de Temuco, en la región de La Araucanía, tres emprendedores están silenciosamente levantando la edtech más grande de Chile: día a día llegan a casi 2 millones de usuarios y trabajan con más de 2.200 colegios a lo largo de toda Latinoamérica.

Se trata de Lirmi, una plataforma que permite evaluar, administrar y gestionar la labor docente en colegios públicos y privados. Los tres fundadores trabajan desde la IX Región, mientras que la mayoría de los colaboradores de la firma están repartidos por el mundo. “No sabemos dónde están específicamente, pero tenemos entendido que solo un 20% está viviendo en Chile”, indica Isabel Loncomil, profesora y cofundadora de la firma.

La historia de la empresa comienza en 2013, cuando los colegios seguían anclados a los libros de clase y agendas de comunicaciones. Pero para entender los comienzos de la compañía, comenta la docente, es clave narrar un viaje a Silicon Valley que lo cambió todo. 

El periplo y la apuesta

Fue en 2012 cuando los ingenieros Marcelo Catrileo y Emerson Marín conocieron a Rubén Hernández, un emprendedor serial de Estados Unidos que andaba de paso por La Araucanía.

“Yo tenía un proyecto, Emerson tenía otro. Nos entrevistamos con él, nos destrozó y nos dijo que teníamos hartas ganas pero que nuestras ideas eran muy poco visionarias, que no íbamos a llegar a ninguna parte con ellas”, rememora Catrileo.

“Nos dejó la invitación abierta a visitar EEUU y recorrer el ecosistema de las startups. Al final nos reunimos entre siete personas de la región y nos fuimos tres meses a Silicon Valley sin saber inglés”.

Visitaron los cuarteles generales de Facebook, Cisco, incubadoras como Plug And Play y conversaron con diversos capitalistas de riesgo.

Ya en Chile, conocieron el proyecto de Isabel: “Trabajé 12 años en colegios rurales, urbanos y privados. Vivencié todas las brechas que existen entre los estudiantes y la docencia. Me frustré mucho, entonces quise seguir apoyando desde afuera. Me junté con Emerson y Marcelo y vimos las posibilidades de generar soluciones tecnológicas para los profesores, alumnos, apoderados e instituciones”.

Partieron con una plataforma para realizar evaluaciones a distancia, una especie de Google Forms más avanzado. “Nos bajamos del avión y nos fuimos directo a conversar con profesores y directores. Eran reuniones diarias al principio, visitamos cerca de 10 colegios cada jornada. Tocábamos las puertas y les pedíamos conocer el problema pedagógico”, afirma Catrileo. “Muchas de nuestras reuniones eran por teleconferencia. Por eso logramos cerrar acuerdos con instituciones de Arica a Punta Arenas”.

Las ventas llegaron rápido. Su crecimiento inicial se apalancó con fondos Corfo, pero sin ningún levantamiento de capital tradicional. “Hicimos un intento una vez, pero no nos gustó el paradigma de inversión. Terminamos haciendo bootstrapping (cuando la empresa utiliza sus propios recursos para crecer)”, afirma Emerson Marín, actual director ejecutivo de la compañía.

Desde que abrieron en 2013, han crecido entre dos a tres veces por año. “Empezamos por una plataforma de aprendizaje, pero luego los clientes nos pidieron otras funcionalidades. Hoy ofrecemos una suite integral donde se tiene todo en un mismo lugar”.

Por ejemplo, tienen un libro de clases virtual, un espacio de evaluación online, una plataforma de comunicación con apoderados y un producto que le permite a profesores crear y diseñar sus clases.

En 2018 levantaron una nota convertible (instrumento de deuda a corto plazo) con Dev Labs, la oficina de venture capital fundada por Rubén Hernández en La Araucanía. Y en diciembre pasado cerraron una ronda de      US$ 800 mil con Taram Capital, un fondo chileno de VC basado en Miami.

“Nosotros hemos reinvertido gran parte de lo que hemos ganado. Este año la inversión en software será de US$ 4 millones”, señala Isabel Loncomil.

La guerra y la reconciliación

Lo que empezó como una guerra, terminó en una fusión. A finales de abril Lirmi y Papinotas unieron sus negocios, y actualmente están en etapa de unificar clientes y los distintos softwares. Con este hito, comentan los fundadores, se convirtieron en la edtech más grande del país. “De diez colegios en Chile, cuatro usan nuestro programa”, dice el CEO.

El ejecutivo cuenta que esta unión les permitirá masificar la digitalización de los procesos educativos y llegarán a 2.200 colegios en Latinoamérica.

“Nos conocimos en 2015. Papinotas estaba enfocados en la comunicación (relación entre colegio y la familia) y nosotros en el aprendizaje. Nos identificamos como dos especialistas del mercado pero con líneas de negocio diferentes. Construimos una buena relación y en 2019 hubo un primer intento de fusionarnos, pero no cuajó”, indica Marín.

Pero luego llegó la pandemia y los obligó a competir. “Tuvimos que tomar una decisión: volvernos integrales (abarcar todas las áreas del negocio edtech) o seguir siendo especialistas en un aspecto en particular de la industria. Ambos decidimos pasar a ser integrales, lo que nos puso en guerra”, recuerda el CEO. “Nosotros realizamos unos aciertos que nos permitieron crecer más rápido. Por eso Papinotas se volvió parte de nuestro ecosistema cuando concretamos la fusión”.

Ahora viene, de acuerdo a Marcelo Catrileo, lo más importante: la expansión regional. Hoy tienen clientes en Chile, Perú, México, Brasil y Colombia. El objetivo es potenciar la actividad en territorio azteca y carioca y lograr ventas anuales por US$ 10 millones. Con esos dos hitos, llegarán a inversionistas en Estados Unidos para concretar una Serie A que les permitirá expandir su software por la región.

Luego se enfocarán en aterrizar en Estados Unidos y después expandirse por el mundo. “Siempre pensamos este proyecto como un negocio global. Nuestro objetivo final es que un profesor en la India pueda usar la plataforma”, proyecta Catrileo.


“Nos identificamos como Mapuche, pero no tiene nada que ver con el negocio”

Los tres fundadores de Lirmi se identifican como Mapuche, pero, aclaran, no quieren vincular sus raíces con el negocio: “No tiene nada que ver. Es un ingrediente que llama mucho la atención, por eso hicimos un trabajo de marca para sacarnos de encima eso, porque no nos aporta. Tenemos un proyecto más grande, que es resolver los problemas de la educación en Latinoamérica”, enfatiza Emerson Marín, CEO de la compañía.

 

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