Punto de partida
Nanotech chilena Aintech levanta US$ 8,5 millones y prepara expansión a Norteamérica
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El segundo semestre del 2018 Vittorio Stacchetti iba camino a capacitar a una promotora para agregar al mercado chileno un nuevo tipo de manzanas -en ese entonces trabajaba en la exportadora San Clemente- cuando se topó con un amigo de toda la vida, Sebastián Cardoen (36).
Quedaron de almorzar ese mismo día y llegaron dos personas más, Matías Olavarrieta (48) y Tomás Houdely (33), para hablar de un negocio que le podría interesar. Fueron las primeras conversaciones de una startup de nanotecnología para innovar en la industria química que tenían en mente.
Cardoen aportó una oficina de 75 metros cuadrados que se convertiría en centro de operaciones y laboratorio y la opción de usar un galpón de 500 metros cuando crecieran.
Olavarrieta hizo los vínculos con fondos de inversión y levantaron US$ 1 millón en una ronda pre semilla. Fundaron Aintech, con el foco en desarrollar nanotecnología para que los productos químicos sean más eficientes y sus clientes puedan optimizar recursos, y empezaron a contratar equipo. A los seis meses el laboratorio les quedó chico.
Tomas Edison
Houdely es un ingeniero civil industrial que en su época universitaria odiaba la química pero le apasionaba la física. “La nanotech tiene lo mejor de los dos mundos”, asegura. Uno de sus referentes es Richard Feynman, el padre de esta ciencia que se dedica al estudio y manipulación de la matería en tamaños muy pequeños. Es utilizada, por ejemplo, por Pfizer en la tecnología para fabricar sus vacunas, y por Samsung para sus pantallas Led.
“Una de las principales propiedades que tiene la nanociencia es que te permite optimizar el area superficial de los elementos. Puedes tener los mismos procesos de grandes empresas productoras, o mejores, utilizando una millonésima parte”, explica Houdely, quien es CEO de la firma. Sin embargo, muchas de estas empresas químicas generan gran cantidad de residuos y son grandes contaminantes. Ellos prometen que su empresa no lo hace.
Al igual que un proceso científico, hay una etapa de investigación, producción y luego escalamiento y salida al mercado. Para eso trabajan en su edificio en Lampa -que cuenta con el laboratorio privado más grande de Latinoamérica-, con más de 1.200 metros de mesón para ciencia aplicada, un área de investigación y desarrollo con 10 dientíficos, de los cuales seis tienen doctorados.
Ahí, quien comanda el barco es el jefe de laboratorio, Edison Salas, bioquimico que empezó a hablar de estos temas con Houdely el 2015. Al juntar ambos nombres, el de Salas y Houdely, forman “Tomas Edison”, lo que les ha traído más de alguna broma en ferias y presentaciones, aludiendo al científico estadounidense que creó la luz.
¿Qué hacen en Aintech?
Antes de la pandemia, en Aintech trabajaban con un operador de Transantiago que requería ayuda con un producto con tecnología long lasting (larga duración). Cuando llegó el virus ya tenían el producto desarrollado y pudieron salir a venderlo. “Con esto pasamos de una venta de $ 0 a $ 1.400 millones en 10 meses”, afirma el ingeniero civil.
Después tocaron la puerta de Walmart. Entraron con un químico para desinfectar las salas y gracias a este -asegura Stacchetti- “cambiaron sus protocolos, y en vez de desinfectar una vez al día, solo necesitaban hacerlo una vez a la semana. Eso redujo en 85% el costo de la empresa, además de ahorrarles 200 millones de litros de agua anuales y reducir de 120 a 40 minutos el proceso”.
Entra Tridan Innovation y Goldman Sachs pide invitación
Los fundadores no venían del mundo de las startups, por lo tanto no tenían experiencia en levantamiento de capital. Antes de lograr este hito -y cuando tomaron la decisión de crecer-, en septiembre del 2021 conversaron con Eugenio Cantuarias, de Aceleralatam, quien los ayudó a estructurar la ronda, ordenar los datos y hacer proyecciones y valorizaciones.
Uno de los fondos con los que tuvieron conversaciones fue con Goldman Sachs. “Pero nos dijeron que su ticket mínimo era de US$ 20 millones, y nos pidieron que los invitemos a la serie A”, cuenta el CEO, quien explica que el monto que ellos querían alcanzar en esta etapa era de US$ 5 millones.
Otro de los invitados fue la empresa canadiense Tridan. “Les escribí por si querían entrar a la ronda. A los 30 segundos me respondieron que sí”, señalan los socios.
Abrieron la ronda un lunes de febrero del 2021 y a la semana -cuentan- ya tenían oferta de US$ 17 millones, sumando distintos fondos. Ordenaron las opciones y se decidieron por la canadiense: con ellos adelantaban un año y medio los planes de entrar a ese mercado y además recibían el capital necesario. Así, la ronda -por US$ 8,5 millones- se cerró esta semana: US$ 1,5 millones viene de inversionistas locales y el resto de Tridan.
Walmart, Transantiago y Cementos Melón
El viernes se adjudicaron otro proyecto con Walmart: la venta de un producto con su tecnología que optimiza los tiempos de limpieza en las salas donde se manipulan alimentos como carnes, pescados y fiambres.
Ese mismo producto desinfectante lo desarrollaron para el retail, lo llamaron Decutec y eso les llevó a ser premiados por GS1 como el producto más innovador del 2021. Además, terminaron dentro de los diez primeros en la Entrepreneurship World Cup, donde participaron más de 100 mil compañías de 200 países.
Ahora están trabajando con cementos Melón en un aditivo que le da una propiedad anti hongo al hormigón, y tras dos años de desarrollo tienen el producto final.
Aintech ya está presente en Brasil, Colombia, Panamá, México y Perú. Trabajan 40 personas y tienen dos patentes propias, pero esperan cerrar el 2022 con 14.
Cuenta el CEO que un 70% del portafolio de investigación y desarrollo ha sido exitoso, “pero esto puede disminuir a medida que aumentemos las complejidades de los productos”. Hoy su caballo de Troya es la unidad de biosidas con tecnología long lasting, que permite aumentar la eficiencia de los productos.