Punto de partida
Nazca, Canary y Alaya apuestan por startup para facilitar importaciones de frutas
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Larry Gil es uno de los tantos emprendedores que luce un Oura Ring en su mano izquierda. El anillo que varios de los CEO de Silicon Valley -y más de un par en Chile- usan para monitorear su energía, sueño, calorías, entre otros. Es triatleta, igual que su antiguo jefe, el fundador de Betterfly Eduardo della Maggiora, y fue precisamente gracias a este deporte que conectó con él.
De padre venezolano y madre de Viña del Mar, Gil viajó del país caribeño a terminar sus estudios en Boston. Al salir del colegio se matriculó en ingeniería industrial en Western New England y durante el último año estudió un diplomado en finanzas en Harvard.
Por ese tiempo competía en cross country e incursionó en el mundo del triatlón. Durante sus vacaciones visitaba a su madre en la V Región y el verano del 2018 conoció Burn To Give, una aplicación para donar alimentos a través de las calorías consumidas
“Por cosas de la vida empecé a entrenar con el equipo de Eduardo y Cristóbal (della Maggiora), conocí más de ellos y seguí muy de cerca lo que estaban construyendo. Cuando se abrió una vacante entré como analista”, recuerda Gil. En ese momento eran seis empleados, y no estaba en los planes ser una insuretech como lo es hoy Betterfly. Entrenaba cuatro horas diarias.
Cuenta Gil que a su padre nunca le conoció un empleador. “Siempre tuve dentro de mis venas seguir esos pasos”, afirma. Una de las primeras empresas que creó su papá fue una firma de importación de alimentos. “Desde niño lo escuché quejándose de lo mismo, los documentos del contenedor, el pago de los clientes, los créditos. Fue con eso donde efectivamente empiezo a cruzar y a conectar los puntos. Pensé que había una oportunidad”, comenta.
En julio del 2022 empezó a pilotear la idea de crear un e-commerce de importación y exportación de frutas. La idea era convertirse en la plataforma que une a productores o proveedores con todo el mundo. Todo apoyado con tecnología. Un mes después, le comunicó a sus mentores que dejaría Betterfly, donde pasó de tener seis a 700 compañeros de trabajo, para emprender este nuevo rumbo.
“Honestamente Eduardo no lo esperaba, pero desde el día uno fue muy apañador, y se lo tomó mejor de lo que yo pensaba”, destaca el CEO de Loads. Y añade: “Lo primero que me dijo al irme fue ‘la única condición es que me guardes un espacio en la ronda pre-semilla’. Desde el día 1 quiso formar parte y creyó en algo que en ese momento era literalmente una presentación”. Partieron con US$ 500 mil de inversionistas ángeles, entre ellos los hermanos de Betterfly.
Con ocho personas en el equipo, cerraron su primer contenedor. Vendieron manzanas a Estados Unidos y el comprador quería importar más. Sin experiencia, no se dieron cuenta de que la temporada en Chile se había terminado, pero fueron a Polonia a buscar proveedores y terminaron haciendo su primera conexión Colombia-Europa.
Siguieron conversando con fondos de inversión, pero las malas condiciones del mercado los hicieron detenerse y enfocarse en tener flujo de caja positivo. Gracias a eso -dice-, no despidieron a nadie. Crecían un 27% mensual.
Casi tres meses atrás se reactivaron las conversaciones. Uno de sus inversionistas lo conectó con Jaime Zunzunegui, managing partner de Nazca (fondo mexicano que invirtió en Kavak, Jüsto y Colektia, entre otros), y luego llegaron a los brasileños Canary y el fondo basado en Córdoba, con socio chileno, Alaya Capital. A los tres les gustó el modelo y recientemente cerraron una ronda de US$ 2.05 millones. Por su plataforma han pasado US$ 3 millones.
En unas semanas el emprendedor viajará a Miami a correr un nuevo triatlón, por primera vez junto a su novia. “Seguro me va a ganar, porque por la ronda no entrené mucho”. El CEO de Betterfly también estará presente en esa carrera.