Punto de partida
Thomas Kimber, fundador de Karün: “Tenemos que ser capaces de ponernos vulnerables, porque eso es lo que nos hace fuertes”
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“Me pasó algo justo antes de venir acá el fin de semana. Estaba en Puelo con algunos del equipo y veníamos de visitar a los líderes de impacto. Les dije: ‘Tengo esta charla el martes en el MAS Pitch y estoy súper incómodo. No me siento con ánimo para ir a presentar lo que nosotros hacemos, dar el pitch de Karün. Han sido unos años tan difíciles que nos hemos tenido que enfrentar a cientos de inversionistas. He tenido que repetir mi historia tantas veces que no tengo la pasión para pararme en el escenario y decirles ‘miren mi emprendimiento’.
Mientras más diferencias de edades, nacionalidades y políticas tengamos dentro de Karün, más fuertes nos vamos a ir haciendo, porque más grande es el desafío de escucharnos. Como decía Humberto Maturana, de dejar aparecer al otro. Y eso es maravilloso. Pero es tremendamente difícil.
El momento más difícil de mi carrera no fue cuando estaba quebrado o cuando estuve hospitalizado por estrés. Fue ponerme de acuerdo con estos dos personajes (Juan Cristóbal de Marchena y Marcelo Atala). Yo estuve a punto de cerrar Karün. Y no porque no hubiera caja. Sino porque no era capaz de ponerme de acuerdo (con ellos). ¿Pero por qué? Porque requería que ambos cediéramos muchas cosas. Hoy nos adoramos y hemos sido capaces de armar un equipo y una cultura que estoy convencido nos va a llevar a ser la empresa más querida del mundo. Pero no porque hacemos los mejores anteojos o los más eficientes o somos los más rápidos. Es porque realmente tenemos esa convicción de que si queremos cambiar el mundo tenemos que cambiar la forma de relacionarnos. Y eso hay que hacerlo desde la práctica y es tremendamente difícil.
Hoy estoy en una etapa en la que por fin he cumplido una parte de mi sueño: construir un equipo increíble que anda solo. Es armar la empresa que siempre soñé, pero que al mismo tiempo cuestiona mi propio rol. Muchas veces me paro acá y no sé desde dónde hablar. No sé si soy el emprendedor que está soñando, no sé quién soy realmente. En este contexto tengo más preguntas que respuestas. Pero sí estoy seguro de que esa reflexión quiero tenerla siempre y quiero compartirla para que sepamos que cada una de las etapas, por más que uno vea a un emprendedor que “la logró”, probablemente lo esté pasando mal, o esté teniendo dificultades o inseguridades. Y lo que más se necesita es saber que otros del mismo mundo empatizan con eso para que no sea necesario tener que agrandarse. Es difícil, es muy difícil. Y tenemos que estar OK con aceptarlo y ser capaces de ponernos vulnerables, porque eso es lo que nos hace fuertes”.