Cultura
Claudia Piñeiro: “No estoy para nada de acuerdo con la cancelación"
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A principios de 2020 comenzó el rodaje de la miniserie El reino, escrita por Claudia Piñeiro y dirigida por Marcelo Piñeyro. Entonces vino la pandemia y Argentina, al igual que Chile, entró en confinamiento absoluto. Cuando retomaron las filmaciones, fue bajo las más estrictas medidas de seguridad.
La autora recuerda que en septiembre de ese año fue a visitar el set de grabación. “Me vistieron como una astronauta de la NASA, con barbijo y además antiparras. En un momento veo una mosquita y pensé ‘qué mala suerte que quedó atrapada cuando me puse todo encima’.
Estuvo todo el tiempo ahí, pero ya cuando me saco la indumentaria y llego de vuelta al auto, la mosca seguía, y digo: ‘¿qué es esto?’”, recuerda. “Esto” es una condición bastante común, según se enteró después, y consiste en pequeñas manchas en la visión que se producen por acumulación de células muertas y que se denominan “moscas volantes”. No es nada grave y la mayoría de las personas se acostumbra a ellas incluso hasta dejar de verlas.
Claudia decidió traspasarle esta nueva compañera a Inés Pereyra, o Experey, la protagonista de El tiempo de las moscas (Alfaguara, 2022), título que desde octubre se posiciona entre los más vendidos de Argentina, y que además es la continuación de Tuya, la primera novela de Piñeiro, y también superventas, publicada en 2005.
La trama de esta historia policial, o thriller tragicómico, mostraba a una mujer casada y con una vida montada sobre las apariencias que se empecina en descubrir el amorío de su marido, lo que termina con un homicidio y la protagonista en prisión. En 2015, Tuya se convirtió en una película dirigida y adaptada por Edgardo Gonzalez, con las actuaciones de Juanita Viale, Jorge Marrale y Andrea Pietra.
En una conversación por Zoom, la escritora confiesa que no se le había ocurrido volver sobre esa historia. Entre otras razones, porque el personaje principal estaba en la cárcel y para hacer una novela de prisión, una realidad tan desconocida y particular, sentía que debía interiorizarse de manera especial.
Pero hace algunos años un amigo suyo, el escritor y académico Guillermo Martínez, fue a dar clases a una universidad estadounidense y llevó tres novelas latinoamericanas, una de ellas era Tuya. Cuando volvió, le dijo a Claudia: “Tienes que seguir con este personaje. Como Patricia Highsmith con el Talentoso señor Ripley, que uno quiere saber cómo va a zafar de sus crímenes”.
“Me dejó la vara muy alta (ríe). Tampoco tomé su idea, pero me quedó dando vueltas y durante la pandemia, reapareció. Calculé que en el tiempo transcurrido y con buen comportamiento, Inés ya podría haber salido de prisión y me empecé a entusiasmar con la idea de una mujer que tiene que reinsertarse en la sociedad y ganarse la vida, algo que nunca hizo antes porque dependía de su marido. Pero, además, y era lo que más me interesaba, encarar un mundo que había cambiado radicalmente en cuanto a la situación de las mujeres. Porque en Tuya, que escribí hace 17 años, ella era una mujer machista que decía cosas que incluso podían dar risa, la novela tiene humor, pero que hoy, con los años, ya ni gracia causan porque una aprendió que en algunos de esos chistes y dichos se construyen realidades. Es como que una persona estuviera dormida y despertara en un mundo distinto”, explica Piñeiro.
El coro
El tiempo de las moscas parte cuando Inés sale de la cárcel. Un año después, junto a su amiga, “la Manca”, también exconvicta, instalan una doble empresa, que por un lado se dedica al control ecológico de plagas y por otro presta servicios de investigación privada. En eso está, sacando adelante una nueva vida, cuando recibe un tentador encargo que podría volver a meterla en aprietos.
Intercalando los capítulos que van dando forma a esta aventura de atar cabos, vienen pasajes donde se leen voces de mujeres opinando sobre la trama y los personajes, pero también debatiendo en torno a temas actuales como feminismo, maternidad, trabajo y amor romántico, entre otros.
“Lo pensé como el coro de las tragedias griegas que representan a la la comunidad y comentan lo que está pasando mientras pasan a temas generales que tienen que ver con las mujeres. Hay posturas más extremas y otras más suaves. Eso lo vi en las asambleas de mujeres en Argentina cuando el año 2018 empezamos a trabajar en la aprobación de la Ley de la interrupción voluntaria del embarazo. Participé de muchas asambleas de mujeres, había mujeres mayores, que llamamos las históricas, que algunas venían hasta con bastón, y también chicas adolescentes. Todas tenían derecho a hablar y a ser escuchadas, para mí el coro tiene esa heterogeneidad y democratización de la palabra que me parece muy interesante para pensar la política”, rescata la escritora.
En estás páginas hay citas de autoras reconocidas y actuales, como Judith Butler o Rita Segato, pero también anónimas.
De vuelta a las moscas
Además de la manchita negra que se instaló en su visión, otra casualidad ocasionó que Piñeiro hiciera de las moscas uno de los ejes de su nueva novela. Varios de sus libros tienen una línea de novela negra, señala, por lo que le gusta investigar cuestiones forenses y de criminología, aunque luego no use la investigación específicamente.
“He hecho cursos de técnicas forenses. Y cuando estábamos en la pandemia, salieron montones de alternativas por Zoom, acá en Argentina muchos hicieron de masa madre, por ejemplo, pero en la Universidad de Río Negro se abrió una clase de entomología forense, es decir los insectos aplicados a develar cuestiones que tienen que ver con crímenes. Me pareció fascinante la mezcla de la vida y la muerte. Para colmo lo daba una académica de apellido Pereyra, igual que la protagonista. Entre la mosca del ojo y las moscas reales, se me empezó a armar la novela”, cuenta.
Además de información científica sobre los tipos de moscas que existen y sus funciones, también cita su presencia en la literatura, desde El señor de las moscas de William Golding, hasta una obra de teatro de Sartre, Las moscas. “Me encanta que hay gente que lee el libro y me dice que ya no quiere matar más moscas, también hay lectores que me han traído papers impresionantes”, confidencia.
Otro de los grandes temas que aborda el libro es el de la maternidad: “En esta segunda parte, a diferencia de la primera donde la protagonista fingía y mantenía las apariencias, pero no se enteraba de lo que pasaba con su hija, en la segunda parte, Inés asume que no sintió deseo de ser madre, y desde la sinceridad recién puede hacer algo por ese vínculo. Para algunos, que una mujer no quiera asumir la maternidad, es algo condenable, yo no comparto eso, pero durante mucho tiempo era vista como un bicho raro o una vergüenza. Por suerte se dejó eso de lado”.
Y también está la marca que deja haber cometido un crimen, apunta la escritora. “Hay una deuda de la sociedad hacia las personas en prisión, porque se les promete que, tras ser juzgados y condenados, irán tantos años presos y cuando salgan serán reinsertados en la sociedad. Eso muchas veces no sucede; por los prejuicios y porque el servicio penitenciario, al menos en Argentina, no está preparado para ayudar a esas personas. Si en una cena te dicen que la persona que está al frente estuvo tantos años en prisión por matar a alguien, me imagino que a todos se les pone la piel de gallina. Esas marcas no sé cómo se resuelven, no tengo una respuesta, pero al menos lo podemos pensar”.
La autora dice estar infinitamente agradecida con los lectores que la tienen en número 1. Explica que Tuya es un libro que se lee mucho en los colegios secundarios y quería responderles a muchos de esos jóvenes cuando le preguntaban qué pasó después. Pero también le gusta la contemporaneidad de El tiempo de las moscas: “Hay temas que no están cerrados, discusiones que siguen abiertas y que nos hacen reflexionar. Debemos preguntarnos: ‘¿Qué hacemos con esto?’ Y desde mi punto de vista, lo peor es excluir a personas”.
La posibilidad de que esta novela llegue a la pantalla es alta. De hecho, cuenta Piñeiro que Netflix ya había comprado los derechos de Tuya para hacer una serie y que una alternativa sería seguir con El tiempo de las moscas. Eso estaría en evaluación. “No lo pienso cuando escribo, pero un proyecto audiovisual siempre es interesante porque se trata de una nueva lectura. Cuando empecé escribiendo Tuya fue haciendo un curso de guion, pero fue apareciendo un monólogo interior que luego se transformó en novela y yo en escritora”.
Mientras tanto la segunda temporada de El reino, la serie que se estrenó en agosto de 2021 en Netflix y que muestra cómo un pastor evangélico, interpretado por Diego Peretti, se transforma en candidato a la presidencia de Argentina, ya se encuentra en la última etapa de postproducción y pronto se definirá su lanzamiento para principios de 2023.
“Es tremendo porque con Marcelo (Piñeyro) ya nos pasó en la primera temporada que nos mandábamos notas de los periódicos: ‘Me quiero matar porque es lo que escribimos hace una semana nosotros’. Y en esta segunda temporada, el mundo, pero sobre todo Latinoamérica no nos deja de spoilear. Antonio Tabucchi decía que los escritores tenemos las antenas muy paradas, no es que anticipemos, pero lo que está en el aire lo bajamos al momento, mientras sucede. Y el realismo mágico de García Márquez, sabemos los latinoamericanos que aquí es realismo”.
No a la cancelación, sí a dudar
“No escribo con lenguaje inclusivo, pero estoy preocupada de nombrar a todas las personas y hay palabras del universal masculino que considero ya no nombran a todas las personas. Sin usar lenguaje inclusivo trato de darle la vuelta a la oración. Ese esfuerzo y consciencia antes no lo tenía”, comenta sobre los nuevos lenguajes, que tanto ella, como la protagonista del libro, deben asumir.
Claudia Piñeiro es una voz fuerte en temas como feminismo y los derechos de las mujeres, también es una activa tuitera, lo que en ocasiones la lleva a involucrarse en polémicas. Una de las últimas se produjo a propósito de la revocación de contrato por parte de la editorial Almadía a la escritora colombiana Carolina Sanín por sus dichos en contra de mujeres trans. Algunas autoras argentinas, como Mariana Enríquez, Alexandra Kohan y la propia Piñeiro, criticaron la decisión, lo que les costó ataques en redes sociales.
“No estoy para nada de acuerdo con la cancelación y me parece que todas las personas se tienen que expresar. Para mí las personas trans son totalmente parte del feminismo. Pero si una persona piensa otra cosa, creo que puede decirlo. Lo que pasa es que a veces decir eso incluye mensajes de odio solapados y hay que tener cuidado. Como escritora defiendo la expresión y que no se pueda censurar o cancelar, pero también entiendo que hay temas donde no está tan claro", sostiene.
Y agrega: "Si alguien dice que vuelva Hitler, sabemos que eso es inadmisible, nadie se lo cuestiona, pero con respecto a otros temas, a veces dudamos y creo que eso también debe permitir que quienes se sienten incómodos, se quejen. Uno tiene que usar el pensamiento crítico, aceptando todas las voces, pero muy atentos porque algunas esconden discriminación”.