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Cultura

Con un libro que cuenta su historia y muestra parte de su gran colección, el Museo Andino se apronta para cumplir 20 años

Con un libro que cuenta su historia y muestra parte de su gran colección, el Museo Andino se apronta para cumplir 20 años

En enero de 2006 el empresario Ricardo Claro inauguró el Museo Andino ubicado en la Viña Santa Rita. Este edificio, que depende de la Fundación Claro Vial, resguarda una colección de más de 3.000 piezas arqueológicas pertenecientes a los pueblos originarios que habitaron el territorio nacional desde Arica hasta el extremo sur y Rapa Nui. Casi dos décadas después, el museo está lanzando un libro que compila parte de su historia. Una deuda pendiente que se suma a otros hitos que comparte su nueva directora Eloísa Cruz.

Por: Sofía García-Huidobro - Retrato Verónica Ortiz | Publicado: Viernes 30 de mayo de 2025 a las 18:26
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11:00 am de un soleado miércoles de otoño en la Viña Santa Rita, y dentro del Museo Andino hay mucha actividad. Además de las visitas guiadas a escolares que tienen a grupos de niños de segundo básico recorriendo las tres naves del edificio, hay un equipo montando la iluminación en la nueva sala del oro y se despliegan los preparativos para el evento que tendrá lugar al día siguiente.

Más de 100 personas están invitadas a celebrar el lanzamiento de Culturas de Chile, libro que reúne la historia del museo junto a fotografías de muchas de sus valiosas piezas y textos a cargo de diversos expertos. La publicación comenzó a materializarse hace tres años.

“Es súper emocionante porque se le está haciendo por primera vez un reconocimiento a este legado de Ricardo Claro -fallecido en 2008- que va a quedar plasmado para siempre. Vamos a cumplir 20 años y era importante contar con un registro oficial”, señala Eloísa Cruz Elton, quien asumió como directora del Museo Andino hace cinco meses.

La historia de la diseñadora y magister en Historia del Arte con el museo se remonta a sus inicios; entre 2006 y 2009 trabajó en el área de catastro y conservación. En 2022, luego de desempeñarse como diseñadora de museografía en la oficina Sumo y como jefa del área de exposiciones del Museo Histórico Nacional, volvió al Andino como subdirectora bajo el mando de Hernán Rodríguez, quien le pasó la posta en enero de este año.

“Están pasando muchas cosas”, dice Eloísa mientras recorre las salas y va contando las novedades una por una. Comenta que el domingo pasado, con ocasión del Día del Patrimonio 5.000 personas entraron al museo. Una cifra récord que los tiene muy contentos. Muchos de los visitantes provenían de la misma provincia del Maipo, de localidades como San Bernardo, Buin, Calera de Tango, y también de Santiago y Rancagua. 

La primera parada es en la sala del oro, la misma que el 5 de junio de 2022 fue violentamente asaltada por un grupo de delincuentes armados que en un par de minutos se llevaron más de 60 piezas de oro y junto con ellas siglos de historia y de un patrimonio invaluable. Las figuras que se salvaron del atraco, entre ellas una máscara de oro que no lograron llevarse a pesar de romper su vitrina, volverán a ser exhibidas, junto con imágenes de aquellos objetos que ya no están.



“De esta sala llena de piezas de oro, salía un verdadero fulgor y la idea es que vuelva a tener ese brillo ahora a través de la iluminación. Que se siga enseñando la cultura, y, por otra parte, que se hable sobre la pérdida del patrimonio. Que exista conciencia de que estos no son nuestros objetos, son de todos y también para las futuras generaciones. No se trata de olvidarnos del robo, sino que de aprender de él, entender la relevancia que tienen estas piezas y recordar por qué estamos custodiando estos objetos”, declara Eloísa, mientras revisa los elementos museográficos que se encuentran en pleno montaje.
 

En la sala contigua un curso de estudiantes de tercero básico visita la colección estable. “Son nuestros niños, los que nos visitan, quienes tienen que saber de dónde venimos. Cada vez están llegando más culturas de otras partes del mundo a nuestro país y nos vamos alejando de lo propio. Esto nos hace volver a nuestras raíces, enorgullecernos y crecer con ellas”, agrega. 

La misión educativa del museo es una prioridad, afirma la directora. Cuenta sobre el programa Somos + Cultura Maipo, iniciativa que nació en 2012 como una alianza entre la Fundación Claro Vial y la Viña Santa Rita -empresa ligada a Diario Financiero- junto a la Corporación Empresas del Maipo, que tiene el objetivo de acercar la cultura a los establecimientos educacionales de la provincia.



Además de las visitas guiadas, el programa contempla dos concursos: “Pueblos Originarios en Chile” y “Patrimonio en mi Comunidad”. El primero de ellos está dirigido a alumnos de 2° a 6° básico y una de las actividades es realizar réplicas de las piezas que forman parte de la colección. Los mejores trabajos se premian y son seleccionados para una exposición que se mantiene abierta durante cada verano.

“Muchas veces los niños los crean en conjunto con sus profesores, padres, abuelos o hermanos. Llegan unos trabajos increíbles. Hace algunos años pusimos las mejores réplicas dentro de las vitrinas y costaba distinguirlas de las piezas originales. Este programa es el motor del museo, lo que nos hace levantarnos todos los días”, comenta Cruz. También están firmando convenios con varias universidades para que alumnos y docentes de carreras como Arqueología, Antropología o Historia del arte, acudan al museo a investigar, participar del quehacer diario y colaborar en distintos proyectos.  
 
Nueva luz


Alrededor del 40% de los visitantes del museo son turistas, cuenta Eloísa mientras ingresa al espacio que alberga piezas de la cultura Rapa Nui. Ahí menciona a Ruperto Vargas, abogado y antropólogo, profundo conocedor de esta cultura y gran amigo de Ricardo Claro. Vargas fue quien le transmitió al empresario su pasión por el coleccionismo, lo acompañó en la recolección de piezas y luego en la creación del museo.

Cruz recalca el hecho de que el edificio de 1.400 metros cuadrados, obra de los arquitectos Jaime Burgos y Mariano Campos y adjudicado por concurso, se proyectó a medida para la colección: “Eso es algo poco común. A nivel mundial las colecciones se encuentran en edificios antiguos o bien en estructuras modernas, pero que este se haya diseñado en función de la colección, y no al revés, es algo atípico”.



En 2006 era un museo de punta, afirma la directora, y lo sigue siendo, pero explica que en el tema de la iluminación la tecnología ha avanzado mucho durante estas casi dos décadas y por eso la decisión de renovarla. “Estamos inaugurando este nuevo proyecto de iluminación que es una gran inversión”, apunta. La oficina a cargo es Limarí (LLD), “eminencia en iluminación de museos en Chile e internacionalmente reconocidos”, agrega.

También están cambiando el guión curatorial del museo, para que más allá del clásico sistema de cédula donde aparece el título de cada pieza y a qué cultura pertenece, se incluyan otros elementos. “Muchas veces son datos mínimos que no dicen mucho del objeto en sí mismo. Lo que estamos haciendo es enseñar a mirar y a comprender el contexto. Para eso agregamos imágenes, mapas y homologamos información”. 

Cruz pasa a la nave donde se encuentra la exposición temporal que actualmente exhibe Gorros del Desierto de Atacama, una muestra que reúne piezas del Museo Chileno de Arte Precolombino, complementadas con una selección de gorros y tocados de la colección del Museo Andino. Sobre la relación con esta institución, explica que son muy cercanos: “Este museo nació bajo el alero de ellos, participaron de su curaduría y montaje. Colaboramos mutuamente, ahora nos prestaron esta exposición maravillosa y yo formo parte de su directorio”. 

Para ella la exposición de gorros tiene un simbolismo especial, comparte, porque algunas de las piezas tras las vitrinas fueron donadas al Precolombino por su padre, el arquitecto, coleccionista y bibliófilo, Carlos Alberto Cruz Claro. “Esta es una colección a nivel mundial, no existe algo tan increíble. Me tocó acompañar a unos representantes del Victoria and Albert Museum que nos visitaron y no podían creer que los textiles se hayan conservado en este estado. Hay piezas que tienen hasta 2000 años a.C., por el desierto tan árido que tenemos se conservaron y ahora nos toca cuidarlas”, dice. 
 


Eloísa entra al área de déposito del museo donde se lleva a cabo tareas de catalogación. “El depósito antiguamente tenía los objetos puestos uno al lado del otro y eso permitía poco control. Ahora estamos embalando todo de acuerdo a nuevos estándares de conservación y subiendo la información a una plataforma”, dice.

Esto ha sido posible gracias a un Fondo de Fortalecimiento de Organizaciones Patrimoniales (FFOP) del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural que se ganaron. Agrega que la rehabilitación de la sala del oro se financia con un Fondo para el Mejoramiento Integral de Museos (FMIM) administrado por la Subdirección Nacional de Museos. Además están habilitando una pieza que funcionaba como taller para que sea extensión del depósito destinada a investigación, cuyo equipamiento fue donado por la Cepal.



De vuelta en el acceso principal del edificio está la tienda del museo. Eloísa muestra un ejemplar del libro Culturas de Chile que se lanzará al día siguiente: “Además de contar nuestra historia, texto a cargo de Hernán Rodríguez, hacemos un barrido de las culturas presentes en la colección, donde cada capítulo está escrito por un experto”. Algunos de ellos son Macarena Murúa, Rodrigo Moreno, Carole Sinclaire, José Ancan, Calogero Santoro, Fernanda Falabella. La fotografía estuvo a cargo de Eduardo Cifuentes y Astrid Penna, “que hicieron un trabajo artístico magistral”, destaca la directora. El diseño es de Colomba Cruz y Beltrán García



“Esta es una historia todavía en vida gracias a la Fundación Claro Vial. La idea es que habláramos en tiempo real de la historia del museo”. Adelanta que le gustaría que este libro sea el primero de más publicaciones, una pequeña colección que vaya abarcando cada una de las culturas de manera especializada. Están postulando a un fondo para comenzar estudiando en profundidad la cultura Arica en conjunto con expertos de la Universidad de Chile. Esta es una de las colecciones más importantes que tiene el museo junto con la mapuche, asegura. “Es una cultura de la que muy poco se sabe y existe mucho material arqueológico. Queremos que se visibilice y se ponga en valor”.

MARIA LUISA VIAL DE CLARO: “Se cumplió una misión”


En la entrada del Museo Andino, Eloísa Cruz se encuentra con María Luisa Vial, viuda de Ricardo Claro y presidenta de la Fundación Claro Vial que administra el museo. Sobre Culturas de Chile, el libro que está ad portas de ser lanzado, María Luisa comenta: “Es un día de muchas emociones porque verá la luz un nuevo hijo, el libro. Ricardo estaría más que contento. Este museo era su pasión y yo he seguido los pasos que él inició. Soy solamente una seguidora fiel de la obra de mi marido”.

- ¿El libro era una tarea pendiente?
Era algo que nos faltaba. Son muchos los turistas y visitantes que vienen acá y preguntan si hay algún recuerdo, un libro que pueda resumir lo que vieron. Ahora existe, me llena de emoción y agradecimiento hacia toda la gente que ha trabajado estos años, porque nada se puede hacer solo. El esfuerzo que se ha hecho, en todo sentido, necesitaba mostrarse.

- ¿Qué siente cuando visita el museo un día como hoy y lo ve lleno de niños aprendiendo?
Es lo que nosotros siempre soñamos. Que el museo diera vida a grandes y chicos. Está abierto a todo el mundo y eso me da mucha felicidad. Se cumplió una misión.

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