Cultura
El arte contemporáneo aterriza en el MUT con la inauguración de OMA Art Gallery
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El proyecto de arte contemporáneo que lidera José Manuel Belmar ha pasado por diferentes locaciones. Los últimos años funcionó en Espacio Bustamante con exposiciones fijas además de las acciones One Moment Art que consisten en muestras site specific en edificios patrimoniales. Hace unos siete años, calcula Belmar, en una de estas exhibiciones de arte en Centro Triana, si mal no recuerda, se le acercó una persona, se presentó y le dijo que lo volvería a contactar en algún momento.
Pasaron cinco años y recibió un llamado por teléfono: “¿Te acuerdas de mí?”, “¿Te acuerdas que te dije que tenía un proyecto grande?” Era Augusto Aninat, de Territoria. “Me citó aquí. Había sólo una estructura de fierro, pero con el iPad me fue mostrando cómo iba a ser el espacio. Me habló del contenido, que era una propuesta súper integral de generar un nuevo centro y acercar la cultura y el arte a las personas. ‘Hicimos una selección y queremos que estés tú aquí, representando al mundo de las galerías de arte. Este es el espacio’”.
Mecenazgo y oportunidad
Son 160 metros cuadrados en el segundo nivel de MUT, junto a la escalera que sube al patio, que desde ahora quedan a su disposición para desplegar una programación artística hasta final de año: “Tengo que darle valor simbólico, generar curatoría”.
Además de un muro de fondo, que le otorga contención arquitectónica al espacio, el galerista y curador montó unos rieles de los cuales cuelgan unas cortinas translúcidas que enmarcan lo que funciona como oficina.
“Es como un lounge de trastienda. Armé un ambiente manteniendo la industria del espacio”, explica Belmar, corriendo el velo tras el cual aparece un escritorio con dos asistentas, un sillón, un par de sillas, mesa de centro y varios libros. La idea la sacó de una galería de arte de Brooklyn, Nueva York, le pareció una solución interesante y liviana que también tiene “un tono instalativo”, apunta, porque además se puede abrir para integrarse al espacio común.
Oficina para el día a día y también sitio de networking donde reunirse con artistas, coleccionistas y potenciales clientes, tomarse un café y compartir cómodamente, agrega. Es también un showroom; los muebles están a la venta, también ofrecen 50 nombres del catálogo de Ediciones Puro Chile y algunas obras escultóricas como las piezas en biomateriales de la artista Margarita Talep. La idea es que cada exhibición que se presente en OMA, que muchas veces involucran obras de gran escala o instalaciones conceptuales, genere también grabados o serigrafías de los mismos artistas que el público pueda adquirir. “Vamos a tratar de potenciar la venta. Queremos armar un modelo de negocio donde podamos comercializar y rentabilizar”, indica.
Menciona como socio en este proyecto al abogado, empresario y mecenas Francisco Sepúlveda Donato. Se conocen hace muchos años, cuenta. Sepúlveda, quien es gerente general de Santa Augusta en Quintay, le encargó armarle una colección particular donde hay unas 100 obras de artistas chilenos y latinoamericanos, nombres emergentes y también consolidados como Nicolás Franco, Francisco Smythe, Santiago Cancino y Jorge Tacla, entre muchos otros. En el camino se fueron haciendo amigos e incluso el año pasado organizaron una residencia para artistas en las dependencias del condominio en Quintay.
Cuando el galerista recibió la invitación de Territoria a instalarse en MUT, fue el mecenas quien le dijo: “Vamos, yo te aporto con lo que necesitas”. Lo ayuda con algunos de los gastos que implica mantener una galería de arte; los costos propios de los montajes, un equipo de trabajo estable, los gastos comunes del local, etcétera, enumera el galerista.
El abogado se comprometió además a comprar una obra de cada exposición para hacerla parte de su colección personal de arte. Agradece contar con ese aporte ya que “tener una galería siempre es dispararse en los pies”, afirma. Y agrega que en su experiencia prefiere trabajar con la empresa privada que postular a fondos públicos: “A veces el mundo del arte se siente con el derecho de interpelarte”.
Estar conectado
La muestra que se inaugura este sábado se titula Tan lejos, tan cerca, tiene texto curatorial a cargo del crítico de arte y curador Diego Parra, y convoca a cuatro artistas; Bárbara Oettinger, Patricio Vogel, José Ulloa Acosta y Gabriel Holzapfel, quienes abarcarán los tópicos del territorio, el habitar, los bordes y los desplazamientos sociales.
Es martes y ya está casi listo el montaje, aunque faltan un par de instalaciones. Mientras Belmar va mostrando y explicando algunas de las obras, como un rincón donde se aprecian dos cuadros de Holzapfel de la serie El sueño de la casa propia que muestra la imagen de una mediagua armada con llaves y donde se instalará una acción audiovisual con llaves cayendo desde el cielo, describe el galerista.
“Quería empezar con algo colectivo, en un formato y un volumen interesante, que pudiese también ser atractivo para el público. Pero quería también marcar el precedente de los artistas a quienes representamos, son nombres que he llevado a ferias internacionales, son la cara que merecía estar acá y me parece que funcionan”, dice.
La gente que circula a esa hora por MUT se asoma a mirar el espacio de la galería, que está completamente abierto a los transeúntes. “Me gusta estar tan conectado con la ciudad. Aquí no te puedes perder porque estás en Apoquindo con Tobalaba, aquí se unen Providencia, Vitacura y Las Condes. La gente puede llegar en micro, en auto, en metro, en bicicleta. Hay personas que vienen de Puente Alto y se bajan del metro aquí. Y también gente que pasea por Las Condes. Y eso me parece súper interesante, abrir los contenidos a audiencias que de alguna manera se empiezan a familiarizar y a entender que el arte está situado en este espacio para que todos sean bienvenidos y puedan conversar, preguntar, etcétera”, dice el gestor cultural, quien además es uno de los organizadores de FAST (Feria de arte contemporáneo subterránea temporal).
Defiende además el espíritu de MUT: “Aquí los lugares son súper amables. Es un mall que no es un mall. Yo no me vendría a un mall sin esta calidad y amabilidad de arquitectura. Este mercado urbano es más parecido a lo que es el Chelsea Market y el Highline Park de Nueva York, que se une a la ciudad. Así me contaron el proyecto y se ha ido cumpliendo. Me parece súper interesante formar parte de esto. Además, pronto van a abrir varios restaurantes y bares bien pitucos. Entonces todo ese perfil de público también lo vamos a tener acá, para nosotros es fantástico porque son potenciales clientes de OMA”.
La marcha blanca
José Manuel armó una programación con rotación de exposiciones cada 20 días. Eso incluye tres instancias: un evento de inauguración, otra conversación con el artista y luego un cierre a cargo del curador que escribe el texto de la muestra, en el caso de Tan cerca, tan lejos, Diego Parra. Luego unos pocos días para desmontar y volver a empezar. Es un ritmo intenso, comenta José Manuel, pero lo proyectó para aprovechar el tiempo.
Cuenta que desde MUT le ofrecieron firmar un acuerdo por dos años, pero él les respondió que evaluaran el plazo tras los primeros seis meses de funcionamiento. Hasta octubre ya tiene trazado lo que viene; los siguientes expositores son Nicolás Radic, Dominique Bradbury, Maite Zabala, una muestra colectiva de ocho artistas y actualmente está gestionando la visita de la destacada artista inglesa Sarah Lucas.
“Estoy tratando de armar un modelo en donde pueda funcionar también lo más experimental. Habrá instalaciones grandes. También videos atractivos no sólo para el coleccionista, también para el potencial cliente que va pasando. Que funcionemos como vitrina, pero manteniendo el origen de OMA, sin irnos necesariamente a lo más ‘decorativo’. La inversión que hay en credibilidad con ciertos artistas, con los que a mí me interesa trabajar, no la quiero hipotecar”.
Junto a uno de los inmensos ventanales que miran hacia la escalera que sube al patio, adelanta que a fin de año instalarán una obra site specific que será la Casa de vidrio 2.0, emulando la polémica instalación que el año 2000 revolucionó el centro de Santiago con un cubo transparente donde se podía ver a la actriz Daniella Tobar haciendo su vida cotidiana a vista de los transeúntes. “Va a haber una cama, una ducha, vamos a armar una vitrina performática”, comenta Belmar.
MÁS
La exhibición inicial permanecerá abierta desde el 20 de abril hasta el 10 de mayo.
Apoquindo N°2730, segundo nivel.
De martes a domingo de 11:00 a 20:00 horas.