Cultura
El momento ilustrado de Paloma Valdivia
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"Este año voy a tener que usar muy bien toda la vitrina que estoy teniendo. Lo hablaba con mi agente el otro día, como voy a estar en Bolonia y nominada al premio Hans Christian Andersen. Me dijo: ‘¿Con qué editorial has soñado trabajar toda tu vida?’. Ni se me había ocurrido, pero pensé en un par de editoriales inglesas a las que es casi imposible llegar. Le dije ‘pidamos cita con estas dos’. Y como siempre he soñado con ser ilustradora de museos, agregué: ‘Pidámosle a dos de los más grandes’”, cuenta risueña Paloma Valdivia (45) sobre el feliz momento laboral que está viviendo.
La noche anterior a la entrevista entregó, contra el tiempo, la ilustración que será la portada del catálogo de la próxima Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil de Bolonia, el evento más importante del rubro. Valdivia este año es la invitada de honor a la feria, esto tras ganar el Grand Prix de la Bienal de Ilustración de Bratislava con El libro de las preguntas de Pablo Neruda (Enchanted Lion Books, USA 2022).
“Me estresé horriblemente. Imagínate ilustrar (el catálogo del evento) donde van a estar todos los ilustradores del mundo, es maravilloso y espantoso a la vez”, afirma sobre el desafío que le significó un mes y medio de dedicación exclusiva.
Explica lo importante que es la Feria de Bolonia para ella: “Para mí es mi escuela. Es mi casa. La primera vez que fui tenía 20 años y ahí entendí que la ilustración era posible en mercados desarrollados culturalmente y que ése era el lugar donde yo iba a aprender todo. Eso cuando acá en Chile no existía ni carrera, ni taller, ni editoriales dedicadas a literatura de primera infancia. En Bolonia hice filas, pedí entrevistas y entendí más o menos cómo funciona el mercado. Que ahora me llamen para ilustrar la portada es demasiado impresionante. Y muy emocionante. Yo no lo puedo creer”.
El 8 de abril, también en Bolonia, se darán a conocer los dos ganadores (autor e ilustrador) del premio Hans Christian Andersen, conocido como “el Nobel” de los libros para infancias. Paloma quedó seleccionada en la lista corta de nominados, lo que es un gran hito. Fue nominada por la Organización Internacional para el Libro Infantil y Juvenil, IBBY, según sus iniciales en inglés, institución que nació en Zurich en 1953, y que desde 1964, por iniciativa de la escritora Marcela Paz, también tiene sección en nuestro país.
Esa postulación no es trivial, supone armar un portafolio, que en el caso de la ilustradora chilena tomó dos años de trabajo. “Jamás me hubiese imaginado que postular a uno de estos premios era tanto trabajo. Ibby primero te invita a participar, dije que sí inmediatamente, pero luego viene un trabajo gigantesco que yo sin ayuda de mis agentes, que es Agencia Puentes, no habría podido lograr. Se necesita una periodista capaz de encontrar todo el material de mi trabajo que ha aparecido en prensa, en cualquier parte del mundo, y traducirlo al inglés. Si salió una nota en un diario eslovaco, encontrarla y traducirla. También tuve una diseñadora increíble que es Andrea Cuchacovich y que hizo un diseño impresionante que también juega a favor. Mandamos cartas a todo el mundo, gente con la que he trabajado, que conoce mi trabajo, fue una pega gigantesca. Ahora quedé organizada para toda la vida”, dice riendo.
“Listo, esto es”
Hubo un tiempo en que las publicaciones dirigidas a un público infantil y juvenil en Chile ocuparon un lugar importante, señala la ilustradora. Menciona la colección Cuncuna de editorial Quimantú o la editorial Rapanui. También nombres como Marta Carrasco, Andrés Jullian y Valentina Cruz. Con la llegada de la dictadura, muchas de estas editoriales y su campo laboral desaparecieron, agrega.
“A mí no me tocó nada de eso. Cuando era chica, ese tipo de libros venían del extranjero. Creo que mi formación estética viene más bien de Mafalda que de otros libros para niños”. Cuando salió del colegio, Paloma sabía que quería dibujar, pero entonces no existía la palabra u oficio de ilustración.
Entró a diseño en la Universidad Católica: “Hacía todo mi encargo de diseño con dibujos y entonces me mandaban a estudiar Arte y ahí me decían ‘lo tuyo es más de dibujo, ándate a Diseño’. Me mandaban de una carrera para otra, hasta que encontré una maestra maravillosa, Valentina Cruz”, cuenta Paloma. En cuarto año tomó un ramo con ella, y el primer día de clases la dibujante, que había vivido y trabajado 20 años en Barcelona, llegó con una caja llena de diapositivas de la Feria de Bolonia, la crème de la crème para los ilustradores.
“Entendí todo. Me acuerdo que vi esas primeras diapositivas y pensé: ‘Ah, listo, esto es. Ahí empecé y siempre tuve como punto fijo la Feria de Bolonia. Nadie que no haya estado ahí se la puede imaginar. Yo he ido 15 veces y nunca he podido recorrerla entera. Ni siquiera pueden entrar niños porque es un lugar de industria, para hacer negocios”, contextualiza.
Siguió los pasos de su mentora Valentina Cruz y se fue a vivir a Barcelona. Allá estuvo siete años, se posgraduó en Ilustración en la Escuela EINA y se convirtió en tesorera de Apic, el gremio de ilustradores de Catalunya. Empezó a armar proyectos editoriales y presentó un título a Editorial Kalandraka, de Galicia, que se convirtió en Los de arriba y los de abajo, su primer libro como autora.
“De a poco fui entendiendo la dinámica de las ferias, que no todos los proyectos eran para todas las editoriales, fijarme en qué editorial calzaba mi estilo de ilustración. Antes era una gastadera de tiempo y si uno se enfoca mejor, es más fácil”, comenta.
Canciones y Neruda
En 2010 publicó el libro Es así con el Fondo de Cultura Económica. Fue un éxito y le encargaron una nueva obra.
“Yo había tenido guagua hace poco y mi cabeza no estaba funcionando tan lúcidamente como para inventar otro texto. Me di cuenta de que me pasaba el día entero cantando canciones y pensé que lo más lógico era ilustrar una. La canción que había escuchado toda mi infancia y que yo le cantaba a mi hijo, era Duerme negrito, letra popular interpretada por Atahualpa Yupanqui y Víctor Jara. Se los propuse y me dijeron de inmediato que sí. En ese momento no había mucha canción ilustrada, o yo particularmente no había visto ninguna. Poco tiempo después fui a la Feria del Libro de Bogotá y había gente que me perseguía cantándome la canción como si la hubiera escrito yo (ríe). Pasa algo tan potente y tan removedor con las canciones de cuna. Es como la entrada a la palabra, es lo primero que tú escuchas. Y si vas a un hogar de ancianos, están repitiendo esas primeras canciones o poemas. Las primeras palabras que recibimos pareciera que quedan grabadas a tal punto que son remecedoras y por eso la gente puede emocionarse tanto. No es sólo la palabra o la música, es el arrullo, el momento, la tranquilidad”.
Otra publicación importante en su trayectoria es El libro de las preguntas de Pablo Neruda (Enchanted Lion Books). El título figuró en la lista de bestsellers de The New York Times a fines de 2022, y fue el que la hizo merecedora del premio en Bratislava. Pero antes de obtener los premios y aplausos, fueron seis años de trabajo.
“Me llamó una editora que admiro muchísimo, si yo fuera actriz para mí es como si me hubiera llamado Tarantino para ofrecerme ser la protagonista de Kill Bill. Me dijo: ‘Haz el mejor libro que has hecho en tu vida. No escatimes en materiales ni en formatos. Tómate todo el tiempo necesario’. Me lo tomé muy a pecho”.
El encargo era ilustrar las preguntas del vate chileno, y se dio cuenta de que era muy complejo: “Cómo ilustras ¿Y cómo se llama ese mes que está entre diciembre y enero? Tuve que hacer una investigación gigante, leer mucho a Neruda, visitar sus casas, entender un poco desde qué lugar de su cabeza él generaba todas estas preguntas. Recurrí al conocimiento y a la investigación para encontrar un hilo conductor que me dejara abrir preguntas sin responderlas y que a la vez fuera atractiva para los niños, las niñas y los adultos”.
La ilustradora estaba visitando la casa de Isla Negra del poeta, y mientras miraba su escritorio se fijó en dos objetos de su colección: una artesanía con peces voladores tallados en madera y unas mariposas disecadas. ¿Se convierte en pez volador si transmigra la mariposa? “Probablemente Neruda estaba ahí frente al mar y de repente miró su colección y se le ocurrió esa pregunta”, apunta. Así se fue inspirando y consiguió crear las imágenes luego tan premiadas.
- Así como Valentina Cruz te inspiró a ti, ¿te sientes inspiradora de nuevas generaciones?
"Sí, lo he sido. Empecé a trabajar súper chica en esto y alguna vez Claudio Aguilera -escritor y cofundador de galería Plop- dijo que Valentina Cruz y yo éramos como el Estrecho de Bering en el mundo de la ilustración, y lo encontré precioso a nivel de imagen. Una vez que entendí que existía este mercado y pude viajar, me empecé a juntar con otros ilustradores e ilustradoras que había en Chile. Creamos el colectivo Siete Rayas, con Alberto Montt y Francisco Olea, entre otros. Había gente muy talentosa y llevamos la ilustración a los museos. Hicimos tres exposiciones súper grandes en las que nos fue muy bien, hicimos talleres de ilustración, yo hice clases en universidades mucho tiempo… La galería Plop, que ya no existe, era el lugar de encuentro de todos los ilustradores”.
Paloma no sólo es ilustradora y autora, desde 2016 sumó a sus quehaceres el de editora; junto a Mónica Bombal armaron Ediciones Liebre, editorial que se enfoca en la primera infancia. El catálogo cuenta con 23 libros y tres apps basadas en la colección Pikabú. Poesía, ciencia y humor, son algunos de los temas desplegados en formatos innovadores como acordeón y pop-up. En 2023 estuvieron nominadas al premio BOP a mejor editorial del año de América Latina y el Caribe, también en Bolonia, que finalmente obtuvo Amanuta. “Chile está haciendo unos libros de súper buena calidad a nivel internacional, con escritores e ilustradores competitivos. Estamos muy bien”, concluye con entusiasmo.
En abril los focos de Bolonia se posarán sobre ella. Como invitada de honor a la feria impartirá una charla y participará de una exposición. Y, quién sabe, quizás como guinda de la torta se corone ganadora del Premio Hans Christian Andersen 2024.