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Cultura

Elisa Alcalde: "Lo común y lo ordinario también es arte"

Elisa Alcalde: "Lo común y lo ordinario también es arte"

Lleva 10 años pintando con acuarela de manera autodidacta, pero desde hace poco se atreve a considerarse pintora. Y aunque acumula un amplio catálogo de obras en su cuenta de Instagram @elisaalcaldec, tenía pendiente el desafío de exponer físicamente sus trabajos. Durante los fines de semana de enero, Zona Segura se podrá visitar en galería 3.14, ubicada en el Barrio Franklin.

Por: Por Sofía García-Huidobro Retrato: Val Palavecino | Publicado: Viernes 6 de enero de 2023 a las 12:46
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Hace dos años, casi por accidente, se dio cuenta que podía vivir de la pintura. Elisa Alcalde (35) cuenta estudió cine, pero sus trabajos estuvieron principalmente vinculados a la comunicación y el manejo de redes sociales como community manager. Hace una década para un cumpleaños le regalaron un set de acuarelas y de a poco empezó a pintar minerales.

Me gustaban las piedras preciosas, pero como tal son pocas: esmeralda, zafiro, rubí y diamante. Entonces derivé a los minerales y se me abrió un universo. No sabía que existían tantos tipos y que eran tan bonitos. Me fascina la idea de que bajo tierra existan esas maravillas luminosas y llenas de colores. Me obsesioné y me sirvieron de inspiración. Pintaba casi todos los días cuando llegaba a mi casa. Se convirtió en un espacio de paz mental, de tranquilidad. Me ponía pequeños desafíos: ‘voy a pintar una pirita que es dorada, ¿cómo lo hago con acuarela?’”, cuenta Elisa. 

Fue publicando algunos de estos trabajos en su Instagram y la gente se empezó a interesar, hizo trueques y también empezó a vender sus primeras obras. “Entonces pensé ‘algo estoy haciendo bien’.

Eso, calcula, fue hacia finales de 2013. Siguió explorando y aprendiendo cómo lograr brillos, transparencias y sombras gracias a la práctica y a los consejos de amigos artistas. Las imágenes las sacaba de sitios especializados de Internet, incluso sus pinturas aparecieron en un sitio para fanáticos de los minerales y así consiguió muchos seguidores nuevos.

En 2017 expuso su serie de minerales en Casas Lo Matta y sintió que con esa muestra cerraba una etapa. “Esos trabajos eran imágenes que sacaba de Internet, pero no constituían una obra propia y llegado cierto momento sentí la pulsión de hacer algo mío. Pintar composiciones creadas por mí y empecé con los bodegones”, dice en alusión a las escenas de objetos inanimados o naturalezas muertas. 

“Más que hiper realista, mi pintura es figurativa, no me interesa ser Claudio Bravo. Me gusta que de cerca se note la pintura, las pinceladas, los errores, la materialidad”, explica. Cualquier mesa con rastros de comida puede transformarse en una pintura, dice.

Siguió pintando constantemente y generando ingresos cada vez más significativos con la venta de sus obras. Fue mamá a los 20 años, siempre ha mantenido variados trabajos freelance que le aseguraban un ingreso estable. Hasta que en febrero de 2020 se le acabó una pega, justo cuando llegaba la pandemia y todo se cerraba haciendo más difícil la búsqueda laboral.

“Después del caos y el estrés inicial, con el paso de los meses, me di cuenta de que estaba logrando vivir de la pintura. Llegó marzo de 2021 y llevaba un año sustentándome y ahí dije: ‘soy pintora’. Soy muy estricta conmigo misma y como no estudié arte, tenía ese peso de no contar con la academia”, afirma. Reconoce eso sí que 2022 fue un año más duro en lo económico, el flujo de ventas disminuyó y tuvo que buscar otras formas de vivir del arte, como dictar cursos de acuarela. 

Las zonas seguras 

Elisa confiesa que le frustraba no exponer y que la gente solo pudiera acceder a su obra a través de Instagram. “Es distinto ver una pintura en grande, con detalle. Entonces me puse a mandar mails como loca. Soy mi publicista, mi periodista, mi manager. Me aferro al sueño y la ilusión”.

A mediados del año pasado montó una muestra en la galería Cosita rica de Lima, Perú, que trataba sobre la crianza binaria de mujeres vs hombres, rosado vs azul.  Y a mediados de diciembre inauguró la exposición Zona segura que estará abierta durante todos los fines de semana de enero en galería 3.14 de María Gracia Barros y Amparo Mardones ubicada en el barrio Franklin. 

“Soy muy inquieta. Mi cabeza va más rápido de lo que yo quisiera, tengo pensamiento acelerado y necesito pintar para estar tranquila. Zona segura se trata de eso, desde una mirada más personal”, comenta. Pero en otra lectura también muestra a los bares y las fuentes de soda como lugares de encuentro y de refugio.

“Me interesa la instancia del bar estéticamente, comer papas fritas y tomar algo para compartir las miserias y alegrías con amigos. A pesar de lo público, hay un código similar que se genera en esos lugares y los convierten en zonas seguras”, agrega. 

“Exponer me tiene orgullosa. Es lo que yo quería y ha sido gratificante. Sabía que me iba a demorar pero que lo iba a lograr. Me gano la vida pintando y eso me da mucha satisfacción”, afirma Elisa.

El montaje es muy sencillo, afirma, y a falta de recursos para enmarcar sus obras optó por clips y ganchitos, fiel al referente artístico del fotógrafo Wolfgang Tillmans y una exposición que instaló hace años en el MAVI.

“Exponer me tiene orgullosa. Es lo que yo quería y ha sido gratificante. Sabía que me iba a demorar pero que lo iba a lograr. Me gano la vida pintando y eso me da mucha satisfacción”, afirma Elisa. Toma distancia de categorías como pop o kitsch para definir su arte, lo suyo es figurativo, insiste.

“Pero me gusta citar a Pasolini y su fascinación por la realidad. Cuando le leí esa afirmación dije: ‘¡yo también!’. Y eso que habito la fantasía, me encanta el Señor de los Anillos, Berserk, el animé y el manga. Pero lo que me da vida es el mundo real, lo tangible. Una escena de una mesa. Una lata de bebida con flores adentro es magia, aunque sea muy real y concreto. Lo común y lo ordinario también es arte”. 

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