Cultura
Las bebidas artesanales hechas de forma local conquistan un nuevo mercado
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Hoy tomar una ginger beer, un agua tónica o simplemente una bebida carbonatada, elaborada de forma artesanal y en Chile es una realidad. Múltiples marcas y hasta un marketplace dedicado a la comercialización de este tipo de productos son parte de la oferta local.
Muchas están pensadas para la mixología y otras para su consumo directo, pero en ambos casos el principio es el mismo: el uso de ingredientes naturales como frutas o hierbas aromáticas, con precios que van desde $1.500 a $3.000.
Max Silva, lanzó hace un año Portal Voy, un marketplace especializado en bebidas de autores nacionales. Tras lanzar Silvanos -su propia marca de bebidas-, se dio cuenta que faltaba un actor que centralizara la logística para llegar de forma más rápida y sencilla a las casas. Así, hoy desde un dark store en Peñalolén ofrece la logística y distribución centralizada a múltiples proveedores, logrando vender directo al cliente, despachando el mismo día. “Hay cerca de 30 marcas haciendo bebidas chilenas, las compran como mixers para combinar con gin u otros, pero también hay personas que las compran para reemplazar una cerveza o una bebida tradicional industrializada. Además, los pedidos que recibimos son de todo Santiago, no solo del sector oriente”, afirma Silva.
La Kombucha ya se posicionó en Chile, pero hay otras alternativas, como las ginger beer. Estas últimas son bebidas carbonatadas, elaboradas con jengibre en base a fermentación natural, ideales para un trago muy popular este último tiempo, el moscow mule. Una de las marcas pioneras es Botávian, lanzada por los hermanos Tomás y Diego Massú en 2018. “Somos los primeros mixers chilenos 100% naturales sin preservantes, endulzantes ni colorantes artificiales, además somos productores y contamos con un laboratorio propio donde controlamos todo el proceso productivo desde la formulación, hasta el embotellado y distribución”, cuentan. Hoy tienen seis mixers que van desde ginger beer, tónicas hasta una soda, en base a jugo de pomelos que fabrican con materia prima de descarte, dándole una segunda vida a esos frutos.
Aptas para todos
Sin gluten, zero azúcar y keto: así son las bebidas Pedro Leiva, marca que debutó a mediados del año pasado de la mano de tres socios: Rodrigo Vargas, Pablo Navarro y Antonio García. Carbonatadas y zero, tienen cinco variedades: indian tonic water, ginger beer, rose lemonade, ginger ale y tonic water, que se pueden combinar con licor (gin, vodkas, piscos, etc.) o tomar solas.
Recolectan los insumos a lo largo de Chile y tienen sus alambiques y mesas de maceración en una destilería en Santiago. “Con los premium mixer, apuntamos a un segmento más exclusivo, que busca preparar un trago con una bebida que resalte su cocktail con una bebida natural, sin azúcar”, cuenta Antonio.
Estevia y cafeína natural tienen las preparaciones chilenas Be Up, fundada por los primos Andrés y Benjamín Giménez, quienes se demoraron más de dos años para llegar a la bebida que querían. Veganas, libres de azúcar y sellos, se trata de bebidas funcionales con vitaminas, minerales, electrolitos y otros suplementos.
Cada lata equivaldría a un café cargado, provenientes de la cafeína natural de guaraná y tienen dos sabores: maracuyá-menta y lima-romero. Su principal diferenciador —cuentan— es que es la primera energética endulzada 100% con stevia natural, libre de endulzantes sintéticos como sucralosa o aspartamo.
“Vemos una oportunidad en una necesidad no satisfecha. El consumo de bebidas en Chile es muy fuerte y sigue creciendo, pero no hay opciones saludables. Be Up está pensada para un público sensible a la calidad de los ingredientes y su origen. No dan lo mismo los ingredientes, y menos para el consumidor actual que muchas veces está más informado que los vendedores”, explican.
Otro producto local son las bebidas infusionadas con maderas de roble y lenga, de la marca Agua Noble, que obtuvo una medalla de bronce en los “International Wine and Spirit Competition” en Londres.
“Nuestra bebida, tiene diferentes ocasiones de consumo, en su versión sin gas está orientada a ser compartida en una mesa, beber entre copas o como parte de un mocktail, y en su versión con gas, como mixer para diferentes destilados o fermentados a través de afinidad o contraste, o entregando notas maderosas a bebidas sin alcohol”, dice Juan Pablo Morales.
Con sabor a huesillo y chicha morada
Tras volver de Nueva Zelanda a Chile, Elisa Wörner se dio cuenta que no habían bebidas refrescantes y artesanales y fundó WóTER SODA. Partió experimentando con distintos sabores antes de la pandemia, y hoy junto a otros dos socios ya han lanzado cuatro variedades: chicha morada, ginger soda, huesillo y pomelo, todas en versión con y sin azúcar. “Vendemos sabores que nadie más vende y ese ha sido el desafío. Apostamos a que se consuman en mixología, pero también como refresco”, aseguran.