Cultura
Geraldine MacKinnon y los desafíos de emprender desde el arte
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La artista visual Geraldine MacKinnon (43) lleva más de 14 años dedicada a la ilustración botánica en acuarela y a enseñar. A fines de 2015, cuenta, le surgió la inquietud de fabricar sus propios colores. “Muchas personas han ido experimentando cómo hacer sus propios materiales. Creo que se enmarca un poquito dentro de esa corriente del Do it yourself”, comenta.
Comenzó a investigar cómo se hacían las acuarelas, tenía algunas nociones básicas de su época de estudiante de arte en la Universidad Católica, pero indagó más sobre la fabricación antigua de acuarela y la técnica con piedras. “Mis acuarelas están fabricadas sobre piedra, con las mismas herramientas y recetas que utilizaron los maestros de la Edad Media y el Renacimiento italiano”, señala MacKinnon. Piedra y Agua cuenta con un catálogo de 40 tonos que se dividen en tres series: Pigmentos Históricos, Pigmentos Modernos y Pigmentos Naturales.
“Empecé a hacer mis experimentos en mi casa, con las herramientas que fui juntando, y me gustó. Me demoré en aprender el proceso porque no es fácil, al principio las acuarelas me quedaban más sucias o se me secaban después del primer uso, cuesta fabricar una pastilla de color que se rehidrate. Luego empecé a tener mis primeros resultados”, explica.
Recalca que ese proceso requirió de mucha investigación, buscó información en libros y en internet, y también contactó a pintores de distintos lugares del mundo que manejaban esta técnica antigua. Se fue entusiasmando cada vez más, y, aprovechando que la cantidad de material que fabricaba era más de lo que necesitaba para su uso personal, se le ocurrió empezar a vender lo restante, como una manera de financiar su nuevo hobby.
Por lo general realizaba dos partidas de acuarelas al año, armaba unos sets de cajitas o piezas de cerámica con algunos colores. Aunque era algo pequeño, decidió crear su marca: Piedras y Agua. “La registré por una cuestión de intuición”, recuerda.
Recién en 2020 su afición tomó un carácter más profesional, y tuvo que ver con la pandemia. “Con el encierro me estaba costando mucho sentarme a pintar. La ilustración botánica, que es el arte que yo más he practicado, es súper minuciosa e implica dedicar muchas horas a pintar concentrada. Con todo lo que estaba pasando, y que me afectaba, me costó. Entonces necesitaba practicar este otro oficio, que era más corporal y menos exigente a nivel mental. Dejé un poco de lado la ilustración botánica, lo cual fue una decisión difícil, y me decidí: armé la página web de Piedras y Agua. Me propuse: ‘Voy a hacer esto en serio, y quiero que sea mi mayor ocupación’”.
Compra pigmentos de origen mineral, en su mayoría provenientes de Europa del Este, Norte de África y algunos de territorios asiáticos. Consiguió los mejores proveedores también investigando. “Llegando a la página 7 de búsquedas en Google”, dice para graficar.
Armó un nuevo sitio web, el primero era un sitio Wordpress que había creado usando la misma plantilla de su sitio de artista minaturalismo.com. “Ese fue mi primer error de emprendedora”, apunta. Porque, aunque el diseño es más elaborado, las herramientas de e-commerce no funcionan lo suficientemente bien, reconoce. “Ahora contratamos una agencia y vamos a cambiarnos a Shopify, para crear un sitio que haga más eficiente el proceso de venta”.
Ha ido aprendiendo sobre negocios, agrega, tomando cursos y escuchando consejos especializados. “Como artista tengo una visión más creativa pero que debo complementar con un sistema que funcione 24/7 y que venda. Ha sido desafiante aprender a ser más estratégica y no solo privilegiar lo estético. No soy un unicornio, entonces voy aprendiendo al ritmo que puedo. Y los errores hay que arreglarlos no más. Pero algo que me gusta de mí misma es que soy rápida para solucionar”, cuenta la acuarelista.
En 2021 se ganó un Corfo Semilla Expande que desarrolló junto a su hermano y socio en Piedras y Agua, Andrew MacKinnon. Él ve las finanzas y la parte logística, ella fabrica las acuarelas y se encarga del marketing. Con ese fondo montaron el local que está ubicado en el Centro Artesanal Los Dominicos.
“Es una tienda chica, pero la gente viene y a veces me encuentra a mí haciendo los colores. Entonces es súper interesante. Este lugar me gusta porque, aparte de que estamos en contacto con muchos turistas, me encanta estar inserta en el circuito de la artesanía más tradicional”, dice.
Sus clientes en general son usuarios que conocen un poco el mundo de la acuarela y tienen ganas de explorar este tipo de material que tiene otra calidad que las acuarelas más industriales, señala Geraldine. Hay iniciados y también artistas consagrados a quienes les interesa la historia de la pintura. “En la tienda doy un servicio súper personalizado, para recomendarle a un cliente qué comprar les pregunto qué están pintando. El objetivo es vender, pero también ayudar a las personas a que lleven productos a los que van a poder sacarles partido. Si están empezando, hay una línea base que es más accesible”, comenta.
También se ha asociado con otros creadores. Claudio Mejías, diseñador y carpintero de Viña del Mar, contactó a Geraldine durante la pandemia sin conocerla, le contó que estaba fabricando cajas de madera para acuarelas y le mandó una muestra. Desde entonces trabajan juntos. Carolina Rosson, artista y ceramista, fabrica objetos de porcelana exclusivos para Piedras y Agua.
El interés por las manualidades artísticas y los materiales que éstas requieren ha crecido, asegura. “Es loco el fenómeno, hay un montón de gente que está pintando o haciendo clases online. Ha sido bien explosivo, y eso se refleja en la demanda de la categoría art supplies”, asegura.
Ella hace clases hace más de 10 años, y confirma que el arte botánico también se ha consolidado como tendencia. Comenzó a ilustrar plantas el año 2008 y entonces eran pocos los artistas de su generación que se dedicaban a eso, más allá de exponentes mayores influidos por el trabajo de Adriana Hoffmann. “Se ha masificado el arte botánico, y eso es súper positivo para la naturaleza y su conservación”.
Geraldine explica que la invasión de Rusia a Ucrania ha complicado la importación de pigmentos, porque la mayoría de sus proveedores están en Europa del Este. “Ha sido un poco más difícil y están subiendo los precios. Entonces me estoy preparando para lo que viene, estoy súper bien stockeada ahora, pero después puede que haya problemas”.
Una de las alternativas que quiere desarrollar es una línea de colores chilenos, extraídos y elaborados en territorio nacional. Para eso está trabajando con artistas artesanas que están extrayendo pigmentos de suelos y cerros. “Debemos tener una producción nacional sí o sí”, enfatiza.
“La industria minera es súper básica y no procesa prácticamente nada que no sea cobre, hierro o litio. Existen otros minerales que son desechados. He conversado con ingenieras en minas, mujeres que vienen acá a comprar, y me dicen que en el suelo de las minas ven hematita, que es una piedra roja muy linda. Tenemos todos los celestes y verdes que te puedas imaginar, porque son pigmentos que vienen del cobre. Mi sueño es como que alguien que tuviera una mina chica se interesara, porque como técnicamente es muy fácil de extraer”.
-¿Cuál es tu color favorito?
-El lapislázuli de Afganistán. Para mí ese color es súper importante, porque marcó la historia del arte occidental. Era el color que perseguían todos los pintores medievales y del Renacimiento, y todavía sigue siendo uno de los colores más codiciados del mundo. Entonces es súper bonito para mí tenerlo acá y que la gente lo pueda usar y conocer.
Piedras y Agua:
Centro Artesanal Los Dominicos, Las Condes, Local 113.
Instagram @piedrasy_agua
www.piedrasyagua.com.
Geraldine Mackinnon: gmackinnon.com