Cultura
Giancarlo Nasi, productor cinematográfico: “El cine es una buena inversión”
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“1+1 es 2, y no 3”, sintetiza Giancarlo Nasi (36) para explicar su decisión de trasladarse a Los Ángeles, California, en agosto de 2021. “En Chile los gobiernos cambian, pero los fondos audiovisuales siguen siendo los mismos y hay cada vez más productores. Entonces pensé: ¿cómo hago para sobrevivir y para crecer?”, cuenta el productor y CEO de Quijote Films, donde es socio de Constanza Erenchun y Yassin Velasquez.
Ha vivido en Francia -estudió ciencias políticas con maestría en derecho económico en la Universidad Sciences Politiques de París-, en Brasil -donde estudió cine- y en Vietnam, pero siempre pensó que Los Ángeles sería una buena ciudad para instalarse profesionalmente. “Una alternativa donde irme: si todo sale mal, allá igual voy a tener trabajo. Y es donde las estrellas se forman”, dice riendo.
El sueño americano“Tampoco la idea era bajarme del bus en Hollywood con mi maletita, como La La Land”, comenta, de nuevo en broma, en alusión a la cinta de Damien Chazelle protagonizada por Ryan Gosling y Emma Stone. Se inscribió para estudiar un Executive MBA en UCLA, del cual se graduará en un mes más. La mayoría de sus compañeros, cuenta, rondan los 40 años y son profesionales que además estudian, casi todos estadounidenses o extranjeros que residen hace años en ese país.
“Hay gente de todas las industrias. Ha sido bacán salir de la burbuja del cine, me ha entrado un aire fresco maravilloso”, dice con entusiasmo. Como parte del Executive MBA ha ido tomando los ramos electivos relacionados a “entertainment”, término que engloba al cine y otros productos audiovisuales, y que da cuenta del enfoque que se le da.
“Rápidamente me di cuenta de que era un pescado muy chiquito en un mar inmenso. Aquí la escala y los modelos son otros. Tuve que aprender cosas que no tenía idea. Casi me eché un ramo que se llama Film financing. Me llegué a sentir con el síndrome del impostor”, señala en relación con su carrera de productor cinematográfico que suma 14 títulos, como El hombre del futuro, Un lugar llamado Dignidad, Lina de Lima y la recién estrenada Blanquita de Fernando Guzzoni, además de Los colonos, ópera prima de Felipe Gálvez, seleccionada para competir en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes la próxima semana.
Desde que vive en California, Quijote Films ha producido cinco películas. Enumera: han filmado en Portugal, Chile, Argentina, República Dominicana y Perú. Han realizado dos campañas a los Oscar y asistido a Cannes y Venecia. “Ha sido difícil manejar la empresa desde acá, pero no imposible”, dice el gestor, quien además es fundador y presidente de la Academia de Cine de Chile.
¿Cómo logra compatibilizar sus labores y horarios de estudiante y productor? “Con un scheduling suizo”, responde. Si sale de clases un viernes a las 19:30 horas, a las 21:30 puede estar abordando un avión. El ritmo ha sido intenso. “Dormiré después”, apunta. Agrega que está tan contento con sus estudios que no se quiere graduar. De hecho, es finalista para dar el discurso final de graduación, que será el próximo 16 de junio. “Como en las películas. Con la toga y todo. El sueño americano”, confiesa entre risas.
Cómo se crea un fondoGiancarlo comenta los recursos académicos y laborales a los que se puede acceder siendo estudiante de UCLA. Como alumno tiene asignados dos coach, uno laboral y otro de liderazgo. Su profesor de marketing es vicepresidente de Warner, menciona para ilustrar el nivel de los académicos. Quiso aprovechar su paso por la universidad para crear un fondo de inversión.
“Así como no le vas a enseñar a hacer baguette a los franceses, no les vas a enseñar a hacer películas a los gringos. Tampoco soy millonario para invertir 10 millones de dólares comprando los derechos de un libro famoso o contratando rostros. Esta es una manera liviana de producir contenido. El día 1 dije: ‘Quiero hacer esto’”.
Se inscribió en un programa que se llama business creation plan (BCP). “Tienes que organizar un grupo de estudiantes que durante un año te acompañan en la creación de tu empresa, o hasta que esté bien avanzada”, explica.
Reunió a seis compañeros del MBA, más dos advisors, y después de un año de trabajo ya están terminando la primera etapa. Han sido meses de estudio, investigación y entrevistas a 150 personas del mundo del entretenimiento y del venture capital, para entender qué están buscando.
Sus compañeros de Business creation plan en UCLA: Omar Carrasco, Nick Greif, Jason Smalley, Fabiana Rangel, Jorge Naruse y él.
En un mes más presentarán un pitch a inversionistas. La figura que armaron es un venture capital funds pensado para inversiones en cine y televisión. “La idea no es buscar mecenas, es ir a inversionistas que en vez de apostar por un startup tech, de comida o salud, opte por cine y series. Investigamos los resultados de todas las películas que se han estrenado en los últimos 20 años en Estados Unidos, de todos los géneros. Y concluimos que el 61% de las cintas retorna la inversión. El cine es una buena inversión. La tasa de ganancia es más alta que la de startups, pero obviamente hay un montón de trabas porque el cine es visto como riesgoso. Y efectivamente es riesgoso si te mantienes en un tipo de cine. Si yo hiciera sólo los dramas de ficción que produzco ahora, ese 60% probablemente bajaría mucho”.
Admite que personalmente, y espiritualmente, eso le implica cambiar el switch como productor. Seguir dedicándose a realizar películas políticas, que tienen presencia en festivales de cine como Sundance y Cannes, pero también diversificarse y abrirse a otros géneros “que permitan que ese 60% se cumpla”. Eso incluye también explorar qué pasa en otros mercados.
“Es super interesante entender que Latinoamérica es un mercado que no está saturado, pero tiene problemas estructurales porque no está unificado. Estados Unidos, en cambio, tiene buenos retornos, pero está más saturado y existen muchos fondos de inversión. Europa por su parte ofrece subsidios y Asia es un mercado unificado y con exportaciones. Tienes que encontrar dónde están tus fortalezas y crear buenas fórmulas”, señala Nasi.
Cannes y colonosDe momento partirán con un enfoque 50% puesto en América Latina, y el resto dividido entre Estados Unidos, Europa y Asia. De sus compañeros de programa probablemente la mitad se mantenga trabajando en el fondo una vez egresados, eso tienen que resolverlo durante las próximas semanas. También necesita integrar más gente al equipo y buscar un Chief Financial Officer, adelanta. Está proyectando lanzar la empresa en julio, lo cual significa cumplir con una serie de regulaciones que exige el mercado en Estados Unidos.
Pero antes viene Cannes, que arranca el próximo martes 16 de mayo, donde este año participará como productor de Los colonos y como representante del fondo captando inversionistas de la industria del cine para confrontar con ellos su modelo de negocio, para lo cual consiguieron recursos adicionales por parte de UCLA.
Calcula que será su octava vez en Cannes, pero en esta oportunidad deberá dividir su tiempo entre reuniones. Probablemente no asista a todos los eventos del certamen, como hacía en un principio. “Con los años hay menos fiesta. Al fin ya no tengo FOMO (Fear of missing out)”, dice riendo.
Como productor también será una instancia especial porque hace 12 años que Chile no estaba en la selección oficial del festival, y ahora llega con Los colonos. Se trata de una coproducción de ocho países, que narra el genocidio Selk’nam en Tierra del Fuego a principios del siglo XX.
“Me alegró mucho la noticia, pero no me sorprendió tanto. Pasamos por instancias estratégicas en la etapa de work in progress y la película quedó en la mira de muchas personas. Hicimos un trabajo de relojería, tuvimos buenos socios, un agente de venta espectacular. Mirando la receta, parecía que el plato iba a estar bueno, pero igual uno nunca sabe y es un honor estar en la selección oficial. Cannes sigue siendo el rey. Es el mayor festival del mercado, donde se vende más, hay más interés del público de la prensa. Ha sido un torbellino de trabajo”.