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Cultura

Javier Chamas, director ejecutivo del Teatro Zoco: “Todo teatro es político, pero creo que estuvo sobrepolitizado”

Javier Chamas, director ejecutivo del Teatro Zoco: “Todo teatro es político, pero creo que estuvo sobrepolitizado”

Responsable de la programación del Centro de las Artes Zoco, ubicado en La Dehesa, y con un largo recorrido en el mundo cultural y privado, Chamas habla de algunos desafíos: atraer a un público más joven y alcanzar un punto de equilibrio.

Por: Sofía García-Huidobro Fotos: Verónica Ortiz | Publicado: Viernes 21 de junio de 2024 a las 12:41
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La mañana del martes, fría y con amenaza de lluvias, Javier Chamas abre las puertas del teatro para atravesar a oscuras tras bambalinas y llegar al escenario. Se instala luego en una de las 230 butacas de la sala de teatro que abrió sus puertas a finales de 2022 y que ha ido consolidando una programación teatral y musical, al mismo tiempo que asienta una audiencia en un sector de la ciudad donde había un vacío, muchos centros comerciales pero ningún espacio dedicado a la cultura. 

Ingeniero comercial de formación, Chamas también tuvo un célebre paso por la música popular a mediados de los años ‘90 como bajista de la banda La Rue Morgue. Más adelante trabajó varios años en el sector público: desde que se creó el Consejo Nacional de Cultura y las Artes en 2003, durante el gobierno de Ricardo Lagos, hasta el primer periodo de Sebastián Piñera, primero a cargo del Fondo de la Música y luego como secretario ejecutivo en el diseño e implementación de políticas culturales. De ahí pasó a incorporarse al equipo de Corpartes en su etapa fundacional. 

En julio de 2019 lo contactaron para asumir como director ejecutivo de la Fundación Cultural Zoco, que está al alero de un gran proyecto inmobiliario que se encuentra frente al mall Portal La Dehesa y donde hay restoranes, tiendas, un hotel y viviendas. Son más de 100 departamentos con 95% de ocupación y 15 mil metros de oficina con un 50% de ocupación. Aún está pendiente la apertura de un hotel y de varios restaurantes, para completar el ecosistema. Sí está operativo, de martes a sábado, el mercado gastronómico La gollería. 

“Se decidió crear este centro para el arte bajo una fundación sin fines de lucro porque así es posible acceder a la Ley de Donaciones Culturales y validarse como actor para conversar con universidades y con otros centros culturales. A mí me contrataron para echar a andar todo esto cuando el edificio no estaba ni construido. Para mí fue nuevo, sentarme con arquitectos, con ingenieros, estar desde la génesis”, cuenta. 

La identidad artística

Una de las primeras decisiones que tomó fue la de nombrar un director artístico. Muchos escenarios ahora pretenden ser espacios multidisciplinarios, explica Javier, donde quepa desde ópera a comedia. “Pero dada la experiencia, creo que es mejor concentrarse en una o dos disciplinas, con el objetivo de que la gente se acostumbre a qué oferta habrá en ese teatro y se genere una identidad editorial”. Con eso en mente llamó a Pablo Halpern, director de teatro y experto en comunicación estratégica, a quien había conocido en Corpartes, y lo invitó a conocer el espacio.

“Me acuerdo de que estaban construyendo el edificio y le conté un poco de qué se trataba el proyecto. A los 20 minutos me dijo: ‘dónde firmo’”, relata. La apuesta es montar producciones teatrales de realismo. “Que lo que suceda en las tablas fácilmente te pueda identificar. Es distinto a la experiencia de teatro experimental. Cuando uno tiene una línea editorial, uno tiene claridad de lo que no entra, y no por una cuestión de echar abajo otros proyectos o ideas, sino que por definir el propio”, afirma.  

El modelo es seleccionar textos que sean atractivos, que se hayan montado en otros teatros del mundo, y que tengan asidero con la realidad chilena. Ya elegido el texto, se invita un director consagrado a participar.  El mismo Halpern dirige algunas de las obras que forman parte de la programación.  Actualmente está en cartelera con Un espejo, la dramaturgia es de Samantha Holcroft, y actúan Nicolás Pavez, Daniela Castillo, Emilio Edwards, Alejandro Castillo y Francisco Reyes Cristi. La trama: un dramaturgo interactúa con el ministerio de cultura en un régimen totalitario para llevar a cabo una obra de teatro. “Toda la gente que de alguna forma tiene sensibilidad con las artes, con la cultura o los mismos gestores culturales o dramaturgos, deberían ver la obra y nos ha ido muy bien en público. Es totalmente recomendable”, apunta el director ejecutivo de Zoco. 

- ¿Faltaba cultura en Lo Barnechea? 
- Digamos que había una demanda insatisfecha y la mayoría de los vecinos que sí consume cultura se tenía que trasladar a otras comunas. Parte del público se nos acerca tras las funciones y nos dice: “gracias por abrir este teatro”. Pero no queremos ser un centro cultural sólo para la comuna, estamos haciendo esfuerzo para traer público de comunas vecinas como Vitacura y Las Condes, y también nos hemos cabeceado harto para llegar a audiencias de Providencia, Ñuñoa y Santiago centro.

Desafío juventud

Acaban de lanzar una promoción: los jueves la entrada es gratis para menores de 25 años. El objetivo de atraer a un público más joven. Hoy, estima, la audiencia se concentra de 35-40 años hacia arriba. “Es una prueba para conformar una comunidad, una nueva tribu de jóvenes con los cuales podamos interactuar. No es sólo ‘aquí tienes tu entrada gratis’ sino que ‘participa con nosotros’. Me encantaría saber qué opinan los estudiantes de cine de nuestra programación de teatro. Es un proyecto a largo plazo”. 

El año pasado, comenta Chamas, se concentraron en armar la programación de teatro. Este 2024 entró la música con una temporada de ocho conciertos a cargo de la Orquesta de Cámara de Marga Marga, dirigida por Luis José Recart. Partieron con 30 abonados y ya van en 160. “La mayoría de la sala de esos conciertos la ocupan los abonados, y eso ya nos permite respirar” confiesa. Ahora sumaron un Ciclo de piano y arrancarán con Ópera para todos. “En música hay harta demanda. Ayer era lunes y llovía, pero por la venta de tickets sabíamos que vendrían 180 personas mínimo y eso es un buen número”, agrega. 

Recalca la importancia de generar una tribu, un sentido de pertenencia. Y cuenta que al lanzar la temporada de la Orquesta Marga Marga, invitaron a los primeros abonados a un encuentro en la casa del presidente de la fundación, Patricio Baeza. En esa oportunidad Recart conversó con los presentes y se generó un grupo de WhatsApp que luego fue creciendo. 

Como director ejecutivo tiene la misión de alcanzar un punto de equilibrio en un plazo de un par de años más, revela Chamas. Añade que eso probablemente ocurra con el auspicio de una gran marca y están abiertos a la figura de un main sponsor, dice, que incluso pueda darle su nombre al espacio. Afuera ese modelo se utiliza mucho y en Chile algunos ejemplos serían el Teatro Nescafé de las Artes y el Movistar Arena. “La idea es que no estemos a pérdida, y ése es un camino difícil porque los costos son altos. En ninguna parte del mundo se pagan todos los costos con la venta de entradas, siempre es con la participación de algún tercero, ya sea un fondo público o privado”. 

Cines a lo Biógrafo

“Me acerqué a Daniel Scrigna, dueño del cine El Biógrafo, y le pedí ayuda sin conocerlo para que me conectara con exhibidores de cine que pudiesen estar interesados en tener salas acá en Lo Barnechea. Él fue muy generoso y finalmente se subió al proyecto. Le ofrecimos ser socios y que estuviese a cargo de la programación. Él tiene los contactos, la experiencia y el ojo para seleccionar películas”, cuenta Chamas. Como cuentan con tres salas pequeñas, que esperan abrir de aquí a fin de año, la oferta incluiría cine de autor, al estilo de la clásica cartelera de Lastarria, pero también cintas de corte amplio y comerciales tipo Hollywood. También hay espacio para organizar ciclos de cine, dedicados a un director, ejemplifica. 

“Sé que muchos centros ahora se visten con el tema de la mediación y la formación de audiencias, pero aquí lo hemos llevado a cabo y vemos cómo la audiencia disfruta cuando el pianista dedica un tiempo a explicar qué va a tocar, por qué eligió ese repertorio, etcétera. Esos 10-15 minutos previos hacen la diferencia. En cine queremos hacer lo mismo, si hay un ciclo de película de Martin Scorsese que alguien entendido se refiera al director, a su lenguaje, en qué hay que fijarse. El público lo agradece”. 

"Hoy escucho a las autoridades culturales y siento que no hay un discurso o un proyecto a desarrollar. Quizás antes no había nada, entonces era más fácil decir ‘vamos a instalar una institucionalidad cultural’, ‘vamos a dirigir los fondos públicos para que acceda la mayor cantidad de gente’"

Falta de épica 

- Trabajaste en el mundo público y en la creación de políticas culturales, ¿cómo observas el escenario cultural hoy? 
- Siento que en ese entonces era más épico que ahora. Hoy escucho a las autoridades culturales y siento que no hay un discurso o un proyecto a desarrollar. Quizás antes no había nada, entonces era más fácil decir “vamos a instalar una institucionalidad cultural”, “vamos a dirigir los fondos públicos para que acceda la mayor cantidad de gente”. A lo mejor las tareas son más complejas. Y no me refiero a la actual ministra de Cultura, sino que hacia atrás también. Mucha gente no sabe quiénes son ministros, no están en la palestra como estuvieron José Weinstein, Paulina Urrutia o Luciano Cruz-Coke. Siento que se fue perdiendo esa figura. 

- Y en cuanto a oferta cultural, ¿crees que en Chile hay buen nivel?
- Hay muy buenos elencos. En música, la Sinfónica de la Universidad de Chile es de excelencia mundial, la Filarmónica también. Hay orquestas en regiones que son de excelencia artística. Los jazzistas chilenos también son de muy buen nivel. Yo creo que, si uno cuida lo que está arriba del escenario, uno debiese tener recepción en cuanto a la audiencia. Buena factura y calidad. Esa es la clave.

- ¿Existe en Chile el estigma de que el teatro es difícil? Hay gente que va al teatro cuando viaja a Buenos Aires, pero no aquí. 
- Todo teatro es político, pero creo que aquí estuvo sobrepolitizado el teatro durante un tiempo y eso se tradujo en escasez de géneros. Efectivamente había gente que disfrutaba mucho una obra agradable, bien actuada o un musical, en la calle Corrientes, alternativas que no encontraban aquí. En Argentina hay más diversidad de oferta que en Chile todavía. 

- ¿Cuesta generar hábitos de consumo cultural?
- Creo que aquí hay harta gente que ya tiene el hábito de consumo de arte y cultura. Uno se topa con las mismas personas en distintas funciones, pero es necesario hacer crecer ese número de personas. 

- Pregunta aparte: ¿cómo músico sigues tocando? 
- No. Tengo instrumentos y a veces toco guitarra para relajarme. Pero eso ya pasó y lo viví intensamente cuando era joven. Muchas veces amigos me han dicho “oye, juntémonos a tocar” y soy el que arrugo, porque me da un poco de lata esos reencuentros medios oxidados.

La psicología decorativa de Katherine Rahal

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