Cultura
Claudia Bitrán: La artista chilena que quiere recrear el Titanic
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En 2014 la artista chilena trabajaba en un restaurant de Nueva York, ciudad donde estudió y donde vive hace una década. Entonces una idea empezó a crecer en su cabeza: recrear la película Titanic de James Cameron (1997) basada en el histórico naufragio de 1912.
Cuando se estrenó la archifamosa cinta protagonizada por Leonardo di Caprio y Kate Winslet, ella tenía 11 años y la marcó. Tanto así que Titanic se transformó en un juego con su hermano en el cual recreaban escenas de las películas. Él construía modelos del barco y ella se aprendía las líneas del guion. “Se convirtió en nuestra manera de comunicarnos. Hasta el día de hoy cuando hablamos por teléfono usamos textos de Titanic para expresar cómo nos sentimos”.
Obsesiones creativas
Su interés como artista siempre ha sido mezclar las bellas artes con el ideario pop. Es lo que ha venido desarrollando de distintas maneras durante su carrera. Claudia estudió arte en la UC y después cursó un postgrado en pintura en RISD (Rhode Island School of Design), una de las principales instituciones artísticas de Estados Unidos.
“Desde chica me gusta pintar, bailar y hacer videos. Durante el máster empecé a mezclar estas disciplinas y aprendí a editar videos de manera autodidacta”.
Después de un periodo realizando registros audiovisuales de corta duración, quiso saltar a algo grande. Inmenso. Pensó en algún elemento que fuese hiper popular, un “hito-mito”, apunta, que le sirviese además para abordar cómo nos contamos historias y cómo consumimos tragedias.
“Titanic era perfecto, me lo conozco de memoria. Además de la historia de amor, están los efectos especiales, el acontecimiento histórico, la metáfora de ese monstruo de la era industrial que se hunde, las diferencias de clase. Y también lo bien contada de la historia porque el arco narrativo es perfecto, los cortes son impecables y dan cuenta de la obsesión de James Cameron. Leonardo di Caprio y Kate Winslet son personas hiper estudiosas también. Y yo soy muy obsesiva, me aferro”.
Junto con proponerse recrear la película, se inventó una serie de reglas que ha ido cumpliendo, asegura Claudia sentada en un café de Providencia de paso por Chile. “Yo siempre interpretaría a Rose, mientras que el personaje de Jack iría cambiando de género, de edad, de nacionalidad; filmar en cada lugar donde vaya con los recursos que tenga alrededor; usar distintos tipos de cámaras y de formatos”, enumera la artista.
Dentro de las técnicas presentes en la película hay stop motion análogo con plasticina, cartón, dibujo y pintura, animación digital, escenas sólo con sonido, actores de carne y hueso, y tomas que va coleccionando con la cámara de su teléfono: “Esos tubos con vapor clásicos de Nueva York funcionan para simular las chimeneas del barco y el metro pasando rápido me sirvió para mostrar la escena cuando choca el barco contra el iceberg”.
El proyecto ha sido literalmente titánico: En 2016 montó la exposición Profundo. Deep emotion en el MAVI con dibujos y partes del barco y al año siguiente la exhibió en Nuevo México.
Durante nueve años ha filmado en 20 ciudades de Estados Unidos, Chile y México, y ha involucrado en total a unos 800 participantes, varios de ellos actores nacionales que en un comienzo eran jóvenes estudiantes y ya son figuras de teatro y televisión como Gabriel Cañas, Gabriel Urzúa, Andrea García-Huidobro, Horacio Pérez, Antonio Campos y Victoria de Gregorio, entre muchos otros. En Chile ha grabado en Viña, Valparaíso, Concón, Cajón del Maipo, Los Ángeles y también en la Patagonia, donde filmó el glaciar Serrano.
Sátira y sentimientosLa producción tiene algo de sátira, pero no lo es del todo. Menciona una escena para la cual arrendó un modelo inflable del barco y lo llenó de niños como tripulantes. “Había cinco cámaras filmando al mismo tiempo y de repente el bote se empezó a desinflar y los niños tuvieron que evacuar. Fue un accidente perfecto”, dice riendo. Otras escenas en cambio, aclara, son sinceras y literales, con la intención de imitar a la original.
Algunas de las tomas que corresponden al hundimiento del barco y sus pasajeros las filmó con un equipo de nado sincronizado de la Universidad de Michigan. El resultado es un collage de formatos audiovisuales que se van intercalando.
Actualmente está en plena producción para filmar siete escenas que transcurren en las grandes escaleras de primera clase del transoceánico. Cuenta que tiempo atrás la contactó Lucas Engel de la productora PistaB que apoya videoartistas y cine experimental chileno y le ofreció su ayuda. Hoy es el productor asociado del proyecto y juntos están coordinando a un equipo grande de colaboradores que están trabajando en la escenografía para revestir el interior del club Ámbar, en pleno Bellavista, con cartones, plásticos y telas, que recreen el elegante decorado de este salón del Titanic.
Claudia viene monitoreando el trabajo desde Nueva York por Zoom hace semanas y ahora presencialmente ha podido comprobar que está quedando tal y como se imaginaba. Arrendaron la discoteque el próximo 28, 29 y 30 de mayo para filmar estas escenas que además involucran la participación de muchos extras voluntarios a los que convocó hace algunos días a través de sus redes sociales.
Claudia viajó con tres maletas gigantes llena de vestuario que ha ido construyendo a lo largo de los años y la idea es que además cada personaje lleve su vestuario de época que será reforzado por estilistas. El trabajo colaborativo ha sido parte de la energía del proyecto desde sus inicios, y aunque el principio le costaba que entendieran su idea y se la tomaran en serio, hoy son muchos los que se han querido sumar.
Esta etapa del proyecto la ha podido financiar adjudicándose dos Fondart y acaba de ganarse además una beca Guggenheim que entrega la John Simon Guggenheim Memorial Foundation desde 1925 a aquellos artistas “que han demostrado una capacidad excepcional para una erudición productiva o una habilidad creativa excepcional”.
Menciona, como coincidencia, que Benjamin Guggenheim, hermano de John Simon y padre de la coleccionista Peggy Guggenheim, fue una de las víctimas fatales del naufragio del Titanic e incluso aparece en la cinta de Cameron y ahora también en el remake de Bitrán.
De la inmensa cantidad de material que ha reunido, de las cuales se pueden revisar imágenes, trailers y entrevistas en www.claudiabitran.com, al cumplirse los diez años saldrán al menos tres resultados, explica la artista. Uno de ellos es una instalación multicanal que se inaugurará en diciembre de este año en Matucana100.
El segundo es un documental experimental que se enfocará en el proceso de producción de la película, chascarros, accidentes, testimonios y todo tipo de registros “behind the scene”. El tercer resultado será la película de tres horas cuadro a cuadro.
Fotografía Sebastián Utreras
Para cumplir esta última meta va a requerir de un equipo de montajistas porque calcula que suma más de 6 terabytes de filmación, para eso necesita generar nuevas formas de financiamientos, ya sean fondos o aportes de privados.
Por delante le queda un viaje a Suiza en octubre porque una nueva galería de arte ubicada en Lucerne la invitó a filmar algunas escenas en el lago que baña esta ciudad. Y también adelanta, preparar la última escena que será un musical pop con coreografías y música de Marta Sánchez y Carlos Baute, sumergiéndose en un sueño de la anciana Rose.