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Cultura

La dramaturga que revive a María Callas en el Municipal: “Su vida es la tormenta perfecta”

La dramaturga que revive a María Callas en el Municipal: “Su vida es la tormenta perfecta”

Ximena Carrera escribió "Callas, la hija del destino", cuya protagonista es la famosa soprano de ascendencia griega. Leyó libros, vio documentales, escuchó su voz en distintas óperas. Indagó en su amistad con la cantante lírica chilena Claudia Parada. “No puedes quedar indiferente a María Callas”, reconoce. Aquí cuenta cómo construyó su personaje para esta obra teatral que se estrena el 12 de octubre en el Teatro Municipal.

Por: Por: Patricio De la Paz - Foto: Patricio Melo | Publicado: Viernes 29 de septiembre de 2023 a las 09:31
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Dice que ahora hasta armó un playlist con sus interpretaciones de ópera preferidas de la soprano María Callas, donde la voz de esta cantante griega-norteamericana se pasea versátil y contundente por composiciones de Puccini, de Donizetti, de Bellini, de Cilea, de Catalani. 

“Mi mirada inicial hacia ella era bastante periférica, porque no la conocía. Pero a poco andar me cayó muy bien y después ya la quise, porque era una mujer que tenía un punto ciego muy grande. Siempre fue una niña buscando la aprobación de su madre. La percibí muy sola, muy vulnerable, todo el tiempo tratando de defenderse”, señala la dramaturga Ximena Carrera, quien debió sumergirse a fondo en esta cantante. Por una razón más potente que la lista que hizo en Spotify: escribió la obra teatral que, entre el 12 y el 21 de octubre, revivirá a Callas en la Sala Arrau del Teatro Municipal.

El encargo se lo hizo el propio teatro el año pasado. Como el 2023 es el centenario del nacimiento de Callas, le pidieron escribir una obra sobre ella. Con una sola condición: que la historia incluyera su vínculo con la soprano chilena Claudia Parada, quien hizo una exitosa carrera en el extranjero. Ximena Carrera tomó el desafío y debió sumergirse primero en el mundo de la ópera, que le era desconocido. 

"Siempre fue una niña buscando la aprobación de su madre. La percibí muy sola, muy vulnerable, todo el tiempo tratando de defenderse”, señala la dramaturga Ximena Carrera, quien debió sumergirse a fondo en María Callas.

Leyó sobre Parada, entrevistó a su hermana menor, Maritza, y a su amigo Mario Hamlet-Metz; pero el gran trabajo de documentación lo hizo sobre la cantante de ascendencia griega. No sólo la escuchó en sus presentaciones más célebres y vio documentales sobre ella, sino que también revisó libros, como Fuego griego, de Nicholas Gage; Maria Callas, de Arianna Huffington; y Cast a diva: the hidden life of María Callas, de Lyndsy Spence. 

“Yo vengo del mundo del teatro y quizás lo que hasta entonces no me había seducido de la ópera es que me parecían sonidos vacíos, veía sólo gestualidades. Pero me sumergí en Callas y vi su impresionante fuerza interpretativa. Me quedé enganchada. Además de cantar, era una actriz notable”, dice Carrera. 

“Su vida, además, era como las de las heroínas de sus óperas. Tuvo una madre que la rechazó tempranamente. Cuando le llevaron a su hija recién nacida, y como ella deseaba un hijo hombre, su primera palabra fue: ‘Llévensela’. El padre desaparece pronto, porque la madre se devuelve con sus hijas de Estados Unidos a Grecia. Cuando se da cuenta de que María canta bien, su madre la explota. Más tarde, cuando María cree haber encontrado el amor de su vida (Aristóteles Onassis), él la traiciona casándose con otra. El público se dividía ante sus presentaciones. La prensa era muy ruda. Ella tenía la sensación de que la vida la había estafado. ‘Dios no me quiere’, decía. Teniendo todo lo que tenía, habiendo construido todo lo que logró, no era capaz de verlo. Su vida es la tormenta perfecta”.

La soprano María Callas

Las amigas

La dramaturga dice que una pieza teatral debe tener conflicto, algo debe estar en juego. En esta obra, que se titula Callas, la hija del destino, no era fácil: Callas y Parada eran amigas. Lejos de las rencillas y rivalidades que se podrían pensar entre dos sopranos que se suben a los mismos escenarios. 

“Cuando trabajas con materiales reales, es necesario ficcionarlos para generar un atractivo escénico -explica-. Entonces tomé el momento inicial en que ambas se conocen en la Scala. Eso fue real. A María, a modo de castigo por una presentación anterior en Roma donde se había negado a cantar, le avisan que ya no será la soprano titular para Un baile de máscaras, de Verdi, en el teatro de Milán. Su lugar lo toma Claudia Parada. No tengo idea si en ese momento se cayeron bien o mal, pero de ahí en adelante María ve en Claudia no sólo una profesional notable, sino a una mujer que no iba a pegarle codazos. Se generó un vínculo que perduró por décadas”.

A partir de ahí, de ese encuentro de 1958, la obra ficciona sobre esa amistad. Con Parada convertida en esa amiga que, siempre desde el cariño, le hace ver a Callas lo que ella no quiere ver o le duele. “Así pudo aparecer la posibilidad de conflicto, de tensión, porque creo que María se cuidaba de rodearse de personas que no le dijeran cosas que la incomodaban”, explica Carrera. “Entonces recorro 20 años de amistad, con distintos encuentros entre ellas, hasta que María muere en 1977. Mientras una iba descendiendo, la otra ascendía. La caída de María contrasta con el alza de Claudia. En la penúltima escena, incluso, María le dice a su amiga que quiere cantar y audicionar frente a ella”.

La dramaturga comenta que la pregunta que se instala al final de la obra es: ¿Qué te queda si ya no cantas? 

"Entonces recorro 20 años de amistad, con distintos encuentros entre ellas, hasta que María muere en 1977. Mientras una iba descendiendo, la otra ascendía", explica la dramaturga sobre su trabajo en la historia de Callas y Parada.

Una fuerte empatía

El Teatro Municipal llevaba dos décadas sin ofrecer una pieza teatral. Eso hasta 2022, que se entrenó una obra que también le encargaron a Ximena Carrera. Se llamó Arrau, el otoño del emperador. “Me costó más que Arrau me cayera bien, porque me era más inaccesible. Tan abocado al piano y tan poco social. En el caso de María fue lo contrario: investigando su vida, muy pronto aparece su fragilidad. Me generó una fuerte empatía”, señala.

En el escenario, María Callas será interpretada por la actriz Blanca Lewin, mientras que el rol de Claudia Parada lo hará Claudia Cabezas. Dirigidas por Jesús Urqueta, actualmente están en ensayos para dar vida a lo que Ximena Carrera escribió.

Las actrices Claudia Cabezas y Blanca Lewin en los ensayos de "Callas, la hija del destino". Crédito: Patricio Melo.

La dramaturga dice que después de investigar a Callas y a Parada, ella ve claros contrapuntos entre las dos amigas. Claudia optó firme y conscientemente por una carrera musical, “en cambio María, más allá de lo profesional y perfeccionista que era, se dedica al canto como una forma de ser vista, reconocida, querida. De alguna manera percibía su voz, ese don con el que nació, como una especie de maldición también”. Claudia asumía todos los aciertos y costos de sus decisiones; María siempre estaba culpando a alguien, “siempre había un otro amenazante para ella”. Claudia era distante a la vida social y a las fiestas; María las disfrutaba. 

“Hay un dicho entre los cantantes líricos italianos de que los tres demonios contra el canto lírico son: Bacco, tabacco e Venere. O sea, el vino, el tabaco y el amor. Tres cosas que te estresan la voz. Claudia Parada le dijo no a eso. A Callas le gustaba carretear”, dice.

Entonces, de pronto, Ximena Carrera detiene las comparaciones. Y cierra con una idea que suena a confesión: “Lo cierto es que desde su vida y desde la forma como llevó su carrera, no puedes quedar indiferente a María Callas”.

"Hay un dicho entre los cantantes líricos italianos de que los tres demonios contra el canto lírico son: Bacco, tabacco e Venere. O sea, el vino, el tabaco y el amor", dice Ximena Carrera.

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