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Cultura

La pastelera chilena que hizo una torta a Taylor Swift y hoy triunfa en Australia

La pastelera chilena que hizo una torta a Taylor Swift y hoy triunfa en Australia

Gabriela Oporto nació en Australia, pero es hija de chilenos. Hoy triunfa con su pastelería en Sídney gracias a sus pedidos para superestrellas internacionales. El boom llegó en febrero, cuando le tocó crear una torta para el equipo de Taylor Swift. “No dábamos abasto”, dice. Ahora, el objetivo está en crecer. Eso sí, para hacerlo, debe sortear un complejo obstáculo que dejó, coincidentemente, el pedido para la cantante estadounidense.

Por: Mateo Navas | Publicado: Viernes 18 de octubre de 2024 a las 14:15
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Fue en un día de febrero pasado cuando Gabriela Oporto recibió un llamado. Al otro lado de la línea estaba un ejecutivo de una de las compañías de catering más grandes de Sídney. “Necesitamos tortas para el concierto que hará Taylor Swift”, le dijo.

Quedaban dos días para el show y Oporto -38 años, hija de padres valdivianos y dueña de Bakealicious, una pastelería australiana que ocupa recetas típicas chilenas- aceptó el desafío de inmediato. Era, recuerda, una oportunidad única. Y no la quiso desperdiciar.

Antes ya había hecho tortas para otros artistas que se presentaban en escenarios australianos, como Ed Sheeran y Harry Styles. Pero, según ella, nunca potenció ese contenido en sus redes sociales. Por eso, no dejó pasar la oportunidad con Swift.

“Hice un video en el que ni siquiera mostré la torta. En menos de una hora ya era viral, tenía no sé cuántos millones de views. Tenía el diario nacional llamándome, la televisión, las radios… me sentía como una celebridad. Y obvio que le saqué provecho. Eso puso el negocio a otro nivel”, recuerda.

Como era un pedido especial, Oporto creó una torta 100% original para la cantante estadounidense. “Me puse a investigar y me di cuenta de que su pastel favorito es de bizcochuelo con sprinkles. Tomé esa idea, pero le incorporé manjar, milhojas y crema fresca. Y la terminé con una flor morada porque es su color favorito”.

Esa misma torta la incluyó en el menú de su pastelería y con eso las ventas explotaron. Actualmente, dice, vende 200 tortas a la semana. “Como todos se enteraron, la gente empezó a pedir ese pastel como loca. Y ahí tuve que contratar a tres personas porque no dábamos abasto. Esa semana dormí dos horas cada noche. Lo único que hacía era hacer tortas, tortas, tortas. El horno no podía apagarlo”.

Y agrega: “No le iba a decir que no a una venta luego de todos los años de sacrificio. Era mi momento”.

Desde ahí, Oporto se volvió una celebridad en Australia: ahora acude regularmente a programas de televisión y su base de seguidores en redes sociales explotó.

Sídney-Valdivia-Milán

A los 4 años Gabriela Oporto lo manifestó por primera vez. “Quiero tener una pastelería”, le dijo a su mamá, mientras vivían en su ciudad natal, Sídney, a la que llegaron sus padres en 1981. “Tengo videos en el campo en Valdivia batiendo huevos, caminando por los cerros con los huevos en la mano”, recuerda.

Hija de un matrimonio de chilenos, Oporto vivió en Sídney hasta los 12 años, cuando sus padres decidieron devolverse a Chile. “Nos fuimos a Valdivia y estaba súper infeliz y amargada con mis papás”, recuerda.

“En el colegio me hicieron bullying y me cambié a otro, donde terminé la educación media”, señala. Posteriormente, se fue a estudiar Economía a Milán, pero no le gustó: “Hice dos años y no completé el tercero. Me volví a Australia y me puse a estudiar Nutrición. Terminé la carrera y empecé a aprender mucho cómo funcionaban los negocios acá. Ahí me di cuenta de que mi sueño lo podía desarrollar en Australia”.

En 2017 renunció a su trabajo estable -en una empresa de sushi, donde trabajaba en control de calidad- y decidió emprender. Aprovechó un incentivo económico del gobierno australiano y se lanzó. “Empecé a vender pasteles a través de amigos mientras empezaba a trabajar en la página web y en la marca”, rememora.

“Hago tortas a lo chileno. Así me enseñó mi mamá y mi abuela. Uso mucho la crema batida y el manjar, que acá no se encuentran”.

“Fueron dos años trabajando sola desde casa. Haciendo los deliveries, el marketing. Ese fue el periodo más difícil, muy solitario”, confiesa.

En 2019 se arriesgó y firmó su primer arriendo comercial. El trato era de tres años y en ese periodo comenzó empleando a estudiantes de centros técnicos. “Un año después comenzó la pandemia y en el primer lockdown cerré. Y cuando llegó el segundo confinamiento, dije: ‘Esta es mi oportunidad’. Potencié el marketing y nos fue mejor que nunca. Estaban todos aburridos y lo único que hacían era pedir tortas. Triplicamos las ventas”.

Eso la obligó a contratar a más personal y a trasladar su pastelería a una sucursal más grande. “Nos empezó a ir bien, pero el año pasado una empresa de catering me pidió hacer una torta para un grupo de rock australiano. Luego fue Ed Sheeran y Harry Styles”.

Con esos dos eventos aumentaron las ventas, pero el gran golpe, dice, fue con Taylor Swift en febrero de este año. “Me siguen pidiendo que vaya a hacer tortas a la televisión nacional acá. Es impresionante”, comenta.

Tropiezo con Taylor

A pesar del aumento en las ventas, el negocio con Taylor Swift no concluyó en los mejores términos. “La empresa de catering no me contó que tenía que firmar un acuerdo de confidencialidad. Yo hablé con el CEO de la empresa y nunca me mencionaron nada. Y obviamente, después que vieron mi popularidad, me amenazaron que tenía que borrar todo y sacar todos mis videos.

Y les dije: ‘Lo que me estás pidiendo es imposible. Tengo periodistas llamándome de Estados Unidos, de Inglaterra. Eso ya está en las noticias’”.

Y agrega: “Lo único que hice fue hacer un video. En la última llamada que tuve con ellos me dijeron que van a llamar a los abogados. Al final, nunca me pagaron y nunca más me van a llamar para hacer una torta a un famoso. Porque ellos son una de las empresas más grandes aquí en Sídney y tienen todos los contactos. Por ejemplo, ahora van a hacer Coldplay”.

A pesar del tropiezo, dice Oporto, últimamente han potenciado su negocio B2B. “Acá se usan muchos cupcakes con los logos encima”, explica la pastelera. Hasta ahora, agrega, han realizado pedidos para Google, Audi y Mercedes, entre otras compañías multinacionales.

Actualmente el foco está en seguir creciendo. Oporto ya descartó la idea de franquiciar la marca y ahora busca abrir otra sede. “Donde estoy ahora no vendo café, entonces me gustaría tener un negocio en un lugar céntrico”, apunta. Pero antes de eso, agrega, debe cambiar su sucursal principal por una más grande. “Ya me quedó chica. Imagínate que tengo dos refrigeradores en la calle. Esto nunca lo podría hacer en Chile. Se los robarían todos”, concluye.

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