Cultura
Valdivia, la primera Ciudad Humedal de Chile

Valdivia, la primera Ciudad Humedal de Chile
El reconocimiento internacional otorgado por la Convención Ramsar permitirá fortalecer la inversión en la ciudad, aumentar su visibilidad a nivel mundial y unirse a una red de Ciudades Humedales para intercambiar conocimientos y experiencias.
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Cuando se habla de Valdivia y medio ambiente, se suele comenzar por el río Cruces. Ahí, hace 20 años, la industria Celulosa Arauco y Constitución S.A. (CELCO) descargó aguas residuales que contaminaron el cauce, dando origen a uno de los desastres ecológicos más grandes en el país, el cual tuvo como símbolo la muerte de miles de cisnes de cuello negro por intoxicación y falta de alimento.
5.400 ejemplares se redujeron a casi 500 según cifras de la Conaf, convirtiéndose en la especie más afectada -el humedal es su principal centro de reproducción y alimentación-, pero no la única. Muchas se vieron obligadas a migrar y otras, como la tagua, también se redujeron enormemente, pasando de casi 10 mil a apenas 350.
El episodio, ocurrido en 2004, provocó estragos y con ello, una movilización ciudadana en favor de la conservación de la naturaleza que sentó precedentes en Chile.
A poco más de 10 años del fallo que obligó a CELCO a una serie de medidas reparatorias, la historia de conservación de la naturaleza en Valdivia suma un nuevo hito. Esta vez uno feliz: la capital de la región de los Ríos recibió la acreditación de “Ciudad Humedal” otorgada por el Comité Permanente de la Convención Ramsar, único tratado internacional que promueve la conservación y el uso racional de los humedales. Hasta la fecha son 74 ciudades en 27 países las que han recibido el nombramiento, y Valdivia es la primera en Chile.
Un reconocimiento que se veía venir

Geografía, movilización e identificación fueron los tres factores que respaldan la postulación llevada a cabo por la Cancillería de Chile y el municipio local, y que posicionaron a Valdivia como una ciudad altamente competitiva, explica Francisca Cuevas, encargada de políticas públicas de la Fundación Plantae:
“A diferencia de otras ciudades que tienen un único humedal relevante, Valdivia posee un entorno natural conformado por varios de estos ecosistemas acuáticos protegidos bajo diferentes categorías. Además, cuenta con diversas organizaciones territoriales e instituciones públicas y privadas que han desarrollado un amplio trabajo en torno a ellos, alineados con los objetivos de la Comisión Ramsar, y una identificación con los humedales profundamente arraigada en la comunidad, especialmente desde lo ocurrido en el río Cruces”.
La presión ciudadana luego de ese episodio de contaminación fue dando paso a una serie de cambios normativos, como la creación de la Ley N° 21.202 de Humedales Urbanos, la aprobación de la Ordenanza Municipal de Protección de Humedales y la formación del Comité Comunal de Humedales, un órgano crucial en la articulación multisectorial para el resguardo de estos verdaderos albergues de biodiversidad. Carolina Jara, jefa del Departamento de Medioambiente de la Municipalidad de Valdivia, explica que la acreditación otorgada obliga a la institucionalidad chilena a cumplir ciertas metas y deberes, entre ellos, adoptar planes en los municipios y buscar financiamiento postulando a fondos específicos para Ciudades Humedales.
País de humedales

Aunque existen diferencias obvias, como características geográficas y presupuestos, las Ciudades Humedal de Asia destacan como referentes y lo que han realizado no es muy distinto de lo que buscan las comunidades locales y científicas de Valdivia.
Entre estas medidas, Francisca Cuevas destaca promover iniciativas de gobernanza local efectivas y mayor vínculo de la ciudadanía con estos cuerpos de agua, potenciando el turismo naturalista y una infraestructura urbana que permita tener cercanía con los humedales, siendo respetuosos con el ecosistema.
Para Néstor Burgos, ingeniero en recursos naturales y director ejecutivo de la Fundación Llampanguí, esto es lo que se ha hecho en Valdivia en los últimos años. “Culturalmente estos ecosistemas eran vistos como basurales, antes un humedal era tratado peyorativamente como un pantano, pero gracias a la educación ambiental y también al turismo de intereses especiales -avistamiento de aves, kayak o stand up paddle, por ejemplo- Valdivia va dejando de darle la espalda al río y, con esto, a los humedales”.
Lo más valioso para Burgos es que se trata de iniciativas que pueden imitarse y en Chile existen muchas ciudades asociadas a desembocaduras de río que podrían hacerlo, desde el extremo norte al sur:
“La Serena tiene el humedal del río Elqui; Concepción, uno de los ríos más caudalosos de Chile. Caleta Tortel, incluso Punta Arenas que está en borde de mar con desembocadura de cuerpos de agua, por nombrar algunas. Todas son ciudades emplazadas en entornos similares, por eso lo que hizo Valdivia es muy importante, porque es replicable desde el punto de vista de las normativas. Falta mucho avance, pero se puede replicar. Es cuestión de ir generando voluntades”.
