Cultura
Los ejercicios sónicos de Gregorio Fontén
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Son semanas intensas para Gregorio Fontaine, o Fontén, versión de su apellido que usa como identidad artística. Por estos días el músico y doctor en Artes Sónicas estuvo en la capital montando Frecuentar mi jardín imaginario, que forma parte de Materias permeables, muestra doble del artista junto a Walter Bee que se inaugura este sábado 22 en AFA Galería, ubicada en pleno barrio Franklin.
Además de coincidir con Bee en el espacio de exposición, son compañeros de taller en Valparaíso y sus obras dialogan. Lo que muestra Gregorio forma parte de una serie llamada Escritura de frecuencias, donde propone distintas maneras de hacer visible el sonido.
“Este trabajo consiste en fotos que saqué en mi jardín y sobre las cuales improvisé unos temas de piano, y luego, con un sistema algorítmico de escucha computacional que diseñé, va analizando los elementos: tonos, cambios de volumen, frecuencias, y generando movimientos en los pixeles que transfiguran la imagen”, explica el artista.
Escritura de frecuencias partió como un proyecto de poesía. En 2014, cuando vivía en Inglaterra, donde cursó un doctorado en Goldsmiths, University of London, publicó Frecuencias moduladas (editorial Veer Books) en el cual los bloques de textos están organizados en relación a las proporciones de vibraciones de tonos, y en 2018, viviendo en Barcelona, lanzó Transducción (Barcelona Sonhoras), que son poemas que van convirtiéndose en figuras geométricas que se generan por la proporción de las vibraciones entre diferentes frecuencias.
Cuenta que Frecuentar mi jardín imaginario surgió desde su espacio cotidiano. Luego de ir a hacer distintas pruebas en su taller, se fijó en el jardín y fue utilizando esas imágenes para generar videos y sus versiones impresas.
“Trabajo con el sonido y cómo éste puede aparecer en lo visual. Me interesa su registro en otra materialidad. Quizás como artista soy más descreído, porque este no es un proceso transparente o lineal, hay una arbitrariedad en el resultado. El sonido despierta una toma de decisiones impredecibles por parte del algoritmo. Me gusta la palabra conjugar para definirlo”, señala Fontén.
La exposición estará abierta hasta el 19 de noviembre, y para el cierre Gregorio hará una presentación de poesía sonora en la que una impresora conectada al sistema algorítmico realizará impresiones automáticas y en tiempo real.
Ecos monstruosos
La segunda de sus novedades es la actividad que está preparando para la próxima edición de Puerto de Ideas. Por tercer año consecutivo Fontaine participará del festival con una acción que viene a ser la tercera de una trilogía.
Primero fue Ecos migratorios en 2020, un concierto/escultura sonora, con intérpretes, micrófonos y parlantes distribuidos en el edificio del Mercado Puerto, y coreografía visual de Delight Lab. El año pasado en Piano clave un piano recorrió las principales calles de Valparaíso, desde plaza Sotomayor, pasando por las calles Errázuriz y Clave, como un trayecto poético. Y ahora es el turno de Monstruos de ecos el sábado 12 de noviembre a las 20:30 horas en el Parque Cultural de Valparaíso.
La relación entre estos tres actos es cierta sensibilidad sónica, que según plantea el músico, es propia de Latinoamérica y “se distingue de la manera de aproximarse a la relación con el sonido que domina en el discurso tanto de los estudios sonoros como de las artes sonoras actualmente”.
“Ecos migratorios tenía que ver con el ambiente, Piano clave marca la aparición de las personas y el diálogo social y Monstruos de ecos es el despertar de la sensibilidad misma. Se trata de una obra escénica que toma poéticamente al monstruo del Festival de Viña del Mar como una presencia que desorienta la relación entre público y artista”, afirma Fontén.
Cuenta que el anfiteatro de la Quinta Vergara fue concebido bajo la lógica televisiva y su acústica genera una amplificación tanto de los sonidos de la audiencia hacia el escenario como los del escenario hacia la audiencia.
A partir de esta particularidad es que surge el eco que a pasar a encarnar al “monstruo”. “Se genera una reversibilidad en los roles, entre quien se está expresando y quien está escuchando. Para mí esa es la sensibilidad latinoamericana”, dice.
El acto o intervención performática tiene dos capas. Una es la escultura sonora que ya se realizó y grabó el pasado 14 de septiembre en la Quinta Vergara. Se diseñó un sistema de retrolimentación electroacústica para despertar al monstruo a través de alambres tensados desde el escenario a la galería, de unos 80 metros de extensión, que luego se conectan a las columnas del propio anfiteatro que también son resonantes.
Un parlante cuelga en el escenario, se activa como péndulo y va generando ecos en diferentes puntos, capturando y relanzando el sonido. “La semilla es la voz y hay un cuerpo de danza que hace moverse el péndulo. La acción tiene una monumentalidad dada por las dimensiones del espacio pero a la vez hay cierta crudeza, no está presentada como un espectáculo. Se decidió jugar con la ambigüedad”, describe.
En este registro audiovisual participaron Alexandra Mabes en coreografía y danza, Daniela Villanueva y Valeska Minchel en danza; Samuel Ibarra en performance; Rodrigo Ríos Zunino y Pablo Saavedra en escultura sonora; Anamaria Briede en voz y piano; Lukax Santana en percusión y Gregorio Fontén en voz, piano, controles de audio.
El video se proyectará ahora en un nuevo escenario, el teatro del Parque Cultural de Valparaíso, acompañando a la obra escénica que también contempla un parlante péndulo y un alambre tensado, danza, sonido y performance, esta vez con un grupo más reducido de cuatro participantes.
Y además de estos dos eventos, Gregorio está preparando un nuevo libro: Criollo sónico, donde despliega su investigación sobre la sensibilidad latinoamérica -tema que desarrolla como proyecto de postdoctorado en el Instituto de Arte de la UC de Valparaíso- y que publicará con Tsonami ediciones.