Desde que en noviembre se integró al equipo del gobierno encargado del plan de conmemoración de los 50 años del Golpe, Patricio Fernández (53) ha mantenido decenas de reuniones.

Se ha sentado a conversar con embajadores, rectores universitarios, directores de museos, organizaciones sociales y partidos políticos. Le han oído comentar que, sin exagerar, tiene unas tres o cuatro citas diarias. Sale de una y debe irse corriendo a otra. 

Justamente para eso, para abrir puertas en los distintos mundos que él conoce y armar un relato desde el gobierno, fue convocado por el Presidente Boric, de quien es cercano. El mandatario lo reclutó como su asesor directo, con un contrato a honorarios. “Hablar con Fernández es hablar con el Presidente”, comentan al interior del gobierno, para retratar la influencia del exdirector de The Clinic y exconstituyente. 

La ministra de Cultura, Julieta Brodsky, encabeza el comité interministerial que se formó en junio para desarrollar un plan estratégico para la conmemoración de medio siglo del Golpe. Cada ministerio envía, al menos, un delegado para participar en esas reuniones de comité. Ya se han hecho varias, entre presenciales y virtuales. La última se realizó en el Palacio Pereira, en el centro de Santiago.

Para agilizar la puesta en marcha del plan gubernamental, que se ejecutará entre marzo y diciembre, se creó una Secretaría Técnica al interior del Ministerio de Cultura. En noviembre entró Gian Reginato a dirigirla.

Licenciado en Historia, gestor cultural -con experiencia en instituciones como Matucana 100 y el GAM-, tiene 34 años. El equipo a su cargo es pequeño, pese al nombre grandilocuente con que fue bautizado. La socióloga Carolina Aguilera y el propio Reginato son los únicos con dedicación a tiempo completo, además de otros tres funcionarios que le destinan algunas horas del día. Ellos son el brazo operativo de las decisiones que se toman. 

A Fernández y a Reginato les toca trabajar codo a codo. Coordinarse. Lo que uno empieza, el otro lo aterriza. Uno tiene reuniones, el otro las convierte en parte del plan. Un ejemplo: Fernández vio en terreno el interés de los rectores universitarios en hacer actividades relacionadas con el 11 de septiembre -ha comentado la especial atención que el tema despierta en el rector de la UC, Ignacio Sánchez-; Reginato está pensando en convocarlos a todos a una reunión en marzo para coordinar los esfuerzos.

A ambos los han escuchado comentar lo mismo: “La idea es que el gobierno haga lo menos e invitar a que lo más lo hagan otros”. Sumar actividades bajo un paraguas común. Eso no solo aumenta la cantidad de iniciativas en un año de conmemoración, sino que además alivia los gastos. Un tema que es sensible.

Malabares de financiamiento

De acuerdo al Presupuesto de la Nación aprobado en noviembre, para la conmemoración de los 50 años del golpe se destinaron 43 millones de pesos. Generó todo un debate en el Congreso y se aprobó de manera ajustada, pero a todas luces es una cifra insuficiente para el plan que se va a ejecutar desde el gobierno. 

“No tenemos plata”, ha repetido Fernández en sus múltiples reuniones. Lo mismo Reginato cuando se han acercado distintos organismos a plantear ideas que requieren financiamiento. Desde el mundo cultural especialmente se han escuchado críticas y se ha sentido malestar por estas negativas.

“Es el presupuesto asignado específicamente, pero en la Mesa Interministerial también participa Obras Públicas, Interior, Educación, Bienes Nacionales y la Secretaría General de Gobierno, entre otros. Estos ministerios también destinarán recursos a la conmemoración de una fecha emblemática”, dice la ministra Brodsky.

Al interior del ministerio, nadie quiere dar una cifra de cuánto costaría este plan. Se excusan diciendo que es una materia en ajuste y que es difícil tener por ahora una cifra consolidada.

Sobre la idea de que el financiamiento se abra a otros ministerios, ya hay un antecedente. Es lo que ocurrió con el llamado Camino de la Memoria, actividad impulsada por el MOP, específicamente por su comisión Antúnez, y que consiste en siete estaciones con obras de arte en la ruta que hicieron los prisioneros detenidos en el Estadio Nacional. El Instituto Nacional del Deporte financiará, según ha consignado la prensa, los 240 millones de pesos que cuesta la iniciativa.

También está lo que llaman gestión de arrastre: iniciativas ya financiadas del gobierno anterior que ahora se incluyen en el plan. Como comenta un cercano al tema, con humor pese a que es asunto serio: “Armar la fiesta con mercadería ya comprada”. La ministra Brodsky señala: “Este gobierno se ha caracterizado por cuidar los recursos públicos. Esta conmemoración seguirá esa línea”.

Todas las voces

Tanto Fernández como Reginato han insistido en que el relato que se ha construido para esta conmemoración sea compartido. Han comentado que será un espacio convocante, sin lugar para la polarización ni la nostalgia, con distintas voces y diálogo intergeneracional. Se trata, insisten, de una invitación para reflexionar sobre la democracia, lejos de la trinchera. Y responder preguntas como: ¿en qué transformamos la experiencia del Golpe?

En diciembre Fernández y la ministra de Cultura se reunieron con los partidos del oficialismo. Durante enero han tratado de hacerlo con integrantes de Chile Vamos. Al interior del ministerio explican que no ha sido fácil agendar estos encuentros, porque los convocados aún se muestran reacios; pero siguen insistiendo. “El gobierno tiene la convicción de que conmemorar es dar espacios a todas las voces”, confirma la ministra. 

Sí ha salido humo blanco en conversaciones con museos y universidades, por ejemplo. El Bellas Artes montará una exposición con Alfredo Jaar y Cecilia Vicuña. La Escuela de Diseño UC exhibirá una muestra llamada Cómo se diseña una revolución. El plan también considera memoriales de derechos humanos.

Las actividades contemplan tres niveles: regional, nacional e internacional. Está última área incluye trabajo con embajadas y el cuerpo diplomático. También está la idea de traer figuras reconocidas desde el extranjero, como el cineasta español Pedro Almodóvar. “Se han hecho contactos. Hay muchas personas de muchos mundos interesadas en venir. Pero hoy son solo posibilidades”, comenta alguien al tanto. 

Uno de los proyectos estrella es una plataforma digital que albergará charlas, debates, exposiciones, documentales, música, películas. El material está, pero el problema sería el tiempo que implica la digitalización y el engorroso tema de los derechos de autor. Para los próximos días se espera la presentación del logo y la apuesta estética del plan. Ya están listos y lo iban a lanzar antes, pero el polémico caso de los indultos presidenciales implicó postergar las fechas.