Cultura
Una nueva feria de arte bajo tierra
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Eduardo Cancino y José Manuel Belmar son socios en Espacio Bustamante, casona ubicada a metros de Baquedano que funciona como lugar de cowork, cafetería, librería, sala de eventos culturales, y que en uno de sus costados alberga a OMA Galería. “Se juntaron algunas puntas, porque teníamos la inquietud de hacer gestión cultural fuera de ese espacio”, cuenta Cancino.
Él como arquitecto estuvo a cargo del nuevo edificio corporativo del Grupo Gibraltar, que se encuentra en la esquina de Eliodoro Yáñez con Tobalaba, se ganó el Premio Aporte Urbano 2022 y que además es uno de los proyectos expuestos actualmente en la Bienal de Arquitectura.
Además del hormigón a la vista, el edificio de ocho pisos está construido en madera, y consta de dos torres con un patio interior. Del piso 2 al 7 funciona como espacio de cowork y arriendos corporativos para oficinas que pueden utilizar una planta completa o subdividida, que habilitaron recientemente y está en torno al 15% de ocupación. El octavo piso es una azotea y terraza, y el primer nivel está destinado al uso público y tiene contemplado una cafetería, un auditorio, salas de reuniones, un gimnasio, espacios de esparcimiento y una plaza con vegetación, “que en diez años será un pequeño bosque”, proyecta el arquitecto.
Además, el edificio cuenta con seis pisos de estacionamiento subterráneos. “En algún momento vimos un ‘problema’ que se podía transformar en oportunidad porque nos estaban sobrando estacionamientos y se nos ocurrió que el -6 podía ser un lugar interesante para hacer actividades y sacar provecho a esos 1.500 metros cuadrados”, cuenta Eduardo.
“Yo vengo del mundo cultural, estoy conectado con las artes visuales, los artistas y la producción de eventos. Hace unos meses Eduardo me propuso crear un concepto ferial de arte contemporáneo, y en virtud del tiempo decidimos dividirnos el trabajo”, comenta José Manuel Belmar. Su socio se hizo cargo de la parte técnica, y él articuló los contenidos y la museografía. Armaron un equipo multidisciplinario de 14 personas entre curadores de arte, productores, el director de marketing, Nicolás Court, y más.
El próximo sábado 28 y domingo 29 de enero, FAST estará abierto a público. Habrá una selección de artistas resultado de un proceso curatorial exhaustivo que llevó a cabo Belmar junto a Diego Parra, Nathalie Gofard y Martín López. Ellos estarán dispuestos en distintas áreas entre nombres emergentes -reunidos algunos de ellos en una sección sub30-, y también referentes consagrados como Nicolás Franco, Malú Stewart y Gianfranco Foschino, entre otros. “Nos interesa ese diálogo y cruce entre artistas”, señala Cancino. Todos fueron invitados a participar sin tener que pagar por el espacio, a diferencia de otras ferias de arte.
Dentro de los 1.500 metros, cuentan, hay tres espacios cerrados: uno de ellos lo ocupará Worm, espacio curatorial de Valparaíso que mostrará sus trabajos del último año; otro donde el artista internacional Ali Yass expondrá nueve piezas; y el tercero está destinado a nuevos medios: obras en soportes no tradicionales como piezas audiovisuales, lumínicas e inmersivas. También hay un área editorial, con presencia de editoriales y librerías especializadas en arte, como Metales Pesados.
Experimental y subterráneo
El estar sumergidos en un nivel subterráneo -6 supuso desafíos, como por ejemplo la iluminación concebida originalmente para un sitio de estacionamiento. “El carácter experimental del espacio animó a los artistas. Cuando vinieron a conocerlo quedaron fascinados”, acota el arquitecto respecto a las aprensiones iniciales del proyecto.
Belmar agrega: “Muchos de estos artistas trabajan con nuevos soportes instalativos, estos escenarios para ellos son un manjar de dioses porque los invitan a resolver una obra en relación con la arquitectura, en la lógica site specific. Es un valor extra de este proyecto”.
In the mind of others, Maite Zabala.
En este sentido el curador destaca que FAST tiene un carácter experimental y ofrece una propuesta más alternativa sin dejar de lado el vínculo con el coleccionismo (habrá una apertura previa para invitados de ese mundo) y también establecer una conexión con las nuevas audiencias.
“Hay una mixtura, todo con un lenguaje estético emplazado en un espacio subterráneo con arquitectura brutalista. Se trata de un relato interesante que queremos instalar conceptualmente”, afirma. La ubicación y el interés arquitectónico del edificio son elementos que suman, añade.
La idea es que los artistas estén presentes en sus respectivos espacios durante los días de exhibición. “Nadie mejor que ellos para explicar su obra, cada artista debería ser su mejor vendedor”, dice Cancino. También habrá conversatorios y un podcast en colaboración con Matucana 100”.
Esta es la versión beta, una especie de piloto de una edición más formal que tienen programada para el mes de octubre. “Quisimos probar el espacio, aunque estamos convencidos de que funcionará bien. Pero vamos a posicionarnos antes, porque no queremos que sea algo anecdótico. Hay un equipo de marketing a cargo de sumar marcas y levantar financiamiento para que la versión oficial responda a un modelo de negocios y sea sustentable”, explica el gestor.