Se trata de una inmensa carpa amarilla de más de mil metros cuadrados que en su interior tiene proyecciones, múltiples reproducciones, distintos espacios interactivos y escenarios con lugares que fueron clave en la vida del artista, todo esto en un recorrido inmersivo 360° que incluye audioguía y una completa tienda con productos inspirados en las obras de Van Gogh. 

Encantado de estar en Chile, primer país de Sudamérica donde aterriza la muestra, Willem cuenta que a diferencia de otras propuestas inmersivas sobre el pintor neerlandés aquí se despliega un viaje también a la vida del artista.

“Entiendo que otras versiones muestras proyecciones acompañadas de música, pero ahí también hay reproducciones a tamaño real, que se pueden tocar y también está la historia de sus temores más profundos, sus vaivenes, las peleas con sus amigos y la correspondencia con su hermano Theo”, comenta Willem. Se explaya sobre la relación de sus antepasados. Cuenta que al verlo sin rumbo, su hermano Theo lo instó a pintar y en adelante siguió financiando su carrera. Tan cercanos fueron que sus tumbas están pegadas.  

Recién a los 27 años Vincent comenzó sus primeros dibujos, de manera autodidacta. Su prima pintura oficial de Los Comedores de Patatas, una obra oscura fiel a la tradición flamenca. Theo entonces lo mandó a Paris para que aprendiera sobre arte contemporáneo y ahí conoció a los artistas avant garde de la época como Toulouse Lautrec, Gauguin y Seurat.

“Aprendió el puntillismo, el impresionismo, todos los ismos. Adoptó sus técnicas, las combinó y creó su propio lenguaje con la luz y los colores vivos que ahora conocemos”. Recalca además que Van Gogh tuvo solo 10 años productivos como artista ya que a los 37 se quitó la vida. En ese periodo pintó unos 900 cuadros y creó más de mil dibujos.

Johanna van Gogh-Bonge, viuda de Theo, fue la traductora de la intensa correspondencia entre ambos hermanos y las donó en 1914, consciente del inmenso valor de estos documentos para la historia del arte. El museo de Van Gogh en Ámsterdam abrió en 1973 y ahora esta versión inmersiva recorre el mundo.

“Su obra tiene muchos aficionados y sigue enamorando a nuevas generaciones de distintas culturas, muchos de ellos no tienen posibilidades de viajar a los Países Bajos y por eso se trata de una buena oportunidad para acercarse a Van Gogh”, destaca Willem.

¿Por qué crees que su obra sigue encantando a tantos?

“Él pintó el día a día: su pieza, su casa, sus novias, sus amigos. Todos nos reconocemos en eso. Sus obras más emblemáticas, como Los girasoles, se han convertido en posters en todas partes del mundo. Almendros en flor representa un nuevo comienzo. Tiene un alcance incluso metafísico, a través de la naturaleza Van Gogh expresa el círculo de la vida”.

Meet Vincent Van Gogh, hasta el 15 de agosto. Entradas en puntoticket.com