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Análisis

Jorge Selume: "El Gobierno ha caído en una espiral de incongruencias"

Jorge Selume: "El Gobierno ha caído en una espiral de incongruencias"

El ex director de la Secom no ha hablado públicamente desde que renunció, en enero de 2020. Esta es su primera vez. "El actual gabinete no solo deja expuesto al mandatario, sino que además carece de validez frente a sus socios y contrincantes”, argumenta.

Por: Jorge Selume Aguirre | Publicado: Domingo 2 de mayo de 2021 a las 04:00
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Los cañones y las palmeras

En estos momentos los pasillos de la Moneda son un laberinto sin aparente salida. Cada flanco que se cierra, abre otros nuevos. Y cada día que pasa, como dijo alguna vez Bachelet, puede ser peor. Ante esto, gran parte de la izquierda se frota las manos, pues piensan que cada tropiezo del gobierno es un triunfo para ellos. Pero esto no siempre resulta ser así.

Creen que desfondar los fondos de pensiones, destruir el sistema, es una derrota para el modelo liberal, cuando lo cierto es que, en términos culturales, es todo lo contrario: la ciudadanía ha sido categórica en decir que los fondos son suyos y que, por ende, pueden hacer con ellos lo que se les da la gana.

Más fuerte aún, los chilenos no han gastado todos sus retiros. Es decir, prefieren guardarlos bajo su colchón antes que sean otros quienes lo administren por ellos en tiempos adversos. Esta escena refleja una demanda por mayor control y libertad sobre los ahorros, no un anhelo de mayor colectividad y solidaridad, como le gustaría pensar a la izquierda de caviar.

En estos momentos el Presidente se encuentra solo, abrazando la sombra del cargo y sintiendo el frío que recorre por los gélidos pasillos del segundo piso. Nadie puede negar que el gobierno ha caído en una conducción política errante, en una espiral de incongruencias que se suceden unas a otras y que le han llevado a tocar fondo.

¿Cuál habrá sido la reacción de Juan Carlos Jobet cuando se enteró por la prensa de que la Ministra de Desarrollo Social exigía que se cobrase un mayor royalty a las empresas mineras? Ministros que interfieren en las carteras de otros ministros, anuncios que duran menos de 24 horas, medidas mal comunicadas, acuerdos que llegan a destiempo y un Presidente que se ha transformado en un imán capaz de atraer hacia sí todas las fuerzas negativas y las frustraciones acumuladas de la ciudadanía. Hoy se habla, con justa razón, de un cambio de gabinete.

El actual no solo deja expuesto al mandatario, sino que además carece de validez frente a sus socios y contrincantes. Han devenido en cañones de museo, como los que hay en el patio que da a las oficinas de la primera dama. Pero este cambio no puede ser como los anteriores, esta vez el Presidente tiene que buscar tonelaje político, que incluso lo eclipse, pues tendrá que co-gobernar con el Congreso. Ahora, la pregunta incómoda es quién estará disponible a atender ese llamado.

En estos momentos, políticos y candidatos de centro derecha se dan vueltas de carnero, como si fueran gimnastas olímpicos, tratando de ganarse el aplauso de la tribuna y la aprobación de los periodistas. El máximo referente de esta disciplina cuasi circense ha sido Mario Desbordes, quien se autodenominó como “el responsable del primer 10%“, pero que luego se abstuvo de votar a favor del proyecto. ¿Quién lo entiende? Peor aún, responsabiliza a otros de sus decisiones erradas, como cuando culpa a Cristián Larroulet de la opción que tomó libre y voluntariamente al aceptar el cargo de Ministro de Defensa. ¿Acaso el candidato presidencial de RN nos quiere decir que no es capaz de tomar decisiones por sí mismo?

En estos momentos la izquierda radical se frota las manos ante la posibilidad de que Chile Vamos no obtenga el tercio en la elección de constituyentes. Creen que si eso sucede, podrán reescribir a su antojo la carta magna. Pero saben que primero deben sacar a los moderados de en medio. El PC y el FA entienden que hoy las etiquetas políticas caducaron, que el escenario es de extrema liquidez y que la emoción conduce las preferencias políticas. En esa cancha, no gana quien tiene razón, sino quien luce más indignado; no gana quien busca dialogar, sino quien persigue denunciar; no gana quien anhela la diversidad, sino quien impone la uniformidad.

En este clima se va a escribir nuestra nueva Constitución. Cuando los moderados busquen resolver diferencias mediante un acuerdo, les enrostrarán que están armando una cocina. Cuando los moderados informen a la ciudadanía que, en caso de nacionalizar el cobre, éste pasará a ser administrado por políticos (los mismos que quebraron a EFE) los tildarán de promotores de campañas del terror.

Hoy la indignación divide a Chile entre buenos y malos, pero, por sobre todo, opera como un vehículo para movilizar la rabia y el miedo. Y los demagogos, de todos los sectores, saben cómo explotar esa pulsión a su favor. Lo hizo Donald Trump en Estados Unidos y hoy lo hace Pamela Jiles en nuestro Congreso. Es el mismo manual y el mismo color de tintura de pelo.

El debate público se ha transformado en un juego de máscaras, donde nada es lo que parece y donde la verdad, por su carácter impopular, se torna en un estorbo para los partidos políticos. En los próximos 8 meses se celebrarán 13 elecciones, por lo que es altamente probable que la brecha entre la realidad y la fantasía se siga acrecentando y que los políticos continúen paseándose por los matinales siguiendo la máxima que reza un antiguo proverbio árabe: es bueno saber la verdad, pero es mejor hablar de palmeras.

J. J. Jinks: The Fixer

Con su modo pulcro y atildado, el ministro de Justicia Luis Cordero se ha convertido en el llamado a arreglar las metidas de pata de sus pares en el gabinete y también las de su jefe. Su debut fue con los indultos presidenciales de diciembre (pareciera que fue hace un siglo).

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