Cass R. Sunstein es probablemente el profesor de derecho más citado en Estados Unidos, fue asesor en temas regulatorios de la administración de Obama y es considerado uno de los mentores del pensamiento del expresidente estadounidense. En 2008 escribió junto al economista de Chicago y -cómo no- Premio Nobel de la materia Richard Thaler el libro superventas Nudge.

El título es de esas breves y hermosas palabras en inglés que no tienen una traducción equivalente al español, y donde la explicación larga sería que nudge es un amable pequeño empujón, preferentemente con el codo, para alertar sutilmente a otro.

El libro aborda lo que Sunstein y Thaler llaman el paternalismo libertario, la posibilidad del ser humano de tomar mejores decisiones a partir de una pequeña influencia de la autoridad o de un privado que esté en posición de poder. Esto fue bien revolucionario pues venía a contradecir una de los pilares basales de la formación económica más extendida donde el ciudadano siempre va a preferir más a menos y por tanto tomará en el agregado buenas decisiones. Por medio de una serie de ejemplos los autores demuestran cómo esto muchas veces no ocurre así y cómo las personas terminan metiendo la pata a menudo si es que no reciben algún tipo de asistencia de un tercero.

Los datos están a la vista. El nivel de contagio en los ya vacunados no es cero, pero es muy bajo y las hoy presionadas UCI están llenas de personas no vacunadas. No obstante ello, las tasas de inoculación estaban siendo preocupantemente bajas en los menores de 50 años, dificultando aún más el ya difícil control de la pandemia.

Qué hace que personas que tienen toda la información disponible no concurran a vacunarse es parte de los misterios insondables de la naturaleza humana, para decirlo en términos amables. Frente a ese escenario la autoridad decidió promover el carné verde que permite grados de libertad mayores en la movilidad para quienes hayan recibido las dos dosis de la vacuna.

La reacción inmediata del Colegio Médico fue de gran escándalo, cómo era posible que con los casos en alza se ampliaran las posibilidades de desplazamiento. Lo que no estaba en sus libros pues, claramente, no han leído Nudge, era la reacción de la población. Frente a la posibilidad de ganar en libertad aparecieron los remolones a vacunarse en masa recuperando rápidamente las altas tasas de vacunación de los primeros días.

El empujoncito dado por el gobierno con el carné verde criticado a la velocidad de la luz por economicista y por atentar contra la salud de la población puede terminar siendo un gran paso hacia la anhelada y esquiva inmunidad de rebaño. Es probable que con el éxito de la medida veamos nuevos “premios” (salir a la calle hoy es un premio) en el futuro para los vacunados en desmedro de los que han decidido -por desidia u otra razón- no hacerlo. Esto debiese hacer reflexionar a los críticos permanentes que ven solo mala fe y descuido en cada medida que se toma. A esta altura varios de ellos más que un empujoncito, empiezan a merecer derechamente un empujón.