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Bandeja de salida

La columna de J.J.Jinks: Crujidera

La columna de J.J.Jinks: Crujidera

En los momentos en que nuestra institucionalidad cruje, miembros del Tribunal Constitucional encabezados por Iván Aróstica deciden congraciarse con la temperatura de la calle y poner al gobierno en jaque apelando a razones emocionales frente al tercer retiro de las AFP.

Por: JJ Jinks | Publicado: Domingo 2 de mayo de 2021 a las 04:00
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Joe Biden tuvo esta semana su primer State of the Union (SOTU para los gringos y su afición por los acrónimos), donde delineó la ruta de su administración. Han quedado atrás el cúmulo de falsedades y teorías conspiratorias elaboradas por Trump y sus acólitos para intentar desconocer la derrota sufrida en las urnas. Hoy toda esa locura colectiva parece solo un mal recuerdo, pero para que eso sucediera y las instituciones estadounidenses prevalecieran frente a este ataque interno hubo hombres y mujeres que cumplieron su deber. Los sistemas abstractos como la república terminan descansando en personas de carne y hueso cuyas acciones determinan lo que sucede con los países.

Así fue como la acción decidida y valiente de funcionarios, en su mayoría del partido del entonces presidente, en estados como Georgia y Arizona fue decisiva para que no se concretaran los planes de Trump, Giuliani & Co. Estos representantes, la mayoría de ellos solo conocidos a nivel estatal, pusieron el pecho frente a todo tipo de presiones y defendieron la limpieza de las elecciones. Eso que parece un mínimo no lo es cuando los llamados acechan y todo tipo de lealtades están en juego. Detrás de esas acciones individuales pudo descansar la democracia norteamericana y salir elegantemente del brete en que la habían metido.

Desgraciadamente, no podemos decir lo mismo por acá. En los momentos en que nuestra institucionalidad cruje, miembros del Tribunal Constitucional encabezados por Iván Aróstica deciden congraciarse con la temperatura de la calle y poner al gobierno en jaque apelando a razones emocionales frente al tercer retiro de las AFP, olvidándose totalmente de las responsabilidades asociadas al cargo que ocupan. Todo esto hecho además con gran publicidad y sin el mínimo decoro.

Han surgido múltiples teorías a partir de su actuar: ajuste de cuentas con el gobierno, rencillas personales con la presidenta del Tribunal Constitucional y por supuesto no complicarse la vida frente a la opinión pública, entre otras. A esta altura poco importan los motivos cuando el daño infringido es enorme.

Hoy la inseguridad jurídica campea, ha quedado instalada la idea de que frente a la presión ciudadana todo es posible. Ya era un penoso espectáculo ver a parlamentarios de todos los sectores buscando migajas de popularidad con sus proyectos y votaciones, pero cuando este actuar se traslada a quienes están llamados a resguardar el cumplimiento de la Constitución, el forado que se le hace al buque es de otra dimensión.

Para salir del marasmo en que se encuentra nuestra democracia no requerimos de héroes, pero sí de funcionarios grises y aburridos como los de Georgia y Arizona que hagan su trabajo y no se dejen intimidar. No pareciera ser mucho pedir cuando la República está en juego.

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