A fines del año pasado tomaron la decisión. Los cuatro socios fundadores del estudio Bofill Mir & Álvarez Jana –Octavio Bofill, Pablo Mir, Alejandro Álvarez y Andrés Jana– desde fines del año venían pensando en separar aguas y dividir el estudio que formaron en 2009 –y que también tuvo como socios históricos a Jorge Bofill y Rodrigo Hinzpeter–, según informó  Diario Financiero.

La razón, explica a DF MAS Andrés Jana, uno de los abogados más emblemáticos de la firma BMAJ, “se debe a un proceso natural”.

Esto, pese a que en la industria se habló de que la división se debía a que este era un estudio que funcionaba como un “matrimonio mal avenido, cuyos socios tenían sus parcelas independientes, y había poco trabajo en equipo”.

Sobre ello, Jana responde: “No, aquello es completamente equivocado, armamos un proyecto muy exitoso con prácticas de primer nivel reconocidas tanto en Chile como a nivel internacional. No hay pelea ni conflicto. Además seguiremos trabajando juntos con ciertos temas compartidos. Tenemos una buena relación y no hay duda de que ella se mantendrá en el largo plazo”.

¿Entonces por qué se separaron?
- No es inusual en el mercado de los abogados que las oficinas tengan cambios, salidas de socios que se van a otras oficinas u optan por independizarse. En nuestro rubro de litigios y disputas, es parte de una fuerte tendencia internacional el armar oficinas focalizadas en conflictos.

-Es un hecho que entre los últimos 3-4 años venían saliendo socios de la firma, entre ellos Rony Zimerman, Rodrigo Quintana y Guillermo de la Jara.
-Pero nuestra oficina estaba amparada en los socios fundadores, y esa práctica se mantuvo incólume. Agradezco a los otros que se sumaron en el camino, y que después, por diversas razones, decidieron armar camino propio. Pero el core de esta oficina fuimos siempre sus socios fundadores y los equipos que nos acompañan. Ahí no existieron cambios mayores más allá de la salida de Jorge (Bofill, en 2013) y Rodrigo (Hinzpeter, cuando entró al gobierno de Sebastián Piñera en 2010).

¿Qué gatilló la decisión ahora?
-Son procesos. Las cosas tienen sus tiempos, nuestra oficina se fue desarrollando, tenemos socios más jóvenes los que fueron creciendo en sus áreas. En particular, el área que encabezo, de conflictos y litigios, es una práctica muy fuerte y especializada, y como tal, fue madurando, alcanzando un nivel de presencia en el mercado nacional e internacional, con reconocimiento de la industria, por años con premios en los primeros lugares de los rankings, y pensamos que era el momento de dar un paso y enfocarnos en esa área única y tener la capacidad de seguir avanzando en Chile y profundizándola fuera del país.

Es una práctica altamente especializada que ha adquirido autonomía, es un paso natural. Para los socios más jóvenes del área de solución de disputas, que vienen creciendo con mucha energía, también es favorable que su área se mueva a una práctica independiente. El proyecto literalmente maduró, y los que integramos esta futura oficina somos yo, Rodrigo Gil, Karen Werner, Carla Dittus, como socios y otros 20 abogados, todos realmente gente extraordinaria.

-¿Qué viene ahora?
- En este momento estoy en París, participando como abogado en un juicio de un cliente internacional no relacionado con Chile que durará las próximas tres semanas. A mi vuelta a Chile, lanzaremos formalmente el proyecto. En la práctica ya estamos funcionando como oficina independiente, mientras afinamos algunos detalles. A nivel personal, obvio que cuando has tenido un proyecto tan exitoso, siempre hay algo de nostalgia. Pero por otro lado, concretar esta idea que venía dando vueltas hace tiempo y que el mercado esperaba, me llena de entusiasmo y de energías renovadas. Y cumplir con el anhelo de formar una oficina de conflictos tanto en Chile como afuera que siga siendo líder.

-¿Y cómo se llamarán?
-Lo estamos evaluando y viendo las distintas alternativas, en esto no hay mucha sorpresa, pero siempre bueno pensar en la marca con la cual tu práctica es reconocida.

-¿Tendrán oficina afuera?
-Sin duda. Es parte de nuestros planes y algo que nuestra práctica ya ha adoptado. El momento apropiado lo mantengo en reserva.