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El estilo de Jorge Grunberg, el nuevo Fiscal Nacional Económico
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No fue sorpresa -ni para sus estudiantes, socios o antiguos colegas- que durante la tarde del martes 9 de mayo Gabriel Boric nombrara a Jorge Grunberg como el próximo Fiscal Nacional Económico, cargo que estaba siendo ocupado, de forma subrogante, por Mónica Salamanca.
El abogado de 42 años sonaba hace meses en este puesto, debido a que, explican conocedores, “le quedó gustando” la experiencia en el mundo público. En particular, fueron dos episodios que lo marcaron: su paso por la Fiscalía Nacional Económica, entre 2012 y 2014, y su rol como asesor de Política de Competencia del Ministerio de Economía en el segundo gobierno de Michelle Bachelet.
En esa etapa tuvo su primer acercamiento al diálogo parlamentario y a la discusión de políticas públicas. “(Yo era) ajeno al mundo político. Sabía que un proyecto de ley como el de libre competencia iba a enfrentar discusiones, intereses y, más allá de la teoría regulatoria, mi falta de experiencia (política) podía ser una desventaja. Pero rápidamente entendí que era importante ganarse la confianza de los parlamentarios, y también aprendí que era importante ser humilde, escuchar, tener flexibilidad para recoger inquietudes y entender que un mensaje presidencial que ingresaba al Congreso no era un paper académico, no tenía por qué ser perfecto”, explicó Grunberg a Felipe Irarrázaval, otrora fiscal nacional económico, en un podcast del Centro de Competencia de la UAI.
A lo que se refiere Grunberg es a una de las mayores reformas a la libre competencia, donde, entre otras cosas, se estipularon las más altas multas a nivel mundial para los delitos de colusión. “Yo estaba bastante convencido de que era importante recoger la tipificación penal de la colusión porque conocía la experiencia americana y entendí que esto era importante para darle viabilidad al proyecto”, indicó en el podcast, grabado en diciembre de 2021.
Aprendiz de Eyzaguirre y Lizana
Quienes lo conocen, explican que es una acertada elección por parte del gobierno. Por un lado, tiene pergaminos académicos y laborales suficientes: trabajó en tres de los estudios jurídicos más grandes de Chile (Carey, Claro y Cariola); fue consultor internacional antimonopolios de la Federal Trade Commission, y estudió en dos de las escuelas de Derecho más prestigiosas de EEUU, Harvard y NYU.
Y por otro, es descrito como alguien muy mesurado y autor de textos académicos muy bien explicados. En el podcast Felipe Irarrázaval lo define como alguien con una amplia “capacidad analítica y seriedad intelectual, precisión en el lenguaje escrito y hablado, y profundos conocimientos de esta ciencia oculta que se llama libre competencia”.
Mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Chile, Grunberg se interesó por la temática de libre competencia. Fue alumno y ayudante de Domingo Valdés y Patricia Núñez, quienes fueron sus profesores de Derecho Económico. También se interesó en materia civil, atendiendo a las clases de Francisco González Hoch.
Al salir de la universidad (como segundo de su generación) trabajó en Carey en libre competencia. Ahí, explicó Grunberg a Irarrázaval en la entrevista, fue aprendiz de Claudio Lizana. “Me enseñó pragmatismo”, dice durante la conversación grabada. Mientras que en Claro (estudio al que llegó en 2007), tuvo como jefe a Cristóbal Eyzaguirre, quien, dice, le inculcó el “rigor y la atención máxima a los detalles”.
Desde 2008 es profesor de Derecho Económico en la Universidad de Chile. Ex estudiantes comentan que “sus clases son muy claras” y que en los exámenes orales puede guiar a algunos alumnos cuando están perdidos con la respuesta.
Durante la segunda vuelta presidencial Grunberg en su Twitter -en el cual no ha tuiteado nada desde julio de 2022- compartió un hilo ajeno con razones para votar por Gabriel Boric.
En sus tiempos libres le gusta la cocina, y según confidenció en el mencionado podcast, sus restaurantes favoritos son Rivoli o el Baco. Los platos de la cocina chilena que le gustan son los de temporada, como el pastel de choclo, además de la gastronomía peruana.
Sobre el sello que le quiere implementar en la FNE, cercanos explican que, al tener estudios superiores en Estados Unidos, podría profundizar la utilización de tecnologías y activar la persecución de delitos.
También últimamente se ha interesado en el interlocking, el cual, según describió en un informe reciente, “genera la posibilidad de que se elimine la independencia con que los competidores deben adoptar sus decisiones”.