Coffee break
El tradicional bar Berri de Lastarria no cerrará sus puertas
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La noticia impactó en noviembre de 2021 a los vecinos del barrio Lastarria. El tradicional bar Berri, ubicado en la calle Rosal 321, cerraba definitivamente. La venta del inmueble donde está ubicado el local, marcaba el fin de una historia de 36 años.
Sin embargo, a casi un año del anuncio, el bar se mantiene abierto. Su dueño, Eduardo de Azcuénaga (75), cuenta que los extranjeros que habían firmado promesa de compraventa por la casa a fines del año pasado, finalmente se arrepintieron y decidieron no seguir con la transacción, previo pago de una multa. De esta manera, los dueños del inmueble, familiares de De Azcuénaga, decidieron seguir arrendándole el bar a su habitual inquilino.
Sin embargo, la propiedad sigue a la venta. Por lo mismo, el segundo piso del bar, que De Azcuénaga restauró y donde tenía instalado un salón con vitrales, lámparas de lágrimas y grandes espejos, no volvió a abrir. “Por la venta me hicieron desarmar todo el segundo piso, que era maravilloso. Pero nunca cerré, estuve a medio abrir en la pandemia y ahora ya abrí de cuajo, está renaciendo un poco el barrio, pero perdí todos mis ahorros, que eran mi jubilación”, dice.
Cuenta que el estallido social lo golpeó fuerte y que en las últimas semanas ha percibido un regreso de la violencia los días viernes. “Yo creo que retomaron este tema de ir a pasarlo bien a Plaza Italia y por alguna razón que desconozco, tienen una fijación por la calle Lastarria. El otro día llegaron mocosos de 15 y 16 años con mochilas con piedras”, dice.
“La PLR ya me la dieron. Si se vende la casa, me tendría que ir y reinstalarme, tengo mucha energía y garra. Todavía soy cocinero, lavacopa, friega pisos, voy a seguir, hasta que las velas no ardan”.