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La mujer detrás de la moderación de Castillo
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En un necesario giro para calmar la incertidumbre del mercado, un día después de que consolidara su ventaja frente a Keiko Fujimori, el candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, emitió una de sus declaraciones más claras y concretas sobre lo que sería el manejo económico en su gobierno.
“Respetaremos la autonomía del Banco Central de Reserva… no hemos considerado en nuestro plan económico estatizaciones, expropiaciones, confiscaciones de ahorros, controles de cambios, controles de precios o prohibición de importaciones”, se lee en el comunicado.
Una declaración que no se alinea con el perfil de Castillo, un profesor sindicalista respaldado por un partido marxista. Lo que se percibió como una “moderación” fue el resultado de la alianza de Castillo con Verónika Mendoza, líder del partido de izquierda progresista Nuevo Perú.
Antropóloga de 40 años, de nacionalidad peruano-francesa, Mendoza quedó sexta en la primera vuelta, como candidata de Juntos por el Perú. Un duro golpe político, tras haber quedado tercera en las elecciones pasadas, detrás de Pedro Pablo Kuczynski y Fujimori.
Mendoza ha sido calificada de izquierda radical, pero ella rechaza la definición, que atribuye a su agenda progresista, en un país mayoritariamente conservador. Tras la alianza con Castillo, forjada con el objetivo de vencer al Fujimorismo, Mendoza aportó al profesor con su equipo económico, liderado por el economista Pedro Francke, profesor de la U. Católica de Perú.
Al igual que Francke, desde su primera aventura presidencial, Mendoza ha defendido la necesidad de estabilidad fiscal y monetaria, así como el rol de la empresa privada.
Se puede notar la mano de Mendoza en el comunicado de Castillo en la referencia al diálogo con “empresarios honestos”, que es una definición que entregó durante su campaña en la primera vuelta electoral.
La alianza con Mendoza le aporta a Castillo el respaldo de un sector de la izquierda que le era ajeno por sus posturas conservadoras, contra el aborto, el matrimonio igualitario o el reconocimiento de género; también le da el respaldo de una izquierda más institucional.
A diferencia de Castillo, que tiene sus bases en comunidades rurales, Mendoza ya ha sido congresista (2011-2016) y se mueve en las redes políticas de Lima.
Sin embargo, el exministro de Economía Alfredo Thorne considera que la alianza con Mendoza no será suficiente garantía para que Castillo (y el equipo económico liderado por Francke) pueda llevar adelante las reformas que ha planteado hasta ahora.
Juntos por el Perú tiene cinco escaños en el Congreso y Perú Libre 37, aún por debajo de los 45 que tendría el bloque de derecha liderado por Fuerza Popular de Fujimori.
Pero antes habrá que ver qué sucede con la definición del gabinete. Esa será la primera prueba de la influencia de Mendoza, quien buscará poner a Francke y otros economistas “moderados” en puestos clave. De ello puede depender la supervivencia del primer gobierno de izquierda del Perú en una década.