De que viene, viene, dicen en el mercado sobre el tan anunciado arribo de Apple Pay a Chile, la billetera virtual de la fabricante del iPhone que permite pagar con el teléfono o el reloj directamente en comercios físicos.

El problema es que para que eso suceda deben estar coordinados los emisores de las tarjetas (los bancos principalmente), los comercios (sobre todo grandes cadenas de retail, restaurantes y supermercados) y el adquirente, que en este caso se trata de Transbank. 

Todo estaba encaminado para que en octubre partiera la operación. Tanto así, que fue el propio Claudio Melandri, presidente de Santander en Chile, quien anunció por LinkedIn que a fines de este mes arribaría Apple Pay. 

Pero casi al mismo tiempo que daba esa noticia, desde Cupertino, California, decían que todavía no estaba todo OK y que aunque se mantiene como fecha de lanzamiento el último trimestre de este año, el “día D” estaría más cercano a diciembre que a octubre. 

Las razones de la demora en salir con esta solución de pago son que no todos avanzan a las mismas velocidades que espera Apple, que además ha sido particularmente exigente con sus contrapartes, cuidando cada detalle. Faltan comercios, sobre todo grandes, que actualicen su sistema de pago, algunos bancos no tienen todo afinado para enrolar las tarjetas de crédito en los teléfonos y hasta se ha sabido que Apple ha alegado por elementos estéticos de los dispositivos de pago que se usarán. 

Es más, la semana pasada estuvieron en Chile un reducido grupo de ejecutivos que volaron desde EEUU a Santiago. Aquí se reunieron con bancos, grandes cadenas de comercio y con Transbank.