Hace unos días, la presidenta ejecutiva del grupo Santander subió una foto en que se la ve saludando al Rey Felipe, la Reina Letizia y las dos princesas en la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias.

El siguiente texto acompaña la foto: “Han pasado más de 40 años, y España, el mundo y los premios han progresado, pero también han cambiado como señalaba esta tarde S.A.R. la Princesa Leonor. En 1981 no imaginábamos las posibilidades del deep learning o que se pudieran levantar catedrales de papel y cartón. Hoy, premiamos a quienes lo han logrado...”

Ana Botín está usando intensamente Instagram (en los últimos siete días ha publicado tres veces fotos y textos). Tiene 53 mil seguidores y ha posteado más de 400 veces. Solamente sigue a 45 cuentas, pero tiene esta lista en modalidad reservada y no es posible saber quiénes están en el selecto grupo.

Los ejecutivos del Santander comentan que es clave seguirla en la red social y que muchos de sus post son circulados en grupos internos. Esto porque suele asociar a fotos, textos que reflejan su mirada de diversos temas y el apoyo a las áreas del grupo.

“No hay duda que Ana es la que lleva el timón del grupo y toma las decisiones de cambios de altos ejecutivos directamente, por eso cada cosa que dice puede ser un mensaje. O quizás no (se rie) pero hay que estar atentos”, cuenta una ejecutiva española.

Según contó en una reciente entrevista, fue su sobrina y ahijada Carmen, hija de su hermana, la que le inculcó el uso de Instagram hace unos tres años. En 2021 la presidenta del Santander anunció en la misma red que estaba preocupada de la presión de los “likes” en las mentes de los adolescentes, entonces “de ahora en adelante, voy a deshabilitar la opción de que mis likes sean públicos”.

Para justificar esta decisión citó las investigaciones de Facebook destapadas por ‘The Wall Street Journal’ en las que el 32% de las mujeres jóvenes admite que cuando se siente mal sobre su cuerpo, Instagram le hace sentir peor.

“Contar likes les genera ansiedad por no llegar al estándar de popularidad de la persona a la que admiran, según revelan varios focus groups que hizo el propio Facebook”, agregó en esa ocasión. El post fue uno de los que más engagement generó desde que inició su perfil.

Al revisar el registro de Instagram se puede ver que también postea en inglés e intercala fotos personales, con su marido por ejemplo, o de deportes que sigue, como una foto del partido final de Roger Federer con Rafael Nadal comentando cuánto se echará del menos al sueco en el circuito profesional.

También recomienda libros. Un ejemplo, para el pasado verano europeo comentó que estaba leyendo The Authoritarian Gap, de Mary Ann Sieghart. Y escribió: “¿Sabíais que en EEUU las juezas del Tribunal Supremo son interrumpidas cuatro veces más que los hombres? ¿O que en Reino Unido los padres dan 8 puntos más a sus hijos que a sus hijas cuando les piden que calculen su CI?. Sieghart define la brecha de autoridad como la tendencia casi universal a subestimar las capacidades y la autoridad de las mujeres, argumentando que se trata de “la madre de todas las brechas de género”.

La ejecutiva española citada anteriormente resume: “Eso es claramente un mensaje, de que no va a dejar pasar sesgos de género en el grupo y es bueno reforzar esas directrices, aunque por Instagram”.