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¿Qué fue de las “Bachemelenas”?
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¿Qué fue de las “Bachemelenas”?
Buena parte de las “bachemelenas” se conocieron en la Fundación para la Protección de la Infancia Dañada en Estados de Emergencia (Pidee) durante la dictadura, donde Bachelet llegó a trabajar como doctora tras egresar de la Universidad de Chile en 1983.
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“Bachemelenas” fue como se conoció al grupo de amigas que junto a Michelle Bachelet compraron a mediados de los años ‘80 un terreno en Caburgua, donde luego construirían sus viviendas cerca del lago. Es el mismo lugar donde la exPresidenta está ahora de vacaciones, desconectada del mundo, pero pensando sobre su futuro político luego de que su nombre ha vuelto a sonar como candidata presidencial, manteniendo en ascuas a la izquierda.
Buena parte de las “bachemelenas” se conocieron en la Fundación para la Protección de la Infancia Dañada en Estados de Emergencia (Pidee) durante la dictadura, donde Bachelet llegó a trabajar como doctora tras egresar de la Universidad de Chile en 1983.
Su ingreso allí fue facilitado por María Eugenia Rojas, una de las fundadoras y luego directora de Pidee. Bachelet, en todo caso, la conocía de antes: Rojas era una de las amigas más cercanas de su madre, Ángela Jeria, vínculo que ambas heredaron de sus padres (el escritor Manuel Rojas y el comerciante Máximo Jeria, quienes mantuvieron una estrecha amistad por años). María Eugenia, que murió en 2016, formó parte de las “bachemelenas”, así como también sus dos hijas: Estela y María Luisa Ortiz.
Estela, parvularia, se desempeñó como vicepresidenta de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji) durante el primer gobierno de Bachelet (2006-2010); y a partir de 2014, en el segundo mandato presidencial de su amiga, fue secretaria ejecutiva del Consejo Nacional de la Infancia. En 2018 se integró a la Fundación Horizonte Ciudadano, creada por Bachelet ese mismo año. Allí estuvo hasta 2024, tras el término de un proyecto que ella comandaba en Bío-Bío. Su hermana María Luisa -Licha, para sus cercanos- es bibliotecaria documentalista, desde 2006 a 2009 fue asesora en la Comisión Presidencial para las Políticas de DDHH y desde el 2010 trabaja en el Museo de la Memoria, donde es jefa del área Colecciones e Investigación.
Otra “bachemelena” es la periodista María Rosa Verdejo, quien fue jefa de documentación de Pidee y luego su directora por seis años. Ha trabajado en distintas instancias relacionadas a los derechos humanos, como la Comisión Valech y Amnistía Internacional. Ha publicado varios libros sobre el tema. El último, lanzado el año pasado, se llama Brigadas de Salud. Resistencia y Solidaridad. Estallido social - Octubre 2019. Actualmente pertenece al colectivo Bordadoras de Villa Frei. Sus cercanos la llaman Toti. En estos días está en Caburgua, igual que Bachelet.
La “bachemelena” más desconocida es la parvularia Sandra Correa. Un reportaje de 2006 en La Nación sobre la vida de la Presidenta Bachelet, decía que Correa se desempeñaba entonces como su maquilladora. Cercanos a ella cuentan que aún sigue trabajando en maquillaje, especialmente para fotografias. También se dedica a los tejidos y al vestuario.
No pocos incluyen entre las “bachemelenas” a la propia Ángela Jeria (fallecida en 2020). No sólo por la estrecha cercanía con su hija, sino porque fue una de las principales promotoras de comprar un sitio en Caburgua: fue de las primeras en visitarlo.
Quienes conocen a la exPresidenta destacan que siempre ha estado rodeada de mujeres cercanas y de confianza. A las “bachemelenas” de los ‘80, han seguido varias. Algunas han permanecido en su círculo, con otras se han distanciado. En su primer gobierno, por ejemplo, estuvo María Angélica “Jupi” Álvarez, su jefa de Programación en La Moneda. Luego, Paula Walker, quien la acompañó en su primera incursión presidencial, después en ONU Mujeres y más tarde como Directora de Comunicaciones en el segundo mandato. La lista incluye también a su ex jefa de prensa Haydée Rojas. Y a un grupo de mujeres que han colaborado con Bachelet y varios llaman “sus discípulas”: Ana Lya Uriarte, María Eugenia Paris y Paula Narváez, actual embajadora ante la ONU.